El joven actor mexicano Armando Espitia, conocido por su participación en la celebrada película de su compatriota Amat Escalante "Heli", volvió a Cannes seis años después de presentar aquella cinta, para ahora celebrar el doble triunfo de su nuevo trabajo, que protagonizó a las órdenes del guatemalteco César Díaz, "Nuestras madres", considerada mejor opera prima del certamen y galardonada también con el premio de la Sociedad de Autores francesa en su sección, la Semana de la Crítica. NOTICINE.com hablo con él.

- ¿Podría comentar cómo es su papel en la película de César Díaz?
Sí. Mi personaje se llama Ernesto. Es la historia de este hombre guatemalteco exiliado en México que regresa después de unos años a Guatemala. Se dedica a ser antropólogo forense. Ayuda a las mujeres familiares de desaparecidos durante la guerra a recuperar las osamentas de sus familiares. Esa es la base de mi personaje.

- ¿Cómo ha cambiado su percepción de Cannes luego de seis años desde que estuvo con "Heli"?
La principal diferencia está en mí. Ya no vienes con la expectativa de la primera vez. Lo he ido disfrutando más. Aquella primera vez fue abrumador y ahora tuve tiempo para respirar cada cosa que hicimos. Lo más importante para mí, aquella y esta vez, es ver la película, compartirla y ver qué pasa con la gente cuando la ve.

- ¿Cómo ha sido trabajar con César Díaz?
Maravilloso, de las experiencias más enriquecedores a nivel actoral en mi carrera. César tiene un proceso muy teatral. Los actores, aunque seamos de cine, nos sentimos muy cómodos con el proceso teatral. Es la base de la mayoría de nosotros, es el sustento. César viene de ahí, él hizo teatro y asistía teatro en México justo antes de su carrera como cineasta en Bélgica. Mi compañera actriz, la que hace de mi mamá, es una gran maestra de teatro en México. Es una de las actrices más importantes de teatro. Por lo que es proceso fue muy teatral, de mucha investigación, creación y trabajo en equipo los tres juntos. Fueron meses de preparación. Al final te hace sentir como un colaborador más que como un empleado del film. Siempre es una responsabilidad más grande y gratificante.

- ¿Cree que el tema que trata César en la película necesita de visibilidad?
Sí. Me preguntaban hace poquito cual era la aportación de la película. Yo creo que cuenta una parte de historia que se ha contado, sí, pero no de la manera como lo cuenta César. Es un lado muy humano, la única manera honrosa de hablar de este tipo de historias que son difíciles y fuertes. Y la principal aportación de la película es contar ese lado de la historia con tanto corazón.

- ¿Le costó meterse en el papel?
Me encantaría decirte que sí, pero no te voy a mentir, no. Cuando leí el guion, recuerdo que estaba filmando otra cosa y estaba en el camper leyendo, no podía parar de llorar. Era inmediato y directo. La comunicación entre el personaje y yo fue directa. Todavía no tenia el personaje, estaba en proceso de audición y enloquecí, quería y necesitaba hacerlo. Me ha pasado dos veces en la carrera que llevo. No caminé ni yo hacia el personaje, ni el personaje hacia mí, sino que nos encontramos, fue muy fácil. Claro que, con muchísimo trabajo, pero fue muy natural.

- ¿Qué supondrán esos dos premios para la película?
Técnicamente no lo sé, pero estoy seguro de que será bueno. Hay una cosa de corazón y humanidad que está puesta en la película y lo más importante es compartirla con la gente. Las consecuencias profesionales de eso, me tienen sin cuidado y me deben tener sin cuidado, aunque sin duda me producen alegría por todo el equipo. Para la carrera de César y nuestras carreras es muy importante. Esta película también es una referencia en el cine guatemalteco. Es la primera de esta nacionalidad en una competencia de Cannes. Es una cinematografía joven. Es importante por eso.

- ¿Cuáles son sus proyectos futuros?
Voy a estrenar este año varias películas. A nivel internacional hice una película estadounidense-mexicana con una directora que esta nominada al Oscar en su primera ficción. Donde interpreto a un personaje muy bonito, con una historia de amor homosexual, que está cruzada por la emigración de mexicanos a Estados Unidos.


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