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Echan a Moritz de Hadeln de la Mostra veneciana y le ofrecen 20.000 euros por su silencio

por © Redacción-NOTICINE.com
La Mostra
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Marco MüllerLa Mostra5-III-04

En medio de un cambio político al frente de la Biennale, el macro-organismo cultural veneciano del que depende la Mostra, y con muy pocos amigos en su interior, Moritz de Hadeln ha sido este jueves tras meses de rumores oficialmente destituído como director del certamen cinematográfico italiano, decano de los que se celebran en el mundo. Su sustituto, el italiano Marco Müller, con una amplia experiencia (Pesaro, Locarno, Rotterdam) es quizás uno de los mejores sustitutos posibles, pero ello no mejora la pésima imagen que el nuevo responsable de la Biennale, Davide Croff, un hombre afín a Berlusconi proveniente del mundo bancario, ha dejado tanto por la falta de argumentos reales que justifiquen el cambio como por el "estilo". Según ha declarado el propio De Hadeln, le ofrecieron 20.000 euros (24.000 dólares) a cambio de su silencio, para que dejara el puesto sin decir ni mú. Obviamente, el ex alma mater de la Berlinale no aceptó un chantaje que sólo puede calificarse de mafioso.

Por dos décadas responsable del Festival de Berlín y en el dique seco, el suizo Moritz de Hadeln aceptó responsabilizarse en 2002 de una decandente Mostra veneciana con pocos meses por delante, y con -lo que es peor- un exiguo contrato por una edición, que fue prorrogado por una segunda, obviamente la más brillante, el pasado 2003. La Italia derechista en el poder no perdonó nunca al jefe de la Biennale, Marco Bernabé, que nombrase a un director "extranjero", sin importarles el reconocimiento de la crítica y el brillo mediático que tuvo la pasada edición del certamen del Lido, gracias a las visitas de numerosos astros de la pantalla. Además, De Hadeln no era un hombre cómodo ni acomodaticio. Desde su llegada al festival italiano habló de excesiva burocracia y de la necesidad de refundar el certamen si se quería recuperar el terreno perdido frente a Cannes y Berlin.

Cayó Bernabé y ha caído De Hadeln, en un cambio del que se llevaba hablando meses, con carnaval de nombres incluído. El elegido ha sido bueno, dentro de lo que cabe. Müller, un romano de 51 años, políglota, experimentado en el trabajo festivalero y productor a sueldo de la Benetton, tiene por delante poco más de cuatro meses antes de anunciar el grueso de la programación, y seis para organizarlo todo, de cara a la 61 Mostra, que se desarrollará entre la última semana de agosto y la primera de septiembre. A diferencia del defenestrado De Hadeln, el nuevo responsable del festival parte con la ventaja de un contrato de 4 años, que tendrá no obstante que ser refrendado al término de la próxima edición. Sobre la línea que pueda imponer Müller" hay pocos indicios. La prensa italiana e internacional se ha acostumbrado a ver famosos navegando por los canales, así que por mucho que el nuevo director sea un activo militante del cine independiente y de autor, le resultará difícil sustraerse al "glamour".

En cuanto a Mortiz de Hadeln, será interesante escucharle o leerle a partir de ahora. Lo primero promete: En unas declaraciones este jueves -a Variety, el suizo aseguraba que había rechazado un "finiquito" de la Biennale que incluía la percepción de 20.000 euros por su silencio. "Mi libertad de expresión no es negociable", aseguraba el ya ex director de la Mostra. Según la publicación norteamericana, el berlusconiano ministro de Cultura Giuliano Urbani y algunos destacados productores italianos no apreciaron el palmarés de la Mostra, en la que el favorito local Marco Bellocchio sólo obtuvo el premio al mejor guión y el León de Oro recaía en el film ruso "El regreso". Tal vez esperaban de De Hadeln, acostumbrado a respetar la independencia de los jurados en Berlín, una mayor influencia "casera" con los premios. En cualquier caso, cierta o no esta teoría, la imagen que la Administración italiana deja con la sustitución del suizo es lamentable por no decir xenófoba.

De Hadeln les hizo el trabajo sucio el primer año, con el tiempo justo para sacar adelante una edición, y a pesar de haber cumplido muy dignamente, se han desprendido de él por no ser italiano y querer modernizar y potenciar la competencia internacional de la Mostra. Le utilizaron y a la hora de darle la patada final pretenden -con dinero- comprar su silencio. Continuará...