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Paco R. Baños lanzó "522, un gato, un chino y mi padre", en la competencia de Málaga

por © Jon Apaolaza (Málaga)-NOTICINE.com
Paco R. Baños
Paco R. Baños
El cineasta andaluz Paco R. Baños filmó en Sevilla y Portugal "522, un gato, un chino y mi padre", la aventura de una agorafóbica (Natalia de Molina), que a causa de su gato debe salir de un ambiente de confort y contra sus miedos más profundos sumergirse en el imprevisible mundo exterior. El también autor de "Ali", contó en entrevista exclusiva con NOTICINE.com que "es una película que habla de la necesidad de no perder las raíces y de no dar la espalda a tu pasado, porque sino tu mundo se puede hacer muy pequeño".

- ¿Cómo describiría la cinta?
"522, un gato, un chino y mi padre" lleva en el título esos elementos que se ponen en conexión para una gran aventura en la búsqueda de la memoria, de recuperación del pasado. Eso es lo que le ocurre a la protagonista, una chica de 30 años que tiene una peculiar agorafobia que le hace no poder ir más allá de 522 pasos de su casa. Todo eso obedece a una situación emocional de algo que tiene que resolver con su pasado.

- ¿De dónde surgió el germen de la historia?
Surge del hilo emocional y personal que tengo con Portugal. Cuando acabé mi primera película, en el proceso de inicio de la cinta se murió mi padre, que era portugués. Cuando me propuse iniciar un nuevo proyecto necesitaba arrancar con algo que me diera mucha energía, porque el proceso de proyecto es muy largo hasta que logras sacarlo adelante. Tenía ganas de contar algo que se relacionara con Portugal. A partir de ahí, no hay nada autobiográfico, simplemente construí una historia bajo el estilo y el espíritu que existe también en mi primera obra: aventura, emoción,… También se convierte en una room movie, hay muchos ingredientes y personajes peculiares y humanos con los que se va encontrando el personaje.

- Hay veces que la vida es tan absurda y surrealista como la mejor de las fantasías. ¿Cómo coloca ese realismo mágico en la historia?
Están los propios contrastes en la película. Una chica que vive encerrada en ese perímetro de 522 pasos, en el que su zona de confort es su casa y, de pronto, se ve obligada a iniciar un viaje al fin del mundo. Por ello, mete su casa en una furgoneta. Esa, por tanto, sigue siendo su zona de confort. También hay elementos visuales en los que se puede expresar como su mundo se va haciendo más pequeño, se van apagando las luces menos las de las manzanas de su casa, de la calle en la que vive,… Son todos esos elementos que van apareciendo en una película llena de detalles y sutilidades que, muchas veces, pueden pasar desapercibidas en un primer visionado pero que, con un segundo, sigues aprendiendo cosas de la cinta.

- ¿Fue más grato el momento de escribir el guion o de rodarlo?
Digamos que en la escritura de la historia tienes más posibilidades de coger y tirar lo que no te gusta, cambiarlo, dejarlo para otro momento. En el momento del rodaje, lo que filmes es lo que te llevas a casa, y da igual que llueva, que el sol se haya ido,… muchas cosas. En nuestro caso, empezamos el rodaje en marzo del año pasado y nos llovió muchísimo en una película que se desarrolla en exteriores con la room boom. Legamos incluso a rodar en el parking del hotel porque fuera estaba lloviendo. Tienes que estar continuamente en alerta para llevarte el material a casa. Entonces, se disfrutan las dos formas pero una te permite un colchón y en la otra tienes que estar más alerta.

- ¿Conseguir la producción fue también complicado?
Sí, además con un proyecto así, que es una película más de autor y más pequeña, es más complicado. En nuestro caso, al ser una historia que se desarrolla en otro país hicimos una coproducción con una productora de Portugal. Pero conseguir el dinero para lanzar el proyecto es complicado, en cine desgraciadamente cuesta mucho dinero y yo, aunque tengo muchos amigos en departamentos de los que podría tirar, quiero que todo el mundo cobre. A la hora de realizar el proyecto, pienso que es una actividad colectiva y no la película del director únicamente. Una familia que se pone en común a trabajar como animales para sacar esa historia adelante.

- ¿Cómo esta viviendo la participación en la competencia del Festival de Málaga?
Acabamos de aterrizar un poco. El martes se proyectó por primera vez con público y, acostumbrado a trabajar encerrado en la película, no he tenido distancia todavía. Por eso, estoy con expectación y nervios, pero, al fin y al cabo, las historias se crean para contarlas y para que lleguen a la gente. Tengo muchas ganas de que el público empatice con este personaje que lleva la película de principio a fin.

- ¿Ayudaría tener un premio aquí?
Claro. Ya estar aquí en el festival es un premio, le da visibilidad. La idea de este festival es dar a conocer la película y que suene. Si encima recibe premio, impulsa más esa visibilidad y llega más al espectador que, a lo mejor, no está tan metido en el cine. Todo ayuda, y más en una película pequeña en la que cualquier empujón es clave.

- ¿Qué le parece estar codeándose también con películas latinoamericanas?
Para mí, el cine es universal. Son historias que se cuentan, y cuantas más cosas aparezcan en distintos lugares, más rico todo. Son más experiencias de conocer a gente, conocer historias, conocer culturas,… Todo esto enriquece.


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