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OPINIÓN: La independencia y la unión en el cine argentino

por © DAC-NOTICINE.com
Juan José Campanella
Juan José Campanella
16-V-03

El pasado día 7 publicamos un artículo del cineasta Bebe Kamin, directivo de la asociación de directores DAC y representante de la misma ante el Consejo Asesor del INCAA, sobre los conceptos de "independencia", la dicotomía entre lo "nuevo" y lo "viejo" y el asociacionismo en el cine argentino. Hemos recibido la respuesta de otro realizador, Juan José Campanella ("El mismo amor, la misma lluvia", "El hijo de la novia"), que reproducimos a continuación:

Por Juan J. Campanella

Para empezar, estoy totalmente de acuerdo con Kamin en que la dicotomía "Nuevo Cine-Viejo Cine" es un invento de la prensa. Lo he dicho siempre. Y a él sólo se prenden los realizadores noveles que por no tener experiencia, no digo de cine sino de vida, se dejan engrupir por gente como Quintín, desesperados por inventarse un protagonismo que la vida les niega día a día. Pero yendo al tema madre de tu carta, creo que todo es inútil mientras haya más de una agrupación que asocie a los directores. A las ya existentes, se une ahora una "independiente", que no tiene ningún sentido. Esto ocurre en nuestro país, en donde el ánimo de discutir parece primar siempre por sobre el de buscar coincidencias. Aclaro por qué dije que una asociación de independientes no tiene sentido. Es porque el término "independiente" en nuestro país no tiene sentido. ¿qué quiere decir "independiente"? Supongo que será el cine no financiado por algún multimedios. Entonces, resulta raro considerar, por ejemplo (y sin emitir ningún juicio de valor), a Burman como un "independiente" cuando su última película fue producida por Patagonik. Pero por otro lado, conociendo a Daniel, estoy seguro de que cada cuadro de esa película fue decidido por él, por lo que entonces sería independiente. Por otro lado, mi última película fue co-producida por Patagonik, Pol-ka y JEMPSA, y jamás tuve tanta independencia. De la misma manera, si decidiera que mi próxima película sea una película chiquita, con actores desconocidos, en video (en realidad lo estoy pensando), ¿eso me convertiría en "independiente"? ¿Quizás sería "independiente" durante una película solamente, y después volvería a ser "multimediático" o "dependiente"? Conocemos la injerencia creativa que tiene, por ejemplo, la Sra. Lita Stantic en sus películas. Al decir unánime de sus directores, es más determinante de elementos creativos en sus películas que ningún productor con el que yo haya trabajado. ¿Esto convierte a sus directores (Lucrecia, Caetano) en menos "independientes"? O es quizás que lo "independiente" responde a una estética, y no a un método de financiamiento? En este caso, la división es dogmática, y ciertamente, subjetiva. ¿O es independiente el hacer cine con actores desconocidos? En ese caso, "Sábado", protagonizada por Gastón Pauls (un actor de cine comercial y TV) ¿sería menos independiente?

Si cualquier productor de la agrupación de cine independiente consiguiera un millón y medio de dólares para su próxima película, ¿lo rechazaría? ¿O aceptaría pagarle a su equipo el 100 por ciento de SICA, como tendría que ser norma? ¿No lo haría por miedo a que lo echen de la asociación de independientes? Quintín afirma que los pocos medios es condición del cine independiente. El puede ignorar mucho sobre el cine, pero los que somos profesionales sabemos que por lo menos se necesita una cámara, película y luces. O sea que los pocos medios son actores desconocidos (cuya única diferencia por sobre los conocidos es que son baratos, no es que sean mejores ni peores) y no pagarle al equipo lo que este se merece y establece el sindicato. Divisiones sin sentido, que no resisten el menor análisis, siempre sujetas a los cuervos de siempre, que lucran con fomentar un debate que no tendría ni que existir.

Mientras haya directores que se peleen entre sí, o que piensen que su trabajo es más importante, ya sea por generar industria o por ser revolucionario artísticamente, no vamos a ser mucho más que una triste remake de aquel viejo programa "Polémica en el Fútbol", en donde gente en la platea puteaba a los jugadores y técnicos en el piso, mientras el "conductor" del debate se movía indemne (no arriesgaba nada) y ganaba sus dinerillos. Seguramente hay cosas por las que hay que discutir y luchar. Por una legislación que comprenda al cine industrial y al cine emergente. Que apoye al cine que le paga al trabajador y al cine de donde salgan nuevos valores. Tendríamos que poder opinar, por ejemplo, si es conveniente gastar millones en un Festival, o es mejor utilizar eso para comercializar nuestro cine en el Exterior. Proponer un serio apoyo a nuestro cine una vez que se termina la película, por ejemplo. Establecer reglas claras y concretas para la selección del apoyo de películas.

Vos proponés juntar a los distintos grupos a debatir. Permitime que los años de experiencia (que son más o menos los mismos que los tuyos) me hayan convertido en un escéptico. Lamentablemente, nuestro entrenamiento más grande como sociedad ha sido en el conflicto, el debate y la pelea. La creación de un grupo que separe a los productores autoproclamados independientes de los demás lo demuestra. No creo en juntar a distintos grupos. Creo en juntar a todos los individuos (directores, productores, creativos, distribuidores y técnicos) bajo una misma entidad, una Academia. Tengo ganas de participar, y participaré, pero solamente cuando nos juntemos en una sola Asociación, una Academia, real y fuerte. En este momento, están a cargo de eso uno de los tantos grupos de Productores, y la cosa no va ni para atrás ni para adelante.

Propongo ponernos al tanto de cómo funcionan las dos Academias importantes que se me ocurren hasta el momento: España y USA, y ponernos a buscar una plataforma común, con objetivos comunes. Podemos hacer esto sin ayuda del Instituto. Un lugar en donde entren los directores y técnicos más establecidos y los más nuevos, con un sistema de inclusión basado tanto en el cuerpo de trabajo, como en la capacidad emergente. Desde un lugar común, podremos entonces buscar plataformas sólidas, y que no pasen por lo subjetivo. Una Academia así incluiría a la gente cuyo interés es desarrollar el cine de la manera más obvia posible: hacer películas. No vender revistas. Espero que no hayas pensado en mí cuando dijiste que algunos directores aborrecen lo gremial. Es verdad que no me quiero asociar a ninguna de las TRES (y ahora CUATRO) asociaciones de Directores, porque no sé, por ejemplo, qué es lo que las divide ni lo que las une. Por mi trabajo en EEUU soy miembro del DGA, el sindicato de Directores, que es fuertísimo, con el que no se jode, y que es muy protector de sus socios. Como acá, si bien estamos pasando un buen momento, la situación estructural es débil, quizás sea ridículo hablar de un sindicato con aportes, obra social y todo eso para los Directores. Especialmente cuando muchos directores (tanto del viejo como del nuevo cine, digamos que del cine de todos los tiempos) no dudan demasiado en cortarse solos, abandonando sus asociaciones, sus ideas manifiestas y SU EQUIPO cuando sienten el aroma de un subsidio, de un co-productor extranjero o de un simple premio en el Festival de Poronga.

El cambio tiene que ser más profundo y a la vez, más fácil, que el propuesto. El cambio viene por formar de una vez por todas, una Academia, con una agenda clara, y con elecciones democráticas.