El director Juan José Campanella, que consiguió el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa con "El secreto de sus ojos", ha celebrado esta semana el décimo aniversario junto a su compañero, el novelista Eduardo Sacheri, en una convocatoria virtual online de la asociación Amigos de la Universidad de Tel Aviv, donde ha manifestado que, a pesar de la magnífica acogida que obtuvo el film, no ha logrado marcar una tendencia en el devenir del cine argentino.

"Influencia dentro de la industria, no sé si ha tenido. Pero cuando pasa una cosa así, durante un tiempo relativamente corto hay una expectativa con respecto a la producción de esa nación. Se hacen retrospectivas. Y ahora, por ejemplo, la gente busca en la web las películas de esos directores y de esos actores. Pero, a diez años, no creo que haya influencia", aseguraba el también autor de "El hijo de la novia" y "El cuento de las comadrejas".

Según ha expresado el cineasta argentino, durante un corto tiempo creyeron en la posibilidad de unas producciones que emanaran del universo de la película, sin embargo, en los siguientes años, películas de éxito como "Relatos salvajes" o "La odisea de los giles" parecen alejarse de esta exitosa adaptación novelesca. En aquel momento, para el director, lo más interesante y dificil era convertir la resolución de un crimen en un romance entre personajes que pudieran representar a personas comunes, al estilo del cine negro italiano.

Eduardo Sacheri comentaba que a pesar de conocer a Campanella años antes de escribir "La pregunta de sus ojos", la novela que adapta este film, fue el director el que contactó con él enamorado de la historia y ambos buscaron la forma de darle un nuevo punto de vista. Sacheri admira como Campanella hizo de un relato de crimen una historia con un género más potente, además, admite haber ganado una mayor notoriedad como novelista tras la realización de la película.

No obstante, el realizador siempre se centró por representar la realidad a través de sus personajes, sus expresiones y movimientos eran sus mayores prioridades, además de los escenarios como un reflejo fiel de la época en la que se ambienta. En un ejemplo, el director cuenta que incluso se obsesionó con conseguir un terrón de azúcar del color verde y azul adecuado al año 1975 en el que se desarrolla la historia, llegando a tener que conseguirlo a través de un coleccionista.

Sin embargo, en lo que sí reconoce el director haber realizado una gran aportación es con su famosa secuencia en el partido de fútbol, tratada estéticamente como un único plano secuencia. Campanella, a pesar de no aparecer en la novela, decidió que esta película, que intentaba centrarse en las pasiones de los protagonistas, más que en sus vicios, le otorgaría a un partido de fútbol el lugar perfecto para cazar al asesino y ésto, que según sus creadores no sólo ponderó la cultura argentina sino que hizo la película más universal, también ayudó a que desde entonces más de trescientos delincuentes hayan sido localizados de la misma manera.

"En el libro -explicaba Sacheri-, la detención del sospechoso se da en un tren, pero Juan me dijo que quería que la hiciéramos en una cancha de fútbol. ¡Nada que ver! Caminaba de un lado para el otro de la oficina y me decía que, visualmente, se la imaginaba así. Pero no había nada en la novela que nos llevara a un estadio. Yo dije: ‘Enloqueció’. Pero confieso que quedó hermosa la escena".

En consideraciones de Campanella y Sacheri, a pesar de no conseguir marcar un hito del cine argentino, después de diez años, reconocen la gran expectativa que lograron al conseguir el Oscar, y la admiración que despertaron entre compañeros y público, algo que durante sus primeras proyecciones con un centenar de personas, según Campanella, jamás lo hubieran pensado.

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