Susana Maceira, productora

"El niño de barro" se presentó en Pantalla Pinamar

15-XII-06

Una de las coproducciones más ambiciosas entre la Argentina y España que se verán el próximo año es sin duda "El niño de barro", un film de época ambientado en la Argentina de principios del siglo XX, cuya historia encuentra su origen en un asesino conocido como "El petiso orejudo", quien goza del funesto título de ser el primer niño en cometer crímenes en serie. Maribel Verdú y Daniel Freire son los protagonistas de esta cinta, que dirige el español Jorge Algora.

Las primeras imágenes de "El niño de barro" dan cuenta de un film inclinado a lo que se entiende como un thriller psicológico, que ostenta una cuidada reconstrucción de época. La historia se desarrolla en el Buenos Aires de 1912, allí tienen lugar una serie de brutales asesinatos de niños, que estremece a la ciudad. Mateo, un niño de 10 años, tiene visiones. En su mente puede ver esos sucesos, lo cual provocará que la gente comience a sospechar que él es el culpable de tales hechos, por lo cual deberá enfrentarse a sus temores y conducir a la policía a la verdadera mente criminal tras esas muertes.

"La inspiración son los crímenes de Cayetano Santos Godino, "El petiso orejudo", pero sin embargo hacemos una pirueta en el aire, de tal forma que nuestro protagonista no es el criminal en serie, sino una de sus víctimas", explicó Algora en Pinamar, quien ofreció más detalles sobre el tratamiento de este tema tan complejo: "La película tiene un fondo duro, el espectador se va a inquietar. Es un ejercicio de violencia en off, no vamos a ver nada desagradable, pero sí lo vamos a sentir. Y hay un tema que está ahí en la puerta, que es la violencia sobre los niños. Se está trabajando mucho sobre la violencia contra las mujeres, muchas películas han abordado este tema. La violencia sobre los niños es algo que tenemos que empezar a atacar. Creo que la época le da el matiz suficiente para distanciarnos y que no sea tan duro para el espectador".

Muchos de los intérpretes del film son niños que deben sufrir traumáticas y violentas situaciones, por lo cual se debió extremar el cuidado en el trabajo con ellos. "Se contrató a un equipo de psicólogos para hacerles entrar en determinadas situaciones a través del juego. No fue violento porque todo estaba previamente trabajado con ellos. Ahora me encontré con uno de los niños, y me dio un abrazo impresionante; recuerda la película, pero desde un lado lúdico, no me hablaba de muerte ni nada. Los niños lo trabajan todo desde otro lado, mucho más motivados a jugar que a sentir presión, y si el entorno no les genera esa presión realmente no les afecta".

Con Juan Ciancio, quien dio vida a Mateo y por ende tiene situaciones muchos más comprometidas, debiendo desarrollar una serie de emociones de alta complejidad, el seguimiento fue mucho más cercano e incluso continuó tras el rodaje. "A Juan Ciancio se le siguió haciendo una revisión para ver cuál era el impacto que la película había dejado en él, y la psicóloga ha dicho que la experiencia fue muy positiva para él".

"El niño de barro" es una coproducción entre las españolas Adivina Producciones, Castelao Producciones e Iroko Films y la argentina Pol-Ka, que se ha rodado íntegramente en la Argentina, en localizaciones de San Antonio de Areco y Buenos Aires. Contando con el apoyo del INCAA, Ibermedia, ICAA y la Xunta de Galicia, su presupuesto alcanzó casi los 2,9 millones de euros. De acuerdo a las previsiones de sus productores, el estreno comercial sería en marzo de 2007 en la Argentina y unos dos meses después en España.

Como "grande e intensa" describió Algora a esta película, que considera que su trama concluye en "una sensación de satisfacción y de reflexión".
© Cynthia M. García (Pinamar)-NOTICINE.com
Otra imagen del film

La Habana 2006: “El cielo de Suely”, favorita para llevarse el Coral

14-XII-06

“El cielo de Suely” es lo nuevo de Karim Ainouz, cineasta brasileño que cuenta a su haber con la participación en el guión de notables películas de su país tales como “Abril despadaçado” (Walter Salles), “Cidade baixa” (Sergio Machado) y la propuesta de este mismo año al Oscar, “Cinema, aspirinas e urubus” (Marcelo Gomes). En la dirección debutó con “Madame Satá” (2002), premiada en varios festivales importantes, y ahora con esta obra se apunta como gran candidato a vencer en la actual edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

Ainouz con “El cielo de Suely”, ante todo, confirma lo que esos títulos donde trabajó en la escritura ya demostraban: la condición de excelente guionista de este realizador nacido en 1966, pues mientras transcurre el metraje de la obra que ahora compite en el Festival habanero, uno se da cuenta de lo bien armado y sólido del texto prefílmado.

La trama sigue a Hermida, sensual muchacha que regresa al pueblo natal con su pequeño hijo, y al poco tiempo comprueba que ha sido abandonada por el marido; enrolada en el torbellino de la rutina (bailes nocturnos, pobreza en la casa de su abuela y su tía...) ella quiere salir de allí para mejorar su vida y para eso organiza una rifa sui generis: a sí misma; aclara que no es una puta, porque las tales andan con muchos hombres, ella sólo lo hará con uno a quien hará pasar “una noche en el paraíso” (sic).

Lo original de la historia salta a la vista, coronada por un desenlace que lleva al sumum tal condición, pero ello poco sería sin la maduración de ese carácter a lo largo de la historia, la relación con los otros (familiares, amigos, el antiguo novio, las ofendidas gentes del pueblo ante su insólita propuesta) y las sabiamente elaboradas situaciones y soluciones dramáticas.

Al plasmar todo esto en la pantalla, Ainouz supera en buena medida los errores cometidos en su, no obstante, apreciada cinta anterior: si “Madame Satá” aterrizaba en redundancias, innecesarias muestras de sexo explícito y ciertos tropiezos narrativos, esta las supera o al menos mejora la representación. Hay un montaje bien pensado, lo cual no evita, sin embargo, que el desarrollo del conflicto demore innecesariamente en la primera media hora, o que aparezcan escenas (los encuentros con la amiga o el novio, digamos) que se reiteren; el tempo es deliberadamente lento, lo cual permite que el desarrollo del conficto se exprese adecuadamente y sea interiorizado por el espectador.

Así mismo ayuda la fotografía de un maestro, Walter Carvalho ("Cazuza, o tempo nao para"), sensible en la captación de la mediocridad existencial del pueblecito, para lo cual se detiene fundamentalmente en la penumbra, y también en la música equilibrada y sutil, que emerge sólo en aquellos momentos donde dramatúrgicamente es necesaria.

El acápite actoral también sobresale, no sólo por la encantadora Hermila Guedes (buena propuesta para el Coral femenino) que une sensualidad y sensibilidad, ductilidad y mesura, sino por sus compañeros de elenco (María Meneses, Zita Matos, Joao Miguel...), ajustados a sus roles y a la evolución del conflicto.

En fin: una propuesta sustanciosa , sólida, a la que difícilmente se despojará del Primer Coral en esta edición del 28 festival habanero que ya vive sus horas finales.
© Frank Padrón (La Habana)-NOTICINE.com
Ana Cuerdo

"Visitante de invierno", terror argentino de exportación

14-XII-06

El cine argentino es poco adepto al cine de género, una carencia que los nuevos realizadores están intentando suplir, como es el caso de Sergio Esquenazi, quien presentó en Pantalla Pinamar su largometraje "Visitante de invierno", una coproducción argentino-española que se enmarca dentro del terror, en lo que se adelanta como el primer film de relevancia de este género en el cine contemporáneo, que bien podría marcar precedente.

"Visitante de invierno" se presentó en Pantalla Pinamar como parte de los Work-In-Progress, donde se adelantan films en distintas etapas de producción, que su mayoría se lanzarán comercialmente en el próximo año. La cinta, precisamente, fue rodada casi en su totalidad -con la salvedad de una escena- en Pinamar, ciudad cuyos misteriosos y mágicos bosques sirvieron de inspiración a Esquenazi, quien dio forma al guión en este balneario en sólo cinco días. Este es el tercer largometraje para el director, pero el primero en español, ya que sus anteriores trabajos -"Dead Line" y "Bone Breaker"- fueron realizados en inglés para el mercado estadounidense.

Horacio y Esteban Mentasti, legendaria familia ligada con el cine local, son los productores de este film a través de Cinemagroup, compañía que busca realizar largometrajes de calidad con posibilidades de comercialización internacional. El argentino Santiago Pedrero ("Nadar solo") y la española Ana Cuerdo ("Para que no me olvides") son los protagonistas de esta cinta que se estrenará en marzo o abril, sobre la cual dialogamos en exclusiva con Esquenazi.


- ¿Cuál es la historia central de "Visitante de invierno"?
Trata sobre un muchacho de unos 20 años, Ariel, que luego de un intento de suicidio le recomiendan un lugar tranquilo. Se muda con su madre y su hermana a un pueblo veraniego, que en invierno está prácticamente desierto. A él le encanta la astronomía, tiene su telescopio, a través del cual empieza a ver cosas que pasan en una casa abandonada lejana, pero del pueblo. Tiene sus problemas emocionales, ve a un psiquiatra en el pueblo. Entonces la película lidia con que si lo que está pasando es verdad o no, con que si la gente le cree o no, y cómo este chico se maneja para tratar de resolver algo terrible que pasa. Es bastante cruento porque tiene que ver con cosas que le pasan al chico.

- La historia la escribió en Pinamar, donde luego la rodó, ¿De qué manera surgió la trama?
El lugar generó la historia. Yo no tenía nada pensado antes de venir a Pinamar esa vez. Surgió capturado por estos bosques infinitos, medio mágicos, que dan miedo...Poco a poco escribí unos bocetos, que sabía que iban a tratar sobre la vida y la muerte, la reencarnación...Fui delineando los personajes y escribí el guión en cinco días.

- Esta es una película de terror, un género del que todavía en Argentina se reniega, pese a que hay varios directores jóvenes intentando hacerlo, aunque no logran llegar a las salas comerciales, ¿Tuvo dificultades para conseguir el crédito del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), y por qué le parece que el terror no se explota a nivel nacional, siendo uno de los géneros más redituables del cine actual?
Se escribió el guión, se presentó al INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), se declaró de interés y acá estamos, fue todo muy rápido. Yo creo que el guión tiene algo que nos llevó a hacer todo muy rápido, los productores se fueron a España y volvieron con dos productoras que se peleaban por el guión. No es común que pasen ese tipo de cosas. Con respecto a la segunda pregunta, creo que el terror es un género muy subestimado en Argentina. Hay gente talentosa que maneja el género. Somos pocos, nos conocemos todos. ¿Por qué no están filmando una película así? No lo sé. Yo sé que el género es bastante rechazado. El cine argentino maneja más el costumbrismo, la cosa social...que está bien, hay muy buenas películas sobre eso. La respuesta no lo sé. Esperemos que mi película aporte y le abra las puertas a otros chicos.

- ¿Cómo se decidió por otorgar el protagónico a Santiago Pedrero?
Hice unos seis castings, pero Santiago me gustó desde que lo vi. Vi otros buenos actores, pero él tiene algo de Ariel, que por ahí otro buen actor tendría que estar dos meses para llegar a lo que él ya tiene. Aparte es un actorazo. Es un pibe muy serio, que es más grande pero parece más chico, o sea, que tiene una experiencia mayor para interpretar a un pibe de 22 años, porque sería muy difícil que un pibe de esa edad tenga la experiencia que él tiene, que tiene 27. Viene de hacer mucho teatro, y se toma su carrera muy en serio. Y se tomó esto muy en serio.

- ¿Y en el caso de Ana Cuerdo?
Cuando vi el casting de ella sentí que me transmitía algo cuando decía las palabras, no sentí que estaba diciendo un diálogo. Que tenía una sensibilidad que al actuar y al hablar me llegaba. Sentía lo que decía. Lo confirmé rodando. Y es una chica que la cámara la quiere también.

- ¿Tuvo limitaciones al rodar?
Sí. Todas. Es una película de 45 días y yo tuve 28 días. Fue un rodaje muy intenso, muchas cosas no pude hacer, pero estoy satisfecho. Lo importante es que con lo que tenés hagas lo mejor posible. Nos esforzamos 110 por ciento todos para que sea una buena película, independiente de que sea una película de terror.
© Cynthia M. García (Pinamar)-NOTICINE.com
Pablo Aguilar

Suiza y Argentina estrechan vínculos en Pantalla Pinamar

13-XII-06

El tercer encuentro argentino-europeo Pantalla Pinamar tiene como una suerte de país invitado a Suiza, cinematografía que ha desembarcado en el certamen a través de tres películas, dos estrenos ("Endiabladamente enamorado" y "Cuando llegue mi hombre") y un clásico que ha sido nominado al Oscar ("El barco está lleno"), que ha resultado una grata sorpresa para el público local, ya que sus films son lo mejor que se ha visto hasta el momento en este Festival.

El cine suizo está representado aquí por medio de Francine Bruchner, directora de Swiss Films, entidad cultural que se encarga del fomento y divulgación de esta cinematografía. "Suiza es un país muy pequeño con 7 millones de habitantes. Para complicarlo aún más hay tres regiones con distintos idiomas. Entonces cada región tiene las películas de su propio idioma", explica Bruchner, agregando que "la producción más importante de cine se encuentra en Zurich, que es donde se habla alemán".

Como muchos países de Europa, Suiza cuenta con el apoyo de instituciones como la European Film Promotion, a lo que se agrega la ayuda del estado para la realización de películas. "En Suiza los fondos vienen del Fondo de cultura que se encuentra en Berna. El fondo total es de 42 millones de francos suizos, pero el dinero que se usa para la producción de películas es de 37 millones. El resto está subvencionado por instituciones culturales como Swiss Films. También se usa para apoyar o financiar los festivales de Suiza".

El país tiene una producción anual que oscila entre las 15 y 18 películas, de las cuales tres "son bien caras". Este 2006, esas cintas bien caras fueron dos títulos con temas de interés local: la historia de la línea aérea Swiss Air y la adaptación de un libro infantil. La primera tuvo un presupuesto de 6 millones, atrayendo a 200.000 espectadores; mientras que la segunda tuvo un coste de 8 millones, siendo vista por unas 500.000 personas.

Una de las medidas que ha tomado Suiza en los últimos tiempos para atraer al público local fue volcarse al género de la comedia, que ha demostrado ser de gran demanda. "En todas partes de Europa prevalece el cine americano. Pero cada vez más, en países grandes como Francia o Alemania, se nota que el público prefiere ver las películas locales. Sólo que esas películas son siempre grandes comedias", dice Bruchner, quien afirma que gracias a ello el porcentaje del cine nacional creció del 2 % al 6 %, aumentado en este año al 8 %.

No tan esperanzador es el panorama para Peter Luisi, realizador de "Endiabladamente enamorado", que afirma que "no es rentable hacer cine en Suiza porque hay solamente siete millones de habitantes y si uno hace una película no gana dinero". Sin embargo, el realizador ha encontrado en estas tierras motivos para ser feliz, ya que ha sido la película más ovacionada del Festival e incluso generó el interés de una distribuidora de origen estadounidense para su estreno local. Es que esta historia tiene bastante conexión con la Argentina, ya que la misma sigue a un estudiante argentino que es confundido con un director de cine y entonces decide aprovechar la situación para conquistar a la actriz de la que se enamoró.

Pablo Aguilar es el actor de "Endiabladamente enamorado", quien se está forjando su carrera en el cine suizo, a pesar de tener deseos de volver al país. "Lo que más quiero es que mi carrera se divida entre Suiza y la Argentina. Mi familia pudo ver mi última película en cine y no en DVD como está acostumbrados desde que viajé. Quiero probarme en casa y para eso tengo un proyecto para filmar una película con personajes que se interrelacionan estando uno en Suiza y otro en la Argentina", detalla.

Quizá el proyecto de Aguilar pueda ser el primero de esa alianza entre el cine suizo y el argentino que parece estar destinada a acontecer, luego de estrechar vínculos a orillas del mar.
© Cynthia M. García (Pinamar)-NOTICINE.com
Mariposa negra

La Habana 2006: La competencia arrecia

12-XII-06

Cuando ya la edición 28 del Festival cubano entra en su segunda y final semana, puede decirse que se ha visto prácticamente todo lo que opta por los corales en las diversas categorías, los cuales serán entregados el viernes 15 en la habitual ceremonia de clausura, que coronará con broche (al parecer) de oro mediante la exhibición de “Volver”, la galardonada cinta de Pedro Almodóvar.

Pasando balance, es sin dudas Brasil el que lleva la delantera no tanto cuantitativa (lo iguala en este aspecto, o quizá hasta supera, Argentina) sino en lo verdaderamente definitivo: la casi pareja calidad de lo que compite.

Es, sin embargo, un título de los coterráneos de Borges quien, a juicio de este crítico, posee todas las cualidades para ser el gran triunfador: me refiero a “El custodio”, de Rodrigo Moreno, que ya tuvo reconocimientos en Sundance, Berlín, Guadalajara y Ceará. La historia de ese hombre que vive prácticamente una vida ajena (la del ministro que cuida a tiempo casi completo) es focalizada por el joven director (participante en la realización compartida de “Mala época” y “El descanso”) con un virtuosismo estético que la convierte en la más cuidada y elaborada de las propuestas festivaleras, en lo cual rivaliza quizá con la local “La edad de la peseta”, de Pavel Giroud.

La cámara, generalmente en subjetiva desde el protagonista, diseña encuadres y ángulos que portan su evolutiva visión, que va de mecanicista y pragmática, como su oficio, hasta la concientización de la propia ruina que lo lleva a la decisión final; para ello se apoya además en una fotografía matizada, donde el claroscuro y la profundidad de campo abundan; el desempeño de Julio Chávez hace el resto: calculado pero a la vez espontáneo, certero y preciso, sería también un probable candidato al Coral de actuación masculina.

Del resto de Argentina sobresale “El camino de San Diego”, donde Carlos Sorín (“Bombón, el perro”) prosigue su poética del campesino patagónico: la sencillez y bondad naturales de esas gentes del interior que no sólo tienen sueños e ilusiones como cualquier urbano, sino que son capaces de llevar los mismos hasta el final, en este caso se trata del viaje (otra invariante “soriniana”) de un joven vecino de Misiones hasta la capital para llevar al accidentado Maradona una raíz tallada en la que cree descubrir un parecido indudable con el mítico deportista; aunque algunos lo ponen en duda, aunque el trayecto es largo y azaroso, el muchacho emprende el “peregrinaje”, lo cual permite a Sorín, una vez más, detenerse en el paisaje, sobre todo humano. Más de lo mismo, sin dudas, pero siempre este director nos sorprende con estos sensibles recorridos por el hombre que habita en las afueras de la gran urbe bonaerense.

Hablaba de Brasil, y en efecto, casi todas sus cartas de presentación son atendibles, con la excepción de “El mayor amor del mundo”, del veterano Carlos Diégues (“Tieta de Agreste”), porque la retrospectiva de un maduro astrofísico con enfermedad terminal que fuera adoptado en su niñez hacia la búsqueda de su madre biológica, carece de la fuerza y la consistencia que los primeros fotogramas prometían, y el prestigio de su director, uno de los imprescindibles del Cinema Novo y más allá de aquel significativo movimiento de los 60, hacían esperar. Lleno de torpezas y redundancias narrativas, de personajes innecesarios y de lugares comunes, “Cacá” Diégues decepciona.

No así Ricardo Elías, cuya pieza “Los doce trabajos” convence desde su sencillez formal y su pericia para introducirnos en el mundo de los mensajeros motorizados de Sao Paulo, mediante un joven negro que sale de un reformatorio y encuentra ese empleo: a través de sus recorridos, visitamos vidas y situaciones que desde su imaginación vívida seguimos con interés.

Menor en alcance, “Antonia”, de Tatá Amaral (“Un ceu de estrelas”), sigue a cuatro jóvenes negras cantantes de hip hop que en las afueras de la misma ciudad donde se enmarca el filme anterior, arrostran la hostilidad del medio para desarrollar su talento. El problema aquí es la pobreza del guión, que no aprovechó las posibilidades del sujeto y los personajes diseñando situaciones forzadas y aterrizando en previsibles soluciones, a pesar de lo cual, la cinta se deja ver gracias a las notables actuaciones, la ligereza narrativa y la rica banda sonora que siempre traen las películas brasileñas.

Descalificadas (imagino lo ha hecho ya el jurado que preside el argentino Tristán Bauer, director de “Iluminados por el fuego”) quedan las insufribles “El cielo dividido”, del mexicano Julián Hernández, pieza gay torpemente contada y larga por gusto, y una que no lo es menos a pesar de que la firma alguien tan prestigioso y consolidado como el peruano Francisco Lombardi (“Ojos que no ven”): “Mariposa negra”, en la misma onda policíaca de sus últimas cintas.

La participación local se ubica casi toda en el apartado de óperas primas, donde tiene grandes posibilidades “El Benny”, de Jorge Luis Sánchez, la bien recibida biopic sobre el ídolo cubano de la canción popular Benny Moré y que, reservas aparte, permitió a su director, anteriormente movido en el documental, un notable inicio en la ficción.

Bastante retórica, con un guión cargado de sentencias filosóficas que lo debilitan, “La pared”, de Alejandro Gil, sobre un joven que se autoencierra deseando enterrar su pasado, logra sin embargo una sólida ambientación y varias actuaciones destacadas; sin dudas la más polémica de las propuestas cubanas es “Mañana”, producción independiente de Alejandro Moya, en torno a una familia de clase media en Cuba que tiene un negocio de comidas por encargo, y que ha constituido ya, desde su premiére hace alrededor de un mes, un verdadero suceso de público.

Habrá que volver a ella, claro, pero por ahora digamos que se trata de un efectista abordaje de los problemas de supervivencia y de relaciones familiares en la realidad cubana actual, con un tratamiento superficial, más anecdótico que profundo sobre el tema, con un alardoso tratamiento morfológico que sólo oculta impericias narrativas y desaguisados de un montaje que imita torpemente las coexistencias temporales a lo “Amores perros” y “Crash”.

En la competencia oficial aparece también, del patio, “Páginas del diario de Mauricio”, del veterano Manuel Pérez (“El hombre de Maisinicú”), que ya ha obtenido varios reconocimientos locales e internacionales, aunque a este crítico le pareció (véase reseña en este mismo sitio) un insuficiente abordaje del llamado “período especial” cubano, desde una historia que tampoco se caracteriza por su limpieza narrativa.

El viernes como decía, se desvelará la incógnita, y un día antes se darán a conocer los premios colaterales, pero antes, claro, seguiremos dialogando.
© Frank Padrón (La Habana)- NOTICINE.com