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La explicación de por qué "Roma" no ganó el Oscar a mejor película

por © Matilde Hellín-NOTICINE.com


La decisión de la Academia de premiar con el Oscar a mejor película a "Green Book", de Peter Farrelly, en lugar de a la mexicana "Roma", como esperaba gran parte de la crítica especializada (el film lleva acumulados esta temporada de premios más de 160 reconocimientos, entre ellos mejor película en los BAFTA y en los Critics' Choice) no ha estado exenta de polémica. El film de Alfonso Cuarón, que podría haber sido el primero de la historia rodado en español en hacerse con la estatuilla y el primero de una plataforma onñine, obtuvo el pasado domingo los galardones a mejor película de habla no inglesa, mejor dirección y mejor fotografía. Tres premios de las diez nominaciones a las que aspiraba (era la película que más opciones tenía, junto con "La favorita / The Favorite). Algunos señalan el hecho de que el film no esté en inglés como causa de su derrota, sin embargo, son muchas las voces que culpan al interés de la industria hollywoodiense por perpetuar el modelo de negocio tradicional sobre uno que distribuye su contenido por streaming.

"Green Book" no era la favorita, ni siquiera era la opción más señalada para competir con "Roma" (muchos apuntaban a "La favorita / The Favorite, que ha resultado ser la gran perdedora de la edición). Incluso Spike Lee, ganador por "Infiltrado en el KKKlan / BlacKkKlansman" al mejor guion adaptado, no ocultó su descontento tras conocer al vencedor del máximo galardón. Han sido varias las voces conservadoras de la industria que se han alzado contra la irrupción del nuevo modelo y han intentado frenarlo, como el festival de Cannes (que impidió la participación de films no distribuidos en salas el año pasado) o Steven Spielberg (quien ha defendido abiertamente que las películas deben verse en cines frente al streaming y ayudó con la distribución de "Green Book").

Un investigador afiliado al Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Marco A. Morales, ha explicado las causas que respaldan esta teoría, en un artículo publicado en Expansión. Señala en primer lugar que el hecho de premiar a "Roma" con el reconocimiento significaría "una disrupción completa a la industria cinematográfica global", y lo evidencia con tres razones. En la primera, Morales hace referencia al cambio en la fuente de ingresos de un modelo a otro. La industria tradicional se mantiene por las ganancias en taquilla, derechos de transmisión en TV, derechos en servicios de video bajo demanda o venta de DVDs. El nuevo modelo de negocio, sin embargo, genera nuevo contenido para retener a sus suscriptores: "No dependen del número de personas que vean una película, sino del número de suscriptores al servicio".

Otra razón es que la irrupción del nuevo modelo "cambiaría la lógica para elegir las películas que se producen", con la ventaja de poder producir películas preferidas por "minorías cinéfilas", al no tener que maximizar el tamaño de la audiencia. El tercer motivo sería que "validaría que producciones de bajo costo son viables como negocio", y pone como ejemplo a "Roma" (el film costó 15 millones de dólares, más 30 gastados en promoción, una fracción de lo que otras películas ganadoras del Oscar costaron).

Morales continúa su tesis evidenciando que "la industria global de medios no tiene los brazos cruzados frente a la posibilidad de disrupción", exponiendo las acciones que está tomando dicha industria. La primera, señala, "cambiando el entorno de la competencia". Algunas compañías de la industria tradicional (como Disney o NBCUniversal) están preparándose para entrar en el nuevo modelo, retirando sus productos de las plataformas que actualmente controlan el nuevo mercado, como Netflix o Hulu, para hacer sus ofertas "más atractivas por contenido exclusivo".

La segunda acción que están llevando a cabo los grandes conglomerados de los medios tradicionales es apostar "contra la viabilidad a largo plazo de SVOD (suscripciones de video bajo demanda)". Gran parte del contenido de las plataformas en streaming es propiedad de las compañías convencionales, quienes lo ceden, y, al suprimir esa cesión, el nuevo modelo tiene que generar contenido original para sobrevivir, aumentando su deuda. Cita como ejemplo el caso de Netflix, que tendría que "duplicar el número de suscriptores para poder volverse viable como negocio en el largo plazo", debido a su deuda actual. Además, Netflix (y otras plataformas) no poseen estudios propios y contratan a los tradicionales para realizar su propio contenido.

El experto finaliza con esta conclusión: "Un Oscar como mejor película para 'Roma' hubiera marcado el principio del cambio. La industria cinematográfica global no está lista para el cambio; tiene demasiado en juego".

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