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Crítica: "Lo dejo cuando quiera", sonrisas anticrisis

por © NOTICINE.com
"Lo dejo cuando quiera"
"Lo dejo cuando quiera"
Por Matilde Hellín     

"Lo dejo cuando quiera", remake español del film italiano "Smetto quando voglio" (2014), es una comedia dirigida por Carlos Therón ("Es por tu bien"), con guion de Cristóbal Garrido y Adolfo Valor ("Cuerpo de élite). La película cuenta con un reparto curtido en el género como Ernesto Sevilla, Carlos Santos, Cristina Castaño y Miren Ibarguren, con David Verdaguer como protagonista, además de las actuaciones de Ernesto Alterio y Amaia Salamanca, que vuelven a la comedia tras haber coqueteado con ella en alguna ocasión.

La película, calificada de "gamberra" por su realizador y guionistas, es una adaptación humorística del estilo norteamericano hollywoodiense al país ibérico, como si "Resacón en las Vegas / The Hangover" (2009) y "Ted" (2012) hicieran un crossover que transcurriera en la capital española. No solo por el tipo de humor que ostenta (tortazos, alucinaciones, bromas sexuales explícitas…), sino por la clase de producción que presenta el film a nivel técnico, con una banda sonora de música comercial y planos y transiciones que recuerdan a este tipo de largometrajes.

Los protagonistas, unos nerds fracasados: un profesor recién llegado al paro (Verdaguer), un filólogo que lleva tiempo en él (Santos) y un economista que da clases particulares (Sevilla). Tras el despido del primero, frustrados por su situación y por haber desperdiciado su juventud estudiando, se aventuran a vender una nueva droga en un mundo que desconocen y a experimentar todos los excesos que nunca se atrevieron a vivir.

La sinopsis de la película (y el propio tráiler) adelanta todo aquello que el argumento del film puede ofrecer, que destaca en trasfondo por la crítica social implícita en él, que no va más allá del contexto: la crisis económica en una España en la que la generación más preparada de su historia se encuentra sobrecualificada, sin oportunidades laborales dignas de sus estudios, con un sector educativo en el que, como se dice en el film "el 23% de los profesores universitarios cobra menos de 500 euros al mes".

En la contraposición de estos dos elementos reside la parte cómica de la cinta: en el desconocimiento del mundo de la noche (no solo de los personajes, sino de los propios guionistas) y en la condición de fracasados de los protagonistas, esta última, base de la mayoría de comedias (porque en el fondo, lo que hace gracia al espectador medio, es ver perder al otro). El final y el desarrollo de los acontecimientos son evidentes desde un principio, no podían ser de otra manera, con una moraleja que no deja de ser el desenlace natural, tanto para concluir con un último toque de comicidad la cinta, como para aportar un atisbo de realismo, tras la fantasía que se acaba de contemplar.

Respecto a las actuaciones, destaca la interpretación de Ernesto Alterio, quien interpreta a uno de los personajes mejor elaborados y que más comicidad presentan en la película. Ernesto Sevilla brilla entre el trío principal, más como el cómico que es en sí mismo que por el personaje que interpreta. También son dignas de mención las actuaciones de Cristina Castaño y Miren Ibarguren, en contra posición a Amaia Salamanca, que no termina de encajar con un personaje que aporta poco a nivel cómico y argumentativo.

A pesar de todo, "Lo dejo cuando quiera" probablemente consiga sacar más de una sonrisa al espectador, más por el atrevimiento de algunas de sus bromas o escenas que por ingenio, y la trama conseguirá entretener por la frescura de su guion y la agilidad con la que ocurren los acontecimientos.

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