Jorge Ramírez Suarez habla sobre el estreno mexicano de "Guten tag, Ramón"

Escena de 'Guten tag, Ramón'
Esta semana llega a las salas mexicanas la película “Guten Tag, Ramón”, del director Jorge Ramírez Suárez, como puede deducirse del título coproducida por Alemania. El autor de "Conejo en la luna" propone una amable comedia sobre "otra" emigración. Su personaje central, un joven durangués (Kristyan Ferrer), aburrido de intentar una y otra vez -sin éxito- cruzar hacia el vecino del norte, decide probar suerte en un país europeo "sin migra", Alemania. Coprotagonizan esta cinta la alemana Ingeborg Schöner, Adriana Barraza, Arcelia Ramírez y Héctor Kotsifakis. NOTICINE.com habló en exclusiva con el director y guionista.

- ¿Nos resumiría de qué trata su película?
Es la historia de un muchacho de 17 a 18 años mexicano que vive en una ranchería donde no hay nada. Ha intentado 5 veces irse a EEUU a buscar una mejor vida, para mantener a su abuela y a su madre que están enfermas, y nunca puede. Entonces a través de un amigo que le dice que tiene una tía viviendo en Alemania y que ahí no hay "migra", ni "border patrols", ni necesita visa. Por fin -después de mucho pensarlo y de lograr el dinero para irse a Alemania- llega al país, busca a la tía de su amigo, pero nunca la encuentra. Es una historia sobre sobrevivir sin hablar ningún otro idioma; ni siquiera tener un celular. Nunca en su vida ha tenido un celular, es una persona muy humilde. Y cómo logra sobrevivir en Alemania con la ayuda de unas personas pensionadas, ya mayores, que viven solas.  De alguna manera se habla de una solidaridad entre estas dos situaciones: la gente retirada de un país civilizado de primer mundo como Alemania que viven muy solos, y este jovencito que no sabe hablar alemán ni inglés, pero que tiene mucho que dar. Baila increíble, dibuja increíble. Les enseña a bailar, les ayuda con cosas pesadas, con cosas del edificio donde vive. Es una relación humana, de solidaridad. Me dieron ganas de contar la historia de alguien al que le va bien, a pesar de todos los problemas. Gente con un corazón que quiere vivir dignamente sin ser criminal.

- Se ha querido usted salir de algunos de los "temas mexicanos" que parecen interesar en el exterior, el narco, la violencia, la emigración....
Bueno, sí, pero también es una historia de emigración, aunque diferente. Es algo mucho más sencillo, es una película mucho más humana también. Y sobre todo es una película en la que lo que estamos tratando de plantear es que la pobreza no necesariamente nos convierte en criminales. Yo creo que hay muchísima gente muy humilde en México, que tiene un gran corazón. México es un pueblo muy amistoso y a pesar de los problemas tiene mucha alegría, y yo quise reflejar eso en la película. También he querido llegar a un gran público. Hay 20 millones de mexicanos viviendo fuera de México y 110 millones en México. Yo creo que hay un gran potencial para que otros países vean a otro personaje, a un personaje mexicano que no es un migrante criminal, o no es un narcotraficante, sino una persona muy linda, y muy humana, y que puede dar mucho amor.

- Y a la que finalmente no le va tan mal...
Bueno, sí le va mal en este término de que no encuentra a la tía y tiene que sobrevivir solo, pero sobrevive y luego lo ayudan y él también ayuda. Es de dos vías. El también ayuda a estos viejitos pensionados que encuentra en Alemania.

- ¿Cómo surgió la idea de la película?

Yo llevo muchos años entre los dos países, con mucho interés de hacer una película con Alemania. Es un país que conozco muy bien, ahí vivo, hablo alemán, y para mí era una manera natural de mostrar este mundo mexicano y este mundo alemán, en una película para que uno se quede con un buen sabor de boca. Para mí es muy importante que cuando se acabe de ver la película, uno tenga como esta sensación de “Qué bello es vivir / It’s a Wonderful Life”. Como el cine de Capra, o el cine italiano, o “Elsa y Fred” o “Slumdog millionaire - ¿Quién quiere ser millonario / Quisiera ser millonario / Quieres ser millonario / Slumdog Millionaire”. Son películas que a pesar de mil problemas acabas con un sabor de boca de satisfacción.

- ¿Cómo fue que consiguió tan buenos actores?
El casting realmente fue muy interesante. Era muy importante que el personaje principal, el jovencito, fuera alguien con una gran fuerza actoral porque lleva toda la película a cuestas, sale prácticamente en todas las escenas de la película (creo que hay dos en las que no sale). Me costó un poco encontrar a alguien, hasta que dí con Krystian Ferrer, que era el actor de “Días de Gracia”. También salió en “Sin nombre” y “En el infierno”. Es un actor que ha trabajado ya mucho tiempo, empezó muy jovencito, con nueve años. Cuando vi “Días de Gracia”, dije: ‘Aquí está mi actor’ y efectivamente le dije : ‘Estoy desarrollando este proyecto’. Desde muy temprano se lo di y ya empecé a reescribir muchas cosas a partir de que sabía yo que él era el personaje principal. Adriana Barraza fue mi primera decisión de decir ‘Me gustaría trabajar con Adriana’. No la había conocido, ni había trabajado con ella anteriormente, pero la busqué, le di el guión, le gusto mucho, y me dijo ‘Le entro’. Y Arcelia Ramírez es alguien que conozco desde hace muchísimos años, debutamos el mismo año haciendo cine ella y yo. Hemos trabajado juntos muchas veces y tenía muchas ganas de repetir. El resto del reparto mexicano fue a proceso normal típico de casting. Tengo a Héctor Kotsifakis que es estupendo también en la película. De la parte alemana sí necesité más ayuda, porque no había dirigido anteriormente a un actor alemán. Y entonces sí tenía yo menos referencias. Me puse en contacto con una agencia especializada alemana y me hablaron de Ingeborg Schöner, que es la viejita principal de la película. Lleva 100 películas; trabajó con Vittorio de Sica, con muchos directores italianos. Ella habla italiano. Pero tenía 80 años la señora. Tenía ya un rato que no había trabajado. En los últimos cuatro años había hecho una serie de televisión muy conocida en Alemania pero era lo último que había hecho. Y le encantó que la llamara. Y además, sobre todo para un personaje principal, porque la verdad, ya a esas edades los llaman para personajes más pequeños. Y la verdad fue un gran, gran acierto. Es una súper actriz. Y me encantó su perfeccionismo. Aún estaba medio enferma, de repente le dio un virus medio extraño en Durango y aún así siguió trabajando. Y creo que es un complemento perfecto porque es una mujer muy bella pero ya de edad, con una gran dulzura y una gran fuerza, y creo que Krystian Ferrer y ella se hicieron un click increíble. En la película ella no habla más que alemán, y Ramón no habla más que español, pero se comunican con señas y dibujos. Y Ramón, poco a poco, empieza a aprender alemán. Creo que es una película muy diferente de las mexicanas que has visto por esta relación con Alemania. Filmamos con mucha nieve, a diez grados bajo cero. Realmente yo quería que se notara este frío europeo de invierno comparado con un desierto durangués con montañas. Filmé donde filmaba John Wayne sus westerns en Durango, un lugar mágico, increíble, unas montañas divinas y un desierto. De ahí viene Ramón, y luego llega a Alemania, donde todo es muy diferente.

- ¿Fue complicada la financiación de la película?
Realmente no fue tan complicada. En México realmente tuvo una respuesta muy rápida de Fidecine, un fondo que ya me había ayudado con “Conejo en la luna”. Eficine también ayudó, y además un coproductor alemán (Thierry Potok), que tiene una empresa de apoyos federales alemanes. A veces un fondo tiene un tiempo y tienes que esperar a que se complete el otro fondo. Casi un año tuve que esperar a que se completara la segunda parte. Eso me hizo que esperara ya con bastante dinero financiado. Pero bueno, nuestro cine así se hace. En otras películas he tenido más dificultad de conseguir financiamiento, esta fue bastante rápida.

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