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Berlín 06: Winterbotton despierta una masiva adhesión a su alegato contra Guantanamo

por © J.A. (Berlín)-NOTICINE.com
Pen-ek Ratanaruang
Pen-ek Ratanaruang
Escenas de The road to GuantanamoPen-ek Ratanaruang14-II-06

El mismo día en que se filtraba el informe de un grupo de expertos por encargo de la ONU en el que se solicita el cierre de la prisión ilegal en el enclave norteamericano de Guantánamo (Cuba), el realizador británico Michael Winterbotton, de diversa pero valiente carrera, estrenaba mundialmente en Berlín "The road to Guantanamo", la primera cinta que trata sobre una historia real relacionada con ese lugar donde no rige ninguna ley y los presuntos radicales islámicos permanecen detenidos sin juicio. La enorme expectación despertada por el film no quedó defraudada por este docudrama, ni por su posterior rueda de prensa, en la que el cineasta compartió protagonismo con dos de los auténticos musulmanes británicos que fueron detenidos en Afganistán y cuya experiencia narra en imágenes.

La participación en el concurso de la 56 Berlinale de "The road to Guantanamo" opacó la presencia de las otras dos cintas del día, la oscura y surrealista cinta tailandesa "Invisible Waves" y el drama de emigración y amor iraní "Zemestan".

"¿Que si puede escandalizar en Estados Unidos mi película? No es antiamericana. Me consta que mucha gente en Estados Unidos está contra el campo de Guantánamo, pero lo que realmente debería escandalizar en todas partes es que esa prisión siga en pie y con más de 500 personas dentro sin esperanza de juicio ni conocimiento de los cargos que se tienen contra ellos", decía Winterbottom ante una sala de ruedas de prensa llena hasta la bandera.

Una y otra vez, el prolífico director británico repetía que este film no es sobre Guantánamo "en abstracto", sino sobre la experiencia real de tres musulmanes ingleses que pasaron allí demasiados meses tras haber sido detenidos en Afganistán, y hasta que las presiones del gobierno de Su Majestad lograron su liberación.

La cinta, que mezcla reconstrucción con actores de la aventura vivida con imágenes de archivo y declaraciones a cámara de los supervivientes del campo, arranca cuando en 2001 la madre de un joven emigrante paquistaní en Gran Bretaña le encuentra esposa en su país, y éste debe recurrir a sus más próximos amigos como testigos del enlace. Hasta allí viajan, pero antes de la ceremonia deciden hace un poco de turismo, y desde Karaji, tras acudir a una mezquita en la que el imán solicita voluntarios para ir a ayudar a sus "hermanos" en Afganistán, se lanzan a la aventura, encontrándose con los bombardeos norteamericanos y el caos. Ante la realidad de los hechos, deciden regresar a Paquistán, pero antes tres de ellos son primero detenidos e interrogados y luego enviados a Guantánamo. Del cuarto nada más se supo.

A Winterbottom no le duelen prendas para reconocer que su visión no es aséptica y desde que conoció el caso de estos jóvenes compatriotas que pasaron por el infierno de Guantánamo quiso hablar con ellos y hacer la película. "Sólo un sistema increíblemente perverso es capaz de imaginar un centro de internamiento para personas que no saben de qué se les acusa, no tienen derechos y -para más ironía- en la puerta de uno de esos campos pueden leer que quienes les tienen encarcelados son "defensores de la libertad", aseguraba Winterbottom.

El responsable de films tan diferentes como "I want you", "El perdón", "Code 46" o "9 songs / Nueve orgasmos" recibió aplausos tanto tras la proyección como a su llegada a la sala de ruedas de prensa, y algunos periodistas apoyaron sus frases con nuevas palmas.

Cinematográficamente, Winterbottom, que ha co-dirigido el film al lado del joven Mat Whitecross, ha montado una primera parte muy ágil, para alcanzar un ritmo normal cuando lo que parecían unas vacaciones se convierten en pesadilla. Aunque obviamente no le tiembla el pulso para exponer con detalle las condiciones de vida de los prisioneros, huye de cualquier efectismo. Algunos periodistas han sugerido que no hay dudas sobre quienes son los buenos y quienes los malos, e incluso un informador norteamericano se confesaba chocado de ver a sus "muchachos de uniforme" convertidos en un ejército de fascistas al frente de un campo de concentración, pero otros consideramos que incluso pudo ir mucho más lejos. No olvidemos que el informe arriba citado habla claramente de torturas y abusos dentro del campo, y que hay noticias fidedignas sobre otros centros ilegales de interrogatorios que han funcionado en diversos países, entre ellos varios europeos.

Es evidente que el cineasta británico -al que no le tiembla el pulso a la hora ya sea de denunciar el conflicto balcánico como el drama de la emigración, o ser sexualmente explícito por encima de las normas al uso- ha dado un "campanazo" en Berlín, y no sería raro volverle a ver en el palmarés el próximo sábado 18.

En la lucha por los Osos, participaron este martes otras dos cintas. La coproducción entre Holanda, Tailandia y Hong Kong, "Invisible waves" (Olas invisibles), de Pen-ek Ratanaruang, es un "thriller" opresivo, lento, oscuro y a la postre surrealista sobre un asesino a sueldo que mata a su amante y huye convirtiéndose a su vez en pieza de caza para criminales contratados por el marido de su víctima, que no es otro que su propio jefe.

También sin ninguna premura se desarrolla el drama iraní de Rafi Pitts "Zemestan" (En invierno), una deprimente historia de emigración en un pueblo en los confines de Irán. Un hombre que ha sido despedido, ante la imposibilidad de encontrar trabajo decide marcharse lejos, dejando tras de sí a su esposa y su hija, que nunca más recibirán noticias de él. Al cabo del tiempo, otro hombre en busca de empleo llega al lugar y se interesa por la bella mujer que un día fue casada...