Imprimir

Cannes 2019: Lelouch cierra trilogía sentimental con "Les plus belles anneés d´une vie"

por © NOTICINE.com
Por Carolina G. Guerrero    

Es la cinta mas hermosa que se ha visto en Cannes en mucho tiempo. Aunque se proyectaba fuera de concurso, "Les plus belles anneés d´une vie" (Los más hermosos años de una vida) ha sido un deleite, al poder ver este milagro en forma de película dirigido e interpretado por los mismos protagonistas que hicieron historia del cine en el año 1966, aquí mismo en Cannes, con la inolvidable "Un hombre y una mujer / Un homme et une femme".

Claude Lelouch ha conseguido reunir a sus dos principales actores para esta continuación de aquella cinta de culto de la Nouvelle Vague, y que hizo historia en el cine francés e internacional, para luego retomar a los personajes en "Un hombre y una mujer: 2ª parte / Un homme et une femme, 20 ans déjà" (1986).

Se llevo en aquel festival de Cannes del 66 La Palma de Oro, ademas de lograr sendos Oscars, a la mejor película extranjera y mejor guion original, al año siguiente.

"Los mas hermosos años de una vida", es el broche de oro que cierra la trilogía de Lelouch, quien piensa que quizás la segunda parte se hizo demasiado pronto.

Pero no así esta vez, 50 años después de la primera, en la que ha vuelto a retomar a los personajes de aquel mítico film.

El milagro ha podido ver la luz. Jean-Louis Trintignant, con 88 primaveras a sus espaldas, y Anouk Aimée, vuelven a ponerse a las ordenes de este joven director de 81 años.

La magia continua en el ambiente. En esta historia los protagonistas son dos personas muy mayores a los que la vida les vuelve a reunir, debido a la intervención de los hijos de ambos, que son interpretados por los actores que dieron vida a los niños de la pareja en la cinta de 1966.

"Les plus belles anneés d´une vie" hace honor a su título al ser tan bella, tan emocionante, tan bien facturada, tan bien pensada, que mezcla las imágenes de la primera entrega en un blanco y negro casi sepia, y cumple el objetivo de ensamblar los sentimientos profundos y desgarradores de aquel amor prohibido, sublime y doloroso.

Anne Gauthier tiene una pequeña tienda de decoración, en un pueblo de Normandia, Mientras que Jean-Louis Duroc, sobrevive en una lujosa residencia de ancianos, con la memoria muy desgastada y la desidia a flor de piel. Su hijo le visita asiduamente, y ve que su padre que ha sido un hombre seductor y activo, se va apagando sin remisión.

Sus días se reducen a estar sentado en el jardín, dormitando y soñando con su antiguo amor, un amor que no termino nada bien, pero no consigue olvidar, al ser el único para él.

Es entonces cuando el hijo se pone en contacto con la antigua amante, Anne, y le pide que por favor vaya a visitarlo, pues los únicos recuerdos que retiene su padre son los que se refieren a ella, a su belleza a sus gestos, a sus citas pasadas, a sus paseos furtivos por Deauville, en Normandía, donde floreció su vieja pasión no lejos de la playa y su paseo de madera.

Anne accede pero no de buena gana a esa primera visita. El anciano parece no reconocerla en primera instancia, pero poco a poco, su amor vuelve a ser recordado, casi a punto de extinguirse, pero sigue ahí, para él mas intenso que nunca. Jean-Louis se aferra a ese sentimiento y sueña sin parar en un viaje con Anne, un viaje al pasado que nunca podrá volver a ser lo mismo... ¿o quizás sí?

Lelouch ha fabricado un collage brillante, con algunas escenas de aquella primera cinta, que superpone a esta nueva, y con aquel brillante viaje por las calles desiertas de Paris que duraba ocho minutos y se titulaba "C´etait un rendezvous".

La fusión es magistral, el resultado evocador y sublime, con la música del genial Francis Lai de fondo, que justo antes de fallecer dejó como testamento dos bellisimos temas que componen la espectacular y estremecedora banda sonora de esta historia de amor.

"Les plus belles années d’une vie" y "Mon amour", se te quedan pegadas a la piel y a la memoria, y una no puede sino llorar de emoción durante todo el metraje de la película, en la que se demuestra que la edad es solo una mera y maldita circunstancia, una broma pesada del destino, porque al final todos seguimos sintiéndonos jóvenes, mientras la vida y los años se empeñan en destrozarnos hasta hacernos desaparecer.

Las interpretaciones son absolutamente emocionantes, con momentos de ironía necesarios para poder soportar tanto nudo en la garganta.

En esta ocasión, Monica Bellucci, se asoma levemente en el personaje de una hija del antiguo corredor de coches Jean-Louis, un galán empedernido, que no tenía en su juventud demasiado tacto a la hora de romper corazones.

Pero desde luego el propio Trintignant nos deja sin respiración, ante esta interpretación, a sus 88 años, sin haber perdido la picardía en su mirada, y esa sonrisa burlona, esa galantería eterna, que jamás le abandonará. Lo mismo que a la bella Anouk, que se mantiene igual de brillante, con ese gesto tan suyo de apartarse el cabello coqueta y constantemente, seduciendo a la cámara y al mundo entero.

Gracias Claude, por seguir haciendo cine del que ya no se hace, gracias por esta cinta que te deja sin aliento y te hace sentir viva. Gracias por hacer que el cine siga siendo arte... y amor.


Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.