Entrevista con Joaquín Oristrell, ante el estreno de "Hablar"

Joaquín Oristrell y parte de sus actores
Este viernes se estrena en los cines españoles "Hablar", la última película del guionista y director Joaquín Oristrell, autor de otras cintas como "Dieta mediterránea" o "Va a ser que nadie es perfecto". "Hablar" es una apuesta arriesgada, que compuesta por un total de 20 historias, que giran en torno a la palabra y a la comunicación. 20 historias que se entrecruzan a lo largo de un recorrido de 400 metros: desde la madrileña plaza de Lavapiés hasta la Sala Mirador. La película es un viaje entre el teatro y el cine, que rodada en un plano único y en continuidad durante 80 minutos, nos traslada a una noche en éste popular barrio de Madrid. La cinta inauguró el pasado Festival de Málaga, y unos días antes de que llegue a la pantalla grande, NOTICINE.com habló con su director sobre esta peculiar experiencia.

- ¿Cómo surgió la idea de la película?
La idea surge hace cinco años, hicimos aquí (Sala Mirador) una especie de seminario, encuentro, con muchos actores, algunos de ellos están en la película, y otros no, y al revés, algunos de los que están en la película no estaban. Un encuentro sobre crear personajes a partir de los actores, es decir, una creación hecha a partir del actor, que crea el personaje, entonces, hicimos unos monólogos, con la excusa de la palabra "hablar", que en principio eran llamadas telefónicas a uno de estos programas de noche donde uno llama y cuenta sus miserias, y así, salieron unos textos interesantes, seguimos dándole vueltas durante mucho tiempo, sobre si hacer una pieza teatral, o qué hacer, y surgió la idea de hacer una película, pero claro, cada vez que lo planteábamos, por mucho que intentáramos hacer un sistema de producción casi como de corto, cada monólogo un fin de semana etc., como si fuera un corto, era imposible reunir a toda la gente, y hubo un momento en el que yo dije, "Bueno esto quizá lo podríamos hacer en un plano secuencia", pero lo dije en broma (se ríe), y todos, "Sí que bien, que tal, que cual". Entonces la idea empezó a cundir, y ahí surgió, por lo tanto, lo que era una necesidad, acabó convirtiéndose en el sentido de la película. Le dimos vueltas, pensamos en cómo hacerlo, se me ocurrió el trayecto, les planteé a los actores de qué íbamos a hablar, que era un retrato de la España contemporánea en un barrio como Lavapiés, e hicieron sus propuestas, y yo poco a poco fui ubicándolo con Google Maps, y me fui dando cuenta de que era una película sobre la calle y sobre la gente en la calle, y que tenía mucho sentido hacerla de noche y en 80 minutos en continuidad.

- Precisamente por eso, por esa casi hora y media en plano secuencia, ¿A qué dificultades se enfrentó?
A todas (se ríe). Todas y no tantas, tuve un equipo técnico muy bueno, de producción, de dirección, de cámara, de sonido... entonces primero pensamos en las dificultades técnicas, nos preguntamos si aguantaría una cámara EPIC, 80 minutos seguidos sin batería etc... Por otro lado, llegaban las propuestas de los actores, tres con texto, pero las demás había que hacerlas, así que nos íbamos reuniendo aquí en el teatro, iban viniendo a las horas que podían e improvisábamos las escenas, y yo las grababa con un smartphone que tenía, con la pantalla rota por cierto, y mientras, íbamos viendo cómo lo haríamos. Teníamos que idear una logística para que ese plano nunca se detuviera, para que no hubiera espacios vacíos, que es lo que pasa a veces con los planos secuencia, que pueden llegar a aburrir. Entonces, diez ayudantes de dirección se apuntaron gratis, junto a Javier Soto, que es el ayudante principal, que es un figura, ha trabajado con Iñárritu, con Cuarón... y ellos iban con grupos de actores, y los iban soltando. Por otro lado, estaba la dificultad del barrio, que estaba abierto, el barrio no cierra por vacaciones, la gente que sale en las terrazas es gente de verdad, incluso hubo vecinos que se quejaron, aquí mismo, en este patio donde estamos viven vecinos muy mayores, y en la última toma, el segundo día – rodamos dos días - , nos dijeron, "Como os paséis de la una, salimos con cazuelas, y os fastidiamos el plano". Terminamos a la una menos tres minutos. Así que tuvimos muchas dificultades, pero son lo que le dan el clima a la película, y le dan la tensión a las interpretaciones, a la cámara... y es la calle, la calle es así.

- ¿Cómo preparó el rodaje?
Primero ubiqué cada personaje, por sitios, por sets, es decir, empezábamos en la estación de metro de Lavapiés, ahí presentábamos unos personajes, y cada uno tenía su sitio, sabíamos cual era el sitio de cada uno, y nos trasladábamos de unos personajes a otros, nos movíamos por sets. Al equipo técnico le conté muy bien cómo era el plano, hicimos un ensayo con actores de la escuela, que hacían de dobles de los propios actores, excepto alguno que se prestó a hacerlo él, y el domingo ya los reunimos a todos, menos a Antonio de la Torre, que venía de Colombia y llegó dos horas antes del rodaje. Hicimos el ensayo general, que ya no se cortó, y esa fue la preparación. Rodamos el lunes, y  rodamos el martes, dos tomas, la primera a las 9 de la noche, y la segunda sobre las 12 menos cuarto. En medio nos comimos un sándwich, este patio era como un campamento hippie, todo el mundo aquí, y la película, al final, es la última toma.

- Hace no tanto Iñárritu ganó varios premios Oscar por "Birdman", donde en toda la película se simula un plano secuencia, ¿Cree que este hecho se convierte en una oportunidad para la suya, siendo "Hablar" al completo un plano secuencia real?
No, son dos propuestas completamente distintas, quiero decir, en el momento en el que se le resta mérito a Iñárritu porque no hace un plano secuencia de verdad, es un poco injusto, él ha pensado la película como un plano secuencia, lo que pasa es que técnicamente era imposible, no puedes pasar de un señor que está en el suelo, a uno que está volando, pero él ha pensado la película en continuidad. Es como los planos que hace Cuarón con "Gravity" o "Hijos de los hombres", no son planos reales, pero están pensados para eso, son planos que utilizan mucho el digital etc... Luego hay otros como uno de los de "Goodfellas" o el primero de "Snake Eyes", que además mueven mucha figuración, en el caso del estadio con 500 personas; esos sí que son planos muy potentes. Lo que sí, hay una anécdota, y es que yo al día siguiente de terminar, terminamos un martes, y el miércoles me fui a Capellanes, abrí la prensa, y vi "Iñárritu ha presentado una película en plano secuencia en el festival de Venecia". Fíjate cómo fluyen las ideas de pronto, fue al día siguiente, a finales de agosto, que es cuando es el festival.

- ¿Cómo consiguió financiar la cinta?

Aquí está uno de los productores, que es José Sámano, ellos han arriesgado mucho, porque les planteas que quieres hacer eso, pero no sabes si de eso va a salir una película, y no tienes la certeza de que vaya a llegar a las pantallas, o vaya a tener beneficios, pero apostaron con ello. Aunque hubiera cosas voluntarias, había un presupuesto que había que levantar, y tuvimos la suerte de que, sobre todo él creyó en el proyecto, y seguimos adelante.

- ¿Tiene algún próximo proyecto?
He terminado una tv movie para TVE y TV3, muy curiosa, sobre un mentalista que existió realmente, un gran hipnotizador, que tenía como nombre de guerra "Fastman", hombre rápido, decía él. Creo que es muy curiosa, porque me parece que es algo que aquí se ha tocado poco, el tema de la hipnosis y todo eso; y también estoy en una serie, así que ahí voy.



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