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Crítica: "No lo llames amor, llámalo X", de la tele al cine ida y vuelta

Rodaje de 'No lo llames amor, llámalo X
Rodaje de 'No lo llames amor, llámalo X


Por José Daniel Díaz

La comedia española está de moda, o al menos un estilo de comedia que se heredó de series como "7 vidas" o "Aída". Es un humor  basado en el doble sentido, en situaciones que muestran controversia en el personaje y comentarios asociados a episodios de la actualidad que todos conocemos. El guionista y director de origen justamente catódico asociado a dichas producciones de éxito Oriol Capel utiliza estas armas para presentar "No lo llames amor, llámalo X", aunque el resultado no sea todo lo bueno que se esperaba...o justamente el esperado, según se mire.

El género del humor nacional ha sufrido una evolución paralela a la sufrida por la sociedad. Desde el destape que nos trajo personajes interpretados por los caricatos televisivos Andrés Pajares o Fernando Esteso y el famoso "que vienen las suecas", hasta ahora, el camino ha cambiado de rumbo y ha desembocado en títulos como "Fuera de carta" y "Que se mueran los feos", ambas de Nacho G. Velilla; "Pagafantas", de Borja Cobeaga, o "La torre de Suso" y "¿Para qué sirve un oso", de Tom Fernández.  

Oriol Capel se estrena en la dirección con un guión en el que participa el propio Nacho G. Velilla. El punto fuerte del film es la sucesión de gags más o menos acertados. Chistes fáciles pero efectivos que mezclan esa época del destape de inicios de los 80 con la actualidad.

Actores  muy conocidos arropan la labor del joven director. Paco Leon, Julian López, Carlos Areces, Kira Miró, Adriana Ozores, Mariano Peña y Ana Polvorosa son algunos de los nombres, populares por sus interpretaciones en series españolas, que se embarcan en esta peculiar historia. Su trabajo no desentona con sus apariciones en la pequeña pantalla y ofrecen más de lo mismo; lo que su público habitual demanda cada semana.

El director de cine porno Pepe Fons (Mariano Peña) decide llevar a cabo su última gran obra maestra, "El alzamiento nacional", con el reparto habitual que le acompañó en todas sus películas. Las dificultades económicas y personales complican un rodaje que pretende ser el último gran legado de un cineasta venido a menos.

Es absurdo valorar cinematográficamente un producto destinado al entretenimiento puro y duro sin más pretensiones que lanzar en las salas de cine lo que cada fin de semana se encuentra en algún canal privado. Y no es ninguna locura hacerlo porque el número de seguidores que enciende el televisor para ver el capítulo correspondiente no es en absoluto desdeñable.

La cartelera española vuelve a presentar un producto que últimamente está funcionando y atrayendo espectadores. Es lógico pensar que no será un fracaso aunque su techo es difícil de calcular, dependerá de cuántos fieles de las series españolas se levanten de su cómodo sofá para salir a la calle, entrar en un cine y pagar la entrada correspondiente.

Su premiere se produjo en el marco del pasado Festival de Málaga donde obtuvo una gran respuesta por parte del público, un público históricamente agradecido a las películas cómicas. Si eres seguidor de series como "Aída" no puedes perderte "No lo llames amor, llámalo X", pero si exiges algo más de sofisticación en la sonrisa y de originalidad o atrevimiento en los planteamientos... cambia de canal.

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