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Fin de semana magistral en la Seminci

por © J.A. (Valladolid)-NOTICINE.com
Gonzalo Suárez
Gonzalo Suárez
Mientras en las salas continuaba el banquete cinematográfico de nuevas y clásicas películas, retrospectivas, ciclos, concursos y homenajes, ficción y documentales, este fin de semana en la Semana Internacional de Cine de Valladolid el protagonismo correspondió a los maestros, especialmente las glorias nacionales, como Gonzalo Suárez, José Luis Borau o Rafael Azcona, a través de su relación con el cineasta italiano Marco Ferreri.

La Seminci ha dedicado un homenaje al más literario de los cineastas españoles o el más cinéfilo de sus escritores, Gonzalo Suárez, autor de films tan diversos como "Remando al viento", "Don Juan en los infiernos" o "El portero", un escritor-director que su colega en el segundo oficio, Juan José Millás, autor del prólogo del libro que ha editado el certamen castellano, no duda en calificar de "genio".

La mesa redonda, el pasado sábado, dedicada a Suárez, contó con la participación -aparte del interesado y de Millás- del actor Fernando Guillén, el director artístico Wolfgang "Chinín" Burman, el montador José Salcedo y el crítico Carlos F. Heredero. Más tarde se incorporaron los actores Carmelo Gómez y Mapi Galán.

Por su parte, otro veterano director español, José Luis Borau, presidente actual de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) presentó este domingo la fundación que lleva su nombre, y que tiene entre sus finalidades, aparte de reunir toda la documentación en torno a este cineasta, productor, guionista y escritor, apoyar a nuevos talentos con una serie de becas de estudios. Ya hay cuatro futuros cineastas -explicaron los responsables- que se están beneficiando de ellas.

Especialmente divertido fue el recuerdo, también este domingo, a dos talentos desaparecidos del celuloíde europeo, un guionista español -Rafael Azcona- y un director italiano -Marco Ferreri- que coincidieron en el cine español de los primeros 60 con una serie de comedias absolutamente originales y desconcertantes en aquel panorama difícil de censura franquista. El guionista, director y escritor David Trueba participó en la mesa redonda en torno a este ciclo de películas, junto a otros especialistas.

En lo que al cine proyectado se refiere, y concretamente en la competencia, el nivel no pasa de aceptable. Las propuestas son de entrada interesantes aunque no todos han sido capaces de sacarles el jugo preciso. Así ocurría por ejemplo con la hispano-franco-germana "La mujer del anarquista", de Marie Noelle y Peter Sehr, que reconstruye la vida real de la abuela de su guionista y codirectora, quien perdió a su marido durante la Guerra Civil española y tardó una década en reencontrarlo. El principal error del film es la elección de María Valverde, actriz de sólo 21 años, para interpretar a una mujer mayor que ella durante un largo periodo de tiempo sin que envejezca de forma convincente. Por lo demás, la trama es a ratos dispersa, aunque sin duda merece la pena conocer más sobre una etapa de la historia española que -como señalaron sus autores- no pudo ser llevada al cine durante muchos años.

Tampoco acaba de ser redonda la también bienintencionada "Retorno a Hansala", de la española Chus Gutierrez, uno de los primeros films nacionales que narran la tragedia de una emigración desde el norte de Africa que se lleva decenas de vidas cada año. Se trata de la historia de un funerario de Algeciras que regenta un tanatorio y debe retirar los cadáveres de unos marroquíes que fallecieron en una patera intentando cruzar el estrecho de Gibraltar. Uno de los muertos se aferra a un papel con un número telefónico, y el protagonista del film (José Luis García Pérez), en un momento difícil de su vida -un divorcio a cuestas, problemas económicos y legales...- llama a ese teléfono y contacta con la hermana del fallecido, a la que acabará acompañando a Marruecos con el cadáver.

Curiosa es "The Guitar", de Amy Redford, la hija de Robert Redford, que tras años dedicada a la interpretación prueba suerte tras la cámara, a través de esta fábula brillantemente interpretada por Saffron Burrows sobre una mujer joven, de vida gris, a la que dan apenas dos meses de vida por un cáncer terminal de laringe. Su vida basculará completamente cuando decide -después de perder el mismo día del mortal anuncio su trabajo y ser abandonada por su novio- disfrutar de la mejor forma posible sus últimas semanas de vida, llenándola de novedades tanto en lo material como en lo humano. Los resultados serán del todo imprevisibles.

La alemana "Kirschblüten-Habami" (Cerezos en flor), de la alemana Doris Dorrie, que ya vimos en la última Berlinale, tiene un punto de partida bastante similar: un jubilado al que diagnostican un cáncer, aunque en esta ocasión con un margen mayor de supervivencia, y que tras diversas vicisitudes termina visitando a su hijo instalado en Japón. Al film le sobra metraje, minutos que lastran su humanista mensaje de comprensión entre generaciones y culturas.

Mientras tampoco ha apasionado la última cinta del israelí Amos Gitai "Plus tard tu comprendras" (Más tarde comprenderás), de este fin de semana se decanta como la mejor acogida la coproducción escandinava "Maria Larssons eviga ögonblick" (Los momentos eternos de Maria Larsson), del veterano Jan Troell, sobre una mujer que en los albores del Siglo XX descubre una nueva luz en su vida a través de la fotografía. Es cierto que también en este caso estamos ante otro caso de incontinencia de montaje, y un inferior metraje le vendría muy bien.