Crítica: "Jefe", vacuidad veraniega

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"Jefe"
Por Luis Díaz García    

El período estival es un momento peculiar para la industria del cine, ya que es cuando las obras de prestigio ceden su espacio en las salas a las películas de superhéroes, las cintas para toda la familia y esas otras que parecían buena idea en un principio... pero no. En algún momento habrá que sacarlas al mercado y que mejor ocasión que cuando las vacaciones y el entretenimiento dominan. "Jefe" (2018), que llega a los cines españoles este viernes 6 de julio, es el primer largometraje de Sergio Barrejón, conocido sobre todo previamente como guionista, y cuenta con un elenco de cierto peso, con rostros muy reconocibles como Luis Callejo ("Tarde para la ira") y Juana Acosta ("Crematorio", "Perfectos desconocidos").

Pero los problemas de la obra nacen desde la raíz. La historia que cuenta está manida y remanida, no aportando ni un ápice de innovación y carece de humor, aunque se autocalifique de comedia. César es el clásico jefe déspota que puede permitirse cualquier lujo, droga o improperio con sus subordinados. Hasta que un lunes llega a su oficina y se entera de que su empresa se hunde y su mujer quiere el divorcio.

Entonces comienza la historia de redención del jefe tirano. Algo que resultaría novedoso si estuvieramos en la Inglaterra del siglo XIX y fuese Charles Dickens el responsable del libreto. También se nota cierta influencia hollywoodiense, consecuencia de "El lobo de Wall Street / The Wolf of Wall Street", ya que la versión ibérica de Jordan Belfort que encarna Luis Callejo se pasa el día con un turulo en la nariz.

El punto de frescura podría venir por la parte de Ariana (Juana Acosta), una limpiadora nocturna que acabará siendo la que ayude a César a reorientar su futuro. Varios temas se intentan tratar con esta contraposición César-Ariana: el género, la raza y la clase. Pero el resultado acaba siendo nefasto.

Al tratar el género, la cinta acaba siendo misógina y cae en el voyeurismo y en la escopofilia, mostrando a Acosta como simple objeto de deseo -como es la escena en la que se encuentran por primera vez-. En cuanto a raza y clase -ambos temas siempre van de la mano- se tratan tangencialmente y de manera naif, siendo la conclusión que todo debe seguir igual: los ricos, ricos y los pobres, pobres.

"Jefe" resulta un compendio de chistes machistas, racistas y homófobos que se escuda en la realización de la caricatura de un capitalista para poder hacer esas bromas que, en la actualidad, no causan ni media carcajada.

En cuanto al aspecto técnico, ya no resulta un refrito de chistes de vodevil, sino un despropósito. La combinación de planos cenitales, planos a la altura de la cadera, imágenes ralentizadas... da a entender que no hay intención de usar el lenguaje audiovisual con un fin narrativo, sino para acabar el trabajo pronto e irse a casa.

El único punto a su favor es la duración, ya que al menos se queda en unos escasos noventa minutos. Un tiempo extraño en la actualidad. Películas como "Jefe" puede que se extingan definitivamente o, como mínimo, su vacuidad quedará relegada al letargo estival.

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