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Crítica: "El crítico", gente sin swing

Rodaje de 'El crítico'


Por Juan Pablo Russo

La ópera prima del también periodista argentino Hernán Guerschuny, "El crítico" (2013), es una película criptica, pese que a priori parezca todo lo contrario. Focalizada sobre el fuera de campo laboral que rodea a la profesión de un crítico de cine puede dejar afuera al espectador de un montón de situaciones internas que no tiene porqué conocer.

Víctor Téllez (Rafael Spregelburd), crítico de cine de un diario, es un ser tosco, amargado, demasiado revulsivo y algo obsesionado. Pareciera que odia el cine (o la vida) y que descarga su ira contra el mundo en las reseñas que escribe, defenestrando cada película que cae en sus manos. Mientras busca una casa para mudarse conoce a una mujer (Dolores Fonzi) que lo hará transitar por el lugar común de las comedia románticas que tanto odia, encerrándolo en un laberinto sin retorno.

Estructurada como una comedia romántica, El crítico recurre a una serie de elementos y mezcla de géneros que terminan por volverla un híbrido que no encuentra su tono justo y termina por volverse algo fría en su resultado final. Pero tal vez más distante la encuentre el espectador común cuando se quede afuera de la mayoría de los gags que hacen referencia al mundo interno de la crítica de cine y que cualquier ser humano común y corriente no tiene porqué conocer. No por esto se está minimizando la capacidad del espectador, sino que el gag no va a tener el efecto deseado, y puede que esto termine por jugarle una mala pasada a una película que en el fondo trata un tema universal como lo es "el chico conoce chica" y no mucho más que eso.

Técnicamente impecable, Hernán Guerschuny construye planos en los que se conjugan encuadres maravillosos con una paleta de colores que va del blanco y negro pasando por los cálidos y los fríos para marcar los estados de los personajes. También vale la pena mencionar la música original que no sólo sirve para acompañar situaciones, sino que también actúa como un gran homenaje al cine y le imprime un tono personal.

Finalmente será el espectador quien decida si lo que ve lo divierte o lo deja afuera. Esto no deja de ser nada más que una crítica a una película sobre un crítico en la que es imposible no verse reflejado si uno ejerce esta profesión. Somos esa extraña gente sin swing que vive de criticar.

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