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Crítica: "Yo, mi mujer y mi mujer muerta", sucesión de tonos que no combinan

por © Edurne Sarriegui -NOTICINE.com
"Yo, mi mujer y mi mujer muerta"
"Yo, mi mujer y mi mujer muerta"
El realizador español Santi Amodeo ("¿Quién mató a Bambi?") estrena su último largometraje casi en simultáneo a ambos lados del Atlántico, tanto en Argentina (este jueves) como en España (primero en el Festival de Málaga), ambos países coproductores.

"Yo, mi mujer y mi mujer muerta" es un drama que trata desesperadamente de virar a la comedia sin conseguirlo.
El guion, coescrito por el director y Rafael Cobos (habitual colaborador de Alberto Rodríguez en films como "La isla mínima"), nos cuenta la historia de Bernardo (Oscar Martínez), un arquitecto reconocido y profesor en la Universidad de Buenos Aires, próximo a su jubilación. Su prestigio profesional va acompañado de su carácter arrogante e inflexible y transita el momento más difícil de su vida cuando su mujer fallece. Haciendo caso omiso de la última voluntad de la difunta, se niega a incinerarla y a esparcir sus cenizas en la Costa del Sol, lugar del que era oriunda y al que solía viajar una vez al año para visitar a su familia.

La inopinada intervención de unos vándalos hará cambiar de opinión a Bernardo que cruzará el océano para llevar a cabo la dolorosa tarea de cumplir la voluntad de la difunta. Al llegar a España las cosas tomarán un cariz bastante sombrío cuando Bernardo comience a darse cuenta de que, a pesar de los años compartidos, ignoraba en buena medida cuáles eran los verdaderos sentimientos de su mujer.

En el camino se cruzará con Abel (Carlos Areces), un agente inmobiliario al borde de la quiebra, que le ayudará a seguir los pasos de su esposa y a encontrar el lugar donde ella deseaba descansar por toda la eternidad. Es -a partir de la aparición de este personaje- que cambia el tono del drama hacia la comedia y junto a Amalia (Ingrid García Jonsson) conformarán el trío que correrá insólitas aventuras.

En su primera parte es donde el film se siente más logrado, mientras Bernardo trata de lidiar con la tristeza que le causa la muerte de su esposa en una casa que le queda demasiado grande y que se percibe muy vacía.

Cuando la acción cambia de escenario y el guion trata de hacer comedia con las sensaciones del protagonista al descubrir una faceta que desconocía de su mujer, se siente decaer el atractivo que tenía en su inicio.

La presencia de Oscar Martínez, actor de reconocida trayectoria, es uno de los puntos fuertes de la cinta, mientras que los actores secundarios hacen lo que pueden con sus personajes, apenas esbozados.

"Yo, mi mujer y mi mujer muerta" resulta una película errática y bastante irregular. El paso del drama intenso a la comedia deslucida le hace un flaco favor al resultado final.

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