Crítica: "Traición", eso que llamamos destino

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"Traición"
"Traición"
Por Lorena Loeza   

Nadie sabe exactamente a dónde le lleva el camino que viene andando. A veces, sin razón ni consciencia, las historias que hemos vivido se fueron tejiendo mucho tiempo atrás, siendo incomprensibles en su momento e influenciadas por la casualidad. "Traición" (2019), la más reciente película de Ignacio Ortiz ("Cuento de hadas para dormir cocodrilos", "Mezcal"), que se estrena este viernes en la Cineteca Nacional, parece partir de esta compleja premisa. Sus personajes se nos aparecen en diferentes edades, con  motivaciones distintas, en la inercia de seguir hacia un destino que no conocen, pero intuyen que no pueden eludir.

La historia parece de inicio la de un conflicto familiar no resuelto, con secretos de familia y con trozos del relato perdidas o trastocadas. Misaela (Diana Ávalos) es una joven, que vuelve al pueblo de su infancia a buscar la tumba de su madre. Se trata de un pueblo aislado y aparentemente desolado, pero que guarda la historia de las pasiones, las amarguras, la soledad y el amor del que se componen historias lejanas en el tiempo, pero cercanas en el corazón. Félix (Juan Manuel Bernal) su padre, parece ser el único que conoce la tumba que busca Misaela. Sin embargo, este es el último eslabón de una cadena de acontecimientos que empezó a unirse mucho tiempo atrás, en la vida de todos los implicados.

Para contar este hilo de vida a través de varias generaciones, Ignacio Ortiz recurre a situaciones de las que la historia entra y sale, como la paternidad, el narco, la violencia y el cine mismo. Lo interesante es que cada narrativa se presenta sin dominar la trama, que en su conjunto es íntima, humana y familiar.

Es de llamar la atención que, a pesar del dominio de la temática de los cárteles y el narco en nuestro cine e historias actuales, esta cinta opta- en palabras de su director- por no hacer apología de la violencia. Es muy interesante como evita recurrir a los elementos de esa narrativa que conocemos tan bien, aunque es claro que es parte de nuestro presente y de una realidad nacional que tampoco se puede negar.

Ortiz también hace un homenaje al cine como este vehículo cultural que permitía conocer otros mundos y otras realidades. Un cine contado por sí mismo, es quizá una de las historias convergentes mejor construidas dentro de las muchas líneas que la película explora.

Mención aparate merece el reparto, especialmente Juan Manuel Bernal que construye su personaje en distintas etapas del ciclo de vida, acompañado de actores nuevos como Diana Dávalos y un soporte muy experimentado como Ángeles Cruz y Noé Hernández.

Al final, la traición de la que habla el título no es un solo, hecho ni un solo motivo. Es un final resolutivo que no podrá entenderse, sino después de haber recorrido una vida entera. Una propuesta que te deja pensando en tus propios eslabones  de la cadena y la forma en que recorres lo que algunas personas llaman destino.

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