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Crítica: "Marcianos vs mexicanos", la otra carta de amor a México

por © Correcamara.com-NOTICINE.com
"Marcianos vs mexicanos"
Por Samuel Lagunas   

Fue Darla Anderson, productora de la película "Coco" (Lee Unkrich y Adrián Molina, 2017), quien, en una de sus visitas, declaró que la película había sido escrita como "una carta de amor". Seis meses después, los hermanos Riva Palacio, quienes han denominado a su estudio HuevoCartoon como un "Pixar latinoamericano", irrumpen en la cartelera nacional con su más reciente cinta animada "Marcianos vs mexicanos" (2018). La comparación de ésta con "Coco" no es superflua porque ambas películas ponen en juego la disputa por la definición de "lo mexicano" desde el terreno común del dibujo.

En "Marcianos vs mexicanos" la protagonista es, como en "Coco", la familia. Pero no una familia cuya virtud principal es el apego a sus tradiciones sino una familia que se regodea en sacar provecho de sus defectos. "Nadie le da en la madre a México más que los mexicanos" dice uno de los personajes. Este lugar común (que refuerza el ombliguismo y la endogamia) intenta ser una reacción al viraje trumpista de los vecinos del Norte pero desemboca en un montón de albures desabridos y sátiras inofensivas que no hacen sino darle la razón al creciente discurso xenófobo que circula por las, cada vez más visibles, cloacas del mundo.

La trama es, intencionalmente, un disparate. En el balance de su invasión al planeta Tierra un grupo de alienígenas descubre que sólo un país, definido desde un apurado centralismo chilango, ha logrado resistir los ataques e, incluso, ha conseguido secuestrar algunas naves. Ese país es realmente una familia: los Reyes, encabezados por "Chacas" (Adal Romones), un joven interesado en enamorar a su vecina "fresa" sin importar fingir alguien que no es, y la Zafiro (Martha Higareda), su hermana, una chica voluptuosa que, tarde o temprano, acaba acostándose con cualquiera y procreando una variopinta y multiétnica manada de niños. Empecinados en repetir la fórmula de las comedias televisivas, los hermanos Riva Palacio nutren su historia con puros personajes estereotípicos (el policía corrupto, la vendedora de tlacoyos, el hombre repara-todo, el mirrey, la nerd bulleada, el militar norteamericano gay de closet) en situaciones donde no pueden sino reafirmar su esencia y su parca visión de mundo.

Así, mientras que "Coco" en su engalanada carta de amor nos pone en una inmaculada vitrina, "Marcianos vs mexicanos" nos saca de allí para devolvernos a donde, según la cinta, pertenecemos: el barrio, las garnachas, el gandallismo y todo ese festín desinteresado donde la historia, para sobrevivir, se convierte en meme.     

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