Hablamos con Joshua Gil sobre "Sanctorum", doblemente premiada este mes en Monterrey y Santiago

por © Mónica Uriel-NOTICINE.com
Joshua Gil
Joshua Gil
El mexicano Joshua Gil ha sumado dos nuevos premios en los últimos días por su segundo largometraje, "Sanctorum", en los festivales de Monterrey y de Santiago de Chile, últimos jalones en una andadura festivalera que se inicio hace casi un año en la Mostra de Venecia. Hablamos en exclusiva con Gil, que espera poder mostrar al público mexicano su película, en salas, en marzo del año próximo.

- ¿Cómo surgió la película?
"Sanctorum" inició su proceso creativo hace cinco años. El guion es una investigación sobre el narco mexicano. Hablamos de los campesinos que sufren durante toda su vida entre las manos del Gobierno mexicano y del mundo del narcotráfico. Ellos no pueden acceder a una mejor forma de vida, y al final, se abandonan a los procesos capitalistas, en algunos casos cambiando las cosechas de sus campos, por ejemplo, el maíz y el café ya no compiten en el mercado globalizado. Los narcotraficantes se aprovechan de sus debilidades, y al final les convencen. La hice obteniendo información de periódicos, de Internet, e incluso conseguí viajar un poco para conocer la historia de primera mano.

- ¿Qué mensaje ha querido transmitir?
Se plantean varias preguntas y se dan algunas respuestas, aunque el objetivo es que sea una pregunta constante toda la trama. Buscamos que el espectador realmente se replantee la situación. Queríamos hacer ver que el campo mexicano se muere y que si no hacemos algo pronto, toda la gente que vive de él morirá también. Queríamos alejarnos del estilo habitual, sino hacer un final que involucre factores sobrenaturales que harán que el mundo desaparezca. Quería hablar sobre el fin del mundo. Ambas temáticas me parecían adecuadas, incluso con la situación que estamos viviendo. El final de algo particular en México, y el final de algo universal que sería la humanidad.

- ¿Cómo resultó el rodaje?
Fue un rodaje igual de difícil que bonito. Grabamos en Oaxaca (México) y en Uyuni (Bolivia), nos enfrentamos a escenarios con temperaturas incluso bajo cero, lluvias, neblinas. Además de jornadas muy largas. Lo mejor fue trabajar con "no actores", sino gente local que me ayudó en el proceso, sobre todo entendiendo su cosmovisión respecto al espacio y a las personas que allí viven. La película muestra muchos aspectos místicos de ellos, es un logro conjunto esta forma de filmar.

- ¿Y el resultado final de la película, le satisfizo al 100%?
Ha sido sorprendente. Hay cosas del guión que en un principio no estaban ahí, pero luego fueron apareciendo y así, la película ha llegado a ser lo que es. Los procesos de improvisación e intuición fueron determinantes para crearla.

- El narcotráfico en México está hoy constantemente en teleseries y películas ¿Se puede contar algo nuevo, resultar original al tratarlo?
En general, el narcotráfico es una temática que vende, no sólo en relación con México. Colombia es un caso claro de ello, podemos hablar de los contenidos de Netflix. Nosotros para contar la versión mexicana hemos querido escapar de la violencia y centrarnos en el sufrimiento. No puedes evitar contar las partes violentas, pero sí poner el foco en otras. No quería que fuera una película sobre narcotráfico, sino sobre campesinos que intentan sobrevivir y el fin del mundo.

- La película lleva circulando por festivales casi un año, pero todo empezó en Venecia...
Fue una experiencia increíble. La Semana de la Crítica era la mejor sección para mostrar la cinta, por cómo se forma y se narra la historia, tiene un corte casi experimental. Es un honor, y fue una gran experiencia para todos. En México la estrenamos unas semanas después en Morelia.

Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.