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Samuel Kishi, director de "Los Lobos": "Me gustaría que Trump viera mi película, pero dudo que empatizara con sus personajes"

por © Jon Apaolaza (Berlín)-NOTICINE.com
Samuel Kishi Leopo
Samuel Kishi Leopo
Seis años después de presentar en la Berlinale su opera prima, "Somos Mari Pepa", el cineasta mexicano Samuel Kishi Leopo regresó al certamen alemán con su segundo largo de ficción, "Los lobos", un film que a sido a la vez calificado de duro y esperanzador por los críticos, sobre los hijos de una madre inmigrante que viven recluidos en un pequeño apartamento para no ser descubiertos. En charla con NOTICINE.com, el tapatío afirma que le encantaría que Donald Tromp viera su película, pero duda que llegue a conmoverle.

- "Somos Mari Pepa" hablaba de su adolescencia y "Los lobos" tiene elementos también biográficos sobre su infancia. ¿Que nos cuenta esta vez?
La historia habla de Lucía, madre soltera y joven que se lleva a sus dos hijos pequeños, Max y Leo de 8 y 5 años, a vivir a Albuquerque, Nuevo México. Consigue un trabajo y un pequeño departamento en el que tiene que dejar a sus hijos encerrados con una grabadora de cassette donde les graba lecciones de inglés, historias, cuentos, canciones… puedan encender la grabadora por si la echan de menos mientras Lucía está trabajando. Los niños comienzan a construir un imaginario mientras esperan que su madre vuelva del trabajo, con la incertidumbre de no saber si va a volver o no.

- Son niños escondidos para no ser descubiertos por "la migra" pero también por protegerlos de un ambiente de inseguridad. He leído críticas en las que se dice que prima la dureza y otras que consideran que lo importante es la esperanza. ¿Usted qué opina?
Creo que la esperanza prima más. Es una película de esperanza, de empatía, sin llegar a ser cursis, ni de lágrima fácil. También es una película que retrata la oscuridad, la dureza de la inmigración, la incertidumbre de formar un hogar, el arraigo y el desarraigo. Estos momentos, paradójicamente, pueden ser muy desesperanzadores, de no llegar a pertenecer a ningún sitio. A pesar de todo esto, los personajes van encontrándose entre ellos, es una familia que se está amalgamando otra vez, que está juntando las piezas y se está pegando. Es una familia que va cicatrizando las heridas del pasado y es por eso por lo que creo que es esperanzadora y que tiene un toque de ternura. También ayudó mucho que está contada bajo la visión de los dos niños pequeños. Dos niños pequeños que dibujan en las paredes unos lobos que son como sus Alter Ego y proyectan también en esos dibujos sus esperanzas y sus frustraciones.

- ¿Una película como está en la que se invita a la empatía podría hacer cambiar de manera de pensar a un xenófobo como el presidente Donald Trump?
Pienso que es una película que hace un ejercicio de empatía. Me encantaría que Donald Trump hiciera ese ejercicio de empatía, así como todos los políticos y empresarios del mundo, hiciesen este mismo ejercicio, ya que quizás, se tomarían decisiones distintas, más conscientes, donde no solo se vieran intereses de pequeños grupos, sino que se viera por la comunidad, eso es lo más importante. Si crecemos uno, crecemos todos y eso solo se puede lograr de esta manera. Me gustaría verme positivo en cuanto a esto. Me gustaría que Trump viera la película, me encantaría que twitteara sobre ella, que sintiese empatía, pero por cosas que uno ve en las noticias, por declaraciones, por tuits… a veces piensas que es un caso perdido. Sin embargo, yo todavía tengo esperanza en el mundo, de que evolucionemos. Le dejaré el beneficio de la duda al señor Trump y ojalá que pudiese verla y hacer este ejercicio.

- ¿Cree que su película, que acá en la Berlinale está en el apartado infantil y juvenil Generation, es más para niños o para adultos? ¿Usted cómo la pensó?
Es una gran pregunta, ya que llegue pensando que esta película era más para adultos, se me hacía como muy dura para un niño... Pero también los niños me han dado una gran lección después de la première y de que Marian habló de por qué es importante que los niños vean cine protagonizado por niños porque son historias que les pueden ocurrir a ellos y con esto volvemos a la empatía, conectan inmediatamente. Así que pensé que no podemos ser condescendientes con los niños, no los tenemos que proteger de todo en el mundo, se dan cuenta absolutamente de todo. Las preguntas que fue generando la película, fueron preguntas muy honestas y que a mí se me quedan grabadas porque preguntas muy sencillas pero importantes como ¿por qué se fueron de casa?, ¿por qué están en otro lugar?, ¿qué pasa con los padres?... Parece algo retorico algo tan simple como el por qué dejan sus hogares o abandonan el país donde crecieron y ahí vas encontrando la raíz de la problemática. Con estas preguntas no me preguntan otras como ¿con qué cámara hiciste esto?, ¿cómo editaste la película?, ¿qué software utilizaste? O, ¿cuál es el presupuesto? No. Todo se concentra en las preguntas medulares y eso, como autor, te hace replantearte y recordar muchas cosas como por qué llegaste a querer contar la historia. Entonces, creo que es una película para todos, para niños y para adultos, pero me ha sorprendido mucho la visión de los niños y cómo vino a refrescar mi visión como director dentro de la película.

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