Javier Angulo estrenó en Huelva su documental "La Maleta de Helios"

por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
Javier Angulo
Javier Angulo
El periodista vasco Javier Angulo, actual director de la Semana de Cine de Valladolid, Seminci, eligió otro certamen español para estrenar su segundo documental, "La Maleta de Helios", una historia real del exilio español en México. Allí tomó contacto con su protagonista, cuya peripecia vital le impactó. La emoción preside este film que compite por el Colón de Oro, y ese sentimiento logró contagiarse al público que la aplaudió el pasado sábado. NOTICINE.com dialogó en exclusiva con Angulo.

- ¿Cómo tomó el primer contacto con esta historia?
Pues resumiendo, yo hice una película que se llama "La Pérdida" que era sobre el exilio argentino. Recorrimos muchos sitios del mundo, ganamos en La Habana y en todos lo sitios me preguntaban que por qué no hacía una película sobre el exilio español, y yo decía que debían de estar todos muertos o muy mayores en México. Entonces en el año 2012 fui al festival de Guadalajara y allí conocí a un personaje llamado Helios Estévez, que había juntado en el año 1976 a los dos colectivos irreconciliables españoles, los que se habían ido al exilio en el año 20 y los que se habían ido después de la guerra, que no se hablaban durante décadas, y les reunió y les dijo "¿No hemos tenido bastante? Vamos a acabar con esto, hay una democracia en España, unámonos y dejémonos de batallas". Ese hombre me interesó tanto que quise comer con él y conocerle, y cuando estaba contándome la historia de su vida, de que él es un niño que a los tres meses su padre, republicano anarquista no violento, se va al exilio y le deja allí, y a los 19 años decide que quiere conocer a su padre. Llega a México, su padre es uno de los 25 000 españoles que se exiliaron cuando acabó la Guerra Civil y comenzó la dictadura y bueno llegó a México, conoció a su padre y empieza una peripecia vital enorme que acaba de una manera dramática, pero en ese tiempo conoce a su padre y resulta que era un hombre fantástico del que no había noticia en España porque el exilio no solo forzó a la gente en irse de España sino que de muchos de ellos no dejó ni un solo rastro, ni un nombre, ni ninguna historia. En paralelo un historiador del Bierzo escribió un libro sobre Antonio Estévez y ahí descubrimos que su padre había sido un teórico del anarquismo en los años 30 en Estados Unidos que había hecho manifestaciones por Sacco y Vanzeti, que era un hombre que escribía en la editorial de la familia Montseny novelas y artículos. Cuando llegó la guerra se tuvo que ir huyendo a Francia y este hombre es el que llega a México en el año 1941. Ahí se empieza a escribir la historia de un padre y un hijo que son absolutamente desconocidos y que se pasan un tiempo intentando conocerse pero el destino, trágicamente hace imposible que vuelvan a reunirse. Es una historia de amor, de un hijo que le promete a su madre que le va a reunir con su padre en el exilio. 20 años separados y él nunca volvió.

- ¿Por qué al llegar a México no reunió a la familia allí?
Porque no tenía medios. Era un hombre que vivía de una manera muy discreta. Tampoco había barcos accesibles ni aviones en esa época y que él no quería venir, tenía muchas dificultades. El caso es que el hijo toma como misión de su vida desde los 12 años reunir a su padres en México. Lo que pasa que luego la vida le impide el éxito, se queda en México y la historia le convierte en un hombre de éxito. Es una historia muy emotiva de las tragedias de tipo humano con familias rotas que se dieron tantas miles. Este es solo un ejemplo que además entiendo que es muy oportuna porque este año hace 80 años del final de la Guerra Civil Española y porque hoy imagino que no hay un país que como hizo México en los años 40, aceptara recoger a 25 000 refugiados de una tirada. Esto hoy es como inconcebible, todo el mundo se quita del medio para evitar que no le caigan refugiados. Entonces es una historia al mismo tiempo interesante y al mismo tiempo muy positiva, el protagonista de la película es un hombre que al mismo tiempo no tiene ningún rencor, que habla desde un punto de vista muy humano de su padre. Habla de concordia con los españoles, y me parece que es muy importante para hoy tal como está el mundo y España, la concordia de un español bueno que considera que aquello fue un drama y que lo que hay que hacer es que no se vuelva a repetir nunca más.

- ¿Qué es lo que fue más complicado de todo este proyecto?
Bueno, de dos tipos una personal, porque el protagonista al principio no estaba muy dispuesto a prestarse a hacer una película sobre su vida, porque se trataba de contar en su vida su peripecia y a través de él contar la de su padre, del que no había ninguna noticia. Él es muy pudoroso, le costó mucho. No ha venido en este viaje a Huelva, pero está aquí su hijo. Ese hombre además había volcado todo su dolor en una serie de poesías, por eso en la película él se rompe a contar un sentimiento en una forma de poesía. Nos costó sacarle de ese carril y que abriera su corazón y que hablara, por eso en algunos momento de la película se emociona. Es una película que conmueve, es una historia muy real, una de las miles de historias que se escribieron de casi 300 000 españoles que tuvieron que irse de manera forzosa de España. Además hay otra reflexión que hacer, en el día de hoy que hay tantísimos refugiados, la figura del exiliado es como común, ya desde el tiempo de los griegos al ser humano lo desterraban, lo sacaban de su tierra y lo mandaban lejos a una tierra que no era la suya. Pues el destierro es eso, el exilio de hoy es el destierro de ayer. Está considerada una de las formas de tortura peores que se le puede hacer al ser humano, arrancarle sus raíces y llevarle a un sitio de donde ni conoce la lengua ni conoce a nadie y tiene que empezar una nueva vida.

- ¿Es un periodista al que le gusta mucho el cine y el resultado de esas dos circunstancias conduce en buena lógica al género documental?
Bueno yo soy periodista y seguiré siendo periodista, me imagino que moriré periodista ya que antes que nada soy un periodista al que primero le ha gustado mucho la política, durante años fui jefe de política de El País, pero luego descubrí que, aquello por lo que tanta pasión había tenido desde joven, que era el cine, era una manera de la que vivir con el periodismo, cuando fundé la revista Cinemanía. Y ya me metí de lleno en el mundo del cine. He hecho dos documentales "La Pérdida" en el año 2006 y este, pero han sido porque ha habido dos momentos que he pensado que había una historia que contar. Yo no me quiero dedicar al cine, yo no soy director de cine. Esta película la he hecho con Nacho Villar, que es un chico que ha hecho un corto y que acaba de terminar su primer largo de ficción que me ha enseñado mucho de cine. Sobre todo me interesaban los testimonios del personaje. Mi hijo hacía el arte, pero hemos aprendido el uno del otro y yo creo que ha quedado una película que está hecha con muy buena voluntad, con mucho cariño y que está hecha de verdad. Que la gente decida, en el pase de la película hemos visto a gente llorando, emocionada... Una señora me ha cogido y me ha dicho: "Yo soy conservadora, pero esta película me ha parecido que es una película de concordia, que qué bien que estas cosas se cuenten" y yo le he contestado: "Señora, me acaba de dar usted la alegría del día porque este es uno de los motivos por los que he hecho esta película". El tema del exilio me ha llamado siempre la atención, desde los tiempo de los griegos y vengo de una comunidad en el País Vasco donde también ha habido mucho exiliado y siempre me pareció que ese mundo tenía muchas historias que contar. Primero hice "La Pérdida" con 12 argentinos que lo perdieron todo en la dictadura y que el país los perdió para siempre, y esta es de una sola familia, una más de las que sufrió una dramática ruptura y que es emocionante y terrible y que ojalá no se repita nunca más.

- ¿Qué le parece estar compitiendo con películas de ficción?
A mi me parece enorme que un festival como este permita competir documentales junto a películas de ficción. Yo soy partidario, y he visto en varios festivales, que de repente en una sección oficial ponen un documental ¿Por qué? porque está todo muy dicho, hay veces que la realidad es mucho más fuerte que una ficción, entonces, ¿por qué no? Si está hecho con gusto y con cine. Ahora mismo los documentales están en un momento muy dulce, como no se había contado nunca en la historia. Digamos que los documentales nos están contando historias que ni las televisiones ni los periódicos nos cuentan. Historias de héroes anónimos, de acontecimientos que no conocíamos, historias de luchas y de étnicas y luchas económicas, intelectuales. Los documentales no están contando y se están implicando grandes directores de cine, actores, grandes productores, por algo será... Hay necesidad de estar informado de manera un poco profunda y un documental te da esa posibilidad.

- ¿Cuál es el futuro que le espera a tu película?
De momento hay algunos festivales en Latinoamérica interesados. Creo que desgraciadamente en España es una pena que no haya un circuito de cines para programar documentales, como ha pasado en Francia, donde hay incluso un espacio en televisión un día a la semana en el que se emite documentales. No se ha preparado a la gente ni para los documentales ni por ejemplo para las TV-Movies. Es un problema que no haya un circuito en España de al menos un cine en las grandes ciudades para ver documental, que cada día tiene más público. En el Festival de Valladolid el éxito de los documentales ahí está, es decir, la gente llena los cines porque quiere que le cuenten historias bien contadas de lo que está pasando en el mundo al margen de la ficción.

- ¿Cómo ve usted el ambiente del festival en Huelva?
Bueno, yo creo que este es un festival al que yo sinceramente dejé de venir hace unos años. Dejó de interesarme como sitio donde ver el mejor cine latinoamericano. Apareció Lérida, San Sebastián empezó a echar mano del mejor cine español y latinoamericano y de alguna manera medio vaciaron lo que era el sentido de este festival, que aquí se veía el mejor cine latinoamericano. Creo que se está recuperando, a mi me da la impresión de que la nueva dirección en los últimos años le está insuflando un aire nuevo al festival. No solo es la programación de las películas, sino de todo con lo que le quieras rodear, la visibilidad que le quieras dar, y este director está lleno de energía. Yo creo que va a poner esto donde estaba antes, por lo menos lo está intentando de manera muy seria.

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