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Colaboración: Angeles González-Sinde, siempre nos quedará París...

Angeles González-Sinde
Angeles González-Sinde
Por Jon Apaolaza

En vísperas de dejar de ser ministra de Cultura, Angeles González-Sinde ha entregado al gran cineasta greco-francés Costa Gavras este sábado la medalla de la Orden de las Artes y las Letras de España. Aunque su relación con este país ha sido más bien tangencial, a través de sus colaboraciones con el guionista Jorge Semprún, hay poco que discutir sobre el merecimiento de la recompensa otorgada. Sin embargo, en este tiempo de crisis y de demanda popular contra los privilegios de los políticos, cabe preguntarse ¿Por qué tuvo que ir la ministra a París a llevarle esa medalla?

Por supuesto, a cualquiera le seduce la idea de pasar un fin de semana en la capital francesa, pero se supone que la actividad profesional y el sueldo de la señora González-Sinde la habilitan para pagárselo de su bolsillo y no cargar sus gastos y los de su séquito (asesores, funcionarios, agentes de seguridad...) a un Ministerio de Cultura con las arcas vacías, que lleva meses sin pagar facturas a proveedores y colaboradores por ese motivo.

Hubiera resultado mucho más barato, pero sobre todo más lógico, pagarle al Sr. Costa-Gavras un billete en "business", incluso a él y a su pareja, para que en dos horitas se plantara en Madrid y recogiera la medalla que le daba el Gobierno de España. Hasta podía haber regresado en el día...

Pero se ve que no, que para los intereses de la Sra. González-Sinde lo bueno era desplazarse ella y su equipo, un fin de semana, al Instituto Cervantes de París, y de paso ver a los amigos y hacer unas compras. Probablemente, era consciente de que no le iban a quedar muchas más oportunidades. En una semana habrá elecciones, que por méritos propios perderá el partido de la Sra. González-Sinde, así que hay que aprovechar para dar un último sorbo a los placeres del poder.

Cuando escribo estas líneas, miles de personas, seguidores del Movimiento 15-M, se preparan a marchar en Madrid para reclamar entre otras muchas cosas que los políticos se solidaricen con las víctimas de una crisis que no han sido capaces de prever ni atajar, y no sigan instalados en privilegios, pensiones vitalicias y gastos de representación. Aunque la señora González-Sinde sea directora y guionista, durante unos años ha ejercido como política, y desde su supuesta ideología de izquierdas, debería entender esa indignación ante el despilfarro de un dinero público gastado sin justificación... por ejemplo para entregar una medalla a miles de kilómetros de su Ministerio.

En vísperas de abandonar ese despacho, debería más bien reflexionar sobre lo que ha sido su poco afortunado paso por la cosa pública, con una ley de dudosa constitucionalidad contra las descargas de Internet que finalmente ha sido incapaz de desarrollar y poner en marcha, y que posiblemente el próximo gobierno del PP tumbará a las primeras de cambio. Claro, que como buena cinéfila, y a su regreso a España, pensará que los perdedores siempre han sido personajes más interesantes, y recordará la inmortal enseñanza de "Casablanca": Siempre nos quedará París...

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