Hablamos con Octavio Guerra y Oscar Peyrou sobre el documental cinéfilo "Buscando al Oscar"

por © Jon Apaolaza (Berlín)-NOTICINE.com
Octavio Guerra y Oscar Peyrou
Cine sobre el cine pero desde un ángulo y con un objetivo no muy habitual: la crítica y la información sobre cine. El cineasta canario Octavio Guerra conoció a Oscar Peyrou, periodista argentino afincado por mucho años en España, donde llegó a estar al frente de la sección correspondiente en la poderosa agencia EFE. A lo largo de los años, Peyrou ha atesorado no sólo una larga serie de anécdotas profesionales, sobre todo por su asistencia cotidiana a festivales de cine en todo el mundo, sino también una fórmula poco convencional, incluso provocativa, de asumir su trabajo. Con Guerra y Peyrou, que presentaron su documental "Buscando al Oscar" en la Semana de la Crítica de la Berlinale esta semana, dialogó NOTICINE.com en exclusiva.

- ¿Cómo han acogido crítica y público este retrato desmitificador de un oficio que algunos consideran tan serio?
Octavio Guerra: Fíjate que yo pensaba que lógicamente la película hablando sobre los críticos y estando en la Semana de la Crítica, en el debate posterior iba a haber una especie de encerrona, también lógica, y no, me encontré con todo lo contrario. Resultó que nos encontramos con una aceptación de la película y una comprensión, que la verdad me gustó mucho. Uno cuando llega a estos sitios no sabe muy bien con que se está viniendo y lo que más me sorprendió fue una persona del público que dijo que después de ver esta película ya no es el mismo ,y eso me sorprendió mucho, porque yo cuando evoluciono es porque tengo una experiencia vital que me ha hecho evolucionar. Si a través del cine y de una película una persona te dice que ha evolucionado en dos horas y ya no es la misma persona, o el cree que no es la misma persona, me pareció impresionante esa declaración del espectador.

- ¿Y el astro del documental?
Oscar Peyrou: No me impresiona nada, como tampoco creo que yo sea el objetivo. Yo veía la película como si no fuera yo, con un poco de distanciamiento.

- ¿Pero le pareció una buena actuación la suya?
O.P.: Si, no está mal, soy mejor que los actores profesionales, eso seguro. Como hablo de mí mismo, bueno casi todos los actores profesionales hacen de sí mismos en España, Yo creo que quedó bastante natural eso, no quedó mal.

- ¿Cuándo y cómo se acercó Guerra a proponerle la película?
O.P.: Me gustó, me pareció buena idea, a lo mejor estaba un poco aburrido en ese momento, hace ya unos años. Yo creo que uno tiene que tener pudor cuando hace cosas malas, o mata a alguien, o cuando engaña al pueblo, pero para hacer una película por qué vas a tener pudor.

- ¿Y usted, Octavio?
Conocí a Oscar en el Chicago Latino Film Festival. Primero lo conocí en el comedor, él fue el primero que llegó al desayuno, y yo el segundo, porque no podía dormir. Ahí ya le entregue mi tarjeta le invite a ver mi película, lógicamente no vino a verla, aunque él luego vio todas mis películas y en especial de gusto una que se llama "San Cristán" y también me ayudo un poco a resolver el final de ese corto que mejoró bastante. Yo creo que sí que ha visto las películas que he hecho. Me motivó por pura intuición. Hubo una anécdota que en una de las secuencias, la de Chicago la que va con el chofer, este chofer se llamaba Josué, que es un chico Cubano que trabaja en el staff del festival y me contó la anécdota de que había ido al aeropuerto a buscar a Oscar Peyrou y él había aparecido en una silla de ruedas, pero a él nadie le había dicho nada de que se ese señor iba a llegar con una silla de ruedas... Entonces temió como meterlo en el coche, la logística y cuando se acercó a él y Oscar se levantó muy rápido y dijo: ¡"Vámonos"!. Resultó que Oscar había pedido una silla de ruedas para esquivar toda la cola de inmigración, gracias a hacerse el cojo o que le dolía la pierna. Un señor mayor con la experiencia de Oscar haciendo estas travesuras me fascinó. Tuve esa intuición de que podíamos hacer algo que no sabíamos qué era y a raíz de ir al primer festival justo después de Chicago, empezamos a viajar. Dl primer año no entró nada en la película. Simplemente nos sirvió para conocernos y para saber qué película estábamos haciendo. El primer año estábamos haciendo una película totalmente diferente, que se ha quedado en un cajón, de momento.

- Oscar, ¿todo lo que se cuenta de usted y usted cuenta como experiencias son reales?
O.P.: Todo es realidad. Lo que pasa es que he asumido que a toda la gente le pasan cosas raras, pero o no se dan cuenta de que son raras o no saben contarlas. Con tener un poco de habilidad para contar las cosas, tienes miles de millones de anécdotas de todo tipo de cosas que te han pasado. Estoy recordando una muy absurda, una vez que estaba en la puerta de la agencia de EFE, y vino a verme una amiga abogada con un cliente que era a su vez extrabajador de EFE. Me los encontré, veo a la chica, que era muy guapa y el hombre que tendría 70 años y entonces, no sé por qué le doy la mano a ella y le doy un beso al tío... Y entonces me empiezan a explicar el problema, y yo no oía nada porque estaba pensando: "No entiendo por qué he saludado de esa forma ¿Cómo hago para despedirme ahora para que no quede raro? y entonces al final hice lo mismo, le di la mano a ella y le di un beso al tío para que hubiese una coherencia. Eso mismo le pasa a cualquiera y a lo mejor no te lo cuenta, le parece una tontería y a mí me parece muy gracioso.

- Muchas anécdotas se quedaron imagino en el tintero
O.P.: Miles... muchísimas. Tendría que haber un libro de anécdotas junto a la película.

- ¿Usted como se definiría a sí mismo, como periodista, crítico...?
O.P.: Yo diría que soy escritor, no soy ni periodista ni crítico. No me reconozco como critico ni se mucho de crítica.

- Pero ha preferido ser el tema de un documental que no escribir un libro sobre su vida...
O.P.: Eso no me interesa mucho, me gusta inventar cosas, inventar cuentos. De mí me interesa contar anécdotas que me parecen graciosas, pero no siendo yo el personaje, que sea como un elemento más de la historia, no el protagonista ni nada.

- Octavio, cine sobre directores o guionistas no es extraordinario, pero sobre críticos, aparte de una de un cinéfilo uruguayo que yo recuerde...
O.G.: Sí, y por casualidad, coincidimos con aquel protagonista. Hicimos una secuencia del protagonista de la película y con Oscar en el BAFICI, en la fiesta del BAFICI, que al final no llegó a entrar en la película.

- ¿Grabaron mucho?
O.G.: Durante tres años. En la película salen 8 festivales, pero realmente son más, porque el primer año fuimos a unos cuantos festivales que no se han editado y algunos repetidos. Estuvimos en San Sebastián primero, luego en Cannes, estuvimos en Sevilla también,... Grabamos mucho que no salió en la peli. Tampoco quiero decir que estábamos como tanteando... Al principio grabábamos todo y luego se volvió la película una especie de embudo, que ha ido clarificándose, y ya casi al final el último viaje que hicimos a Chicago teníamos muy claro la línea de desarrollo de guion que queríamos buscar. Ahí entonces ha sido un ir y venir de montaje y de rodaje.

- ¿Y cómo cree que ha quedado?
Creo que es un retrato con sus matices, entre la realidad y la ficción, entre la puesta de escena y lo verdadero, donde Oscar está absolutamente presente en la pantalla. Así que por supuesto esta es su visión. Yo lo único por lo que se me puede identificar es en la elección del plano y en la puesta en escena, en la condición y desarrollo del montaje y edición, donde he querido un poco plasmar lo que es Oscar.

- ¿Y él hizo alguna exigencia o sugerencia sobre lo que debía quedar o no?.
O.G.: Todo son decisiones, lógicamente la película la he hecho yo. Oscar la vio al final y ahí sí que opinó de la película. Durante las grabaciones fuimos hablando y desarrollándola conjuntamente, en unos casos yo sí que escuchaba mucho a Oscar, otras veces no lo veía... Por eso, esta película al final es conjunta, en el sentido de que Oscar se ha dejado llevar, ha tenido la confianza en mí, siempre se ha fiado, siempre ha tenido la intuición de que yo no iba a buscar "la pornografía" vital sino que siempre hemos trabajado con "el erotismo", con la capacidad de quitar prendas sin dejar ver el fondo. Hemos tenido las líneas rojas muy claras, y eso es producto de un pacto entre él y yo. Es una película en la que estamos los dos continuamente, de hecho yo el "off" que hago al principio fue porque sentí que tenía que hacer esa introducción yo. Ha sido una experiencia vital, el hecho de buscar ese cuento, esta fábula, este relato...

- ¿Y para usted, Oscar, esta experiencia ha significado algo?
O.P.: Si, ha sido interesante porque le he conocido a él a su familia. Desde el punto de vista humano es una cosa importante. Cuando pasan cosas así, cosas que se te escapan un poco, que piensas y le das vueltas y descubres cosas. Hay una anécdota muy interesante que es que una vez estaba hablando con un director de cine argentino que murió y entonces le dije "Ha sido una combinación muy interesante. Aprendí mucho escuchándome", y es verdad, si la otra persona es una persona intuitiva, provocadora, sugerente, que te da ideas, aunque sea con silencios o te escucha, tú al mismo tiempo vas descubriendo cosas. Entonces, con esta película yo he descubierto cosas. Supongo que habré descubierto cosas, yo siento como que hay algo más rico...

- ¿Y ahora que se ve en una pantalla grande, cuando para usted el cine siempre fue algo ajeno, se considera más importante que antes?
O.P.: Me considero menos. Antes estaba el misterio, y ahora ya está la película, que también es un misterio entonces es el misterio del misterio...