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Jeff Bridges y la corrupción, en la recta final de San Sebastián

por © NOTICINE.com en SS: A.Alvarez y M.Iglesias
Víctor Gaviria y John Sayles
Víctor Gaviria y John Sayles
Valdés y Brown (©FICSS)Víctor Gaviria y John Sayles23-IX-04

El 52 Festival Internacional de Cine de San Sebastián llega a su recta final con la entrega -este viernes noche- del Premio Donostia al actor norteamericano Jeff Bridges, protagonista de numerosas cintas en el recuerdo colectivo de los cinéfilos, de "Los fabulosos Baker Boys" a "Seabiscuit", pasando por "El gran Lebowski". Como en el caso de los otros dos galardonados de este año, Bridges llega a la capital donostiarra con una película bajo el brazo, la de clausura, "Una mujer difícil" (The door in the floor). En lo que a la competición se refiere, la corrupción en el Norte y en Sur mostró dos caras de la misma moneda de la mano de la norteamericana "Silver City", ya estrenada en Toronto, y "Sumas y restas", de Víctor Gaviria, uno de los pocos estrenos mundiales del concurso en Sebastián.

Bridges, quien recibirá el Premio Donostia de manos de la actriz española Maribel Verdú, nació en Los Angeles el 4 de diciembre de 1949, y desde que debutó a finales de los 60 de la mano de su padre, el también actor Lloyd Bridges, ha conseguido perfilar una carrera llena de emblemáticos personajes, casi todos ellos no demasiado integrados en la "normalidad" social.

Dotado de cierta inexpresividad y aire ausente, Jeff Bridges ha disfrutado de cuatro candidaturas al Oscar, por "La última película" (1972), "Un botín de 500.000 dólares" (1975), "Starman" (1985) y "Candidata al poder" (2000).

Otros de sus trabajos más conocidos han sido los de "Sin miedo a la vida", "El rey pescador", "Tucker, el hombre y su sueño", "Contra todo riesgo", "La puerta del cielo", "Tron", "El amor tiene dos caras", "Arlington Road" o "K-Pax".

Este jueves, en la competición oficial, ambos títulos coincidieron en mostrar el lado más negativo del ser humano, aunque con diferentes enfoques. Por una parte la corrupción consecuencia del narcotráfico, con el colombiano Gaviria, quien ha tardado años en encontrar financiación para terminar su "Sumas y restas", y por la otra la sed de poder en los ricos Estados Unidos, donde tampoco faltan tentaciones.

En otro orden de cosas, el Velódromo estalló con los ritmos brasileiros de la mano del documental "El milagro de Candeal", de Fernando Trueba, que ya hace unos días pudo verse en el Forum de Barcelona tras su estreno en la favela de Salvador de Bahía que da nombre a este nuevo trabajo musical del cineasta madrileño. Sin embargo, los espectadores de esta "macro sala" de cine disfrutaron de un complemento difícil de olvidar: la actuación en vivo de los dos protagonistas principales del film, el pianista cubano Bebo Valdés y el cantante y compositor brasileiro Carlinhos Brown.


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"SUMAS Y RESTAS", de Víctor Gaviria (Colombia-España)

Este año el colombiano Victor Gaviria vuelve a traer (tras dos participaciones en Cine en Construcción), ésta vez ya terminada, la pelicula "Sumas y Restas", que se adentra en el mundo de los cárteles de droga colombianos. El resultado final no ha acabado de convencer a los espectadores. Con un guión largo, repetitivo, y un ritmo plano, la película no es, aunque lo pretenda, nada emocionante, ni siquiera en las secuencias más tensas. A esto contribuye el hecho de que los dialogos, ya de por sí poco interesantes, no se entienden bien, a excepción de la retahila de tacos que repiten continuamente los personajes de la cinta.


"SILVER CITY", de John Sayles (EEUU)

En la unica produccion norteamericana que entra a concurso en San Sebastián, el director, John Sayles, no sabe aprovechar las posibilidades que le da el tema, una crítica contra la corrupción y la manipulación mediatica en el mundo de la política. La película -que participó antes en Toronto- tiene un buen arranque, con una trama que se aventura interesante, pero pasada la primera mitad del film, éste pierde intensidad al centrarse demasiado en la figura decadente del detective Danny O’Brien. Además el peso de su reparto coral fragmenta el relato hasta el punto de debilitarlo.