Por Laura Pacheco Mora    

El director Mariano Mouriño plantea el dilema de las personas que son empujadas de lugar en lugar, en búsqueda de trabajo de campo. Los encargados de mostrarnos esta vida nómada, son dos hermanos muy unidos, sin embargo sólo eso conocemos de los mismos. Presumimos que esa unión se debe a un duro pasado en el que tuvieron, de manera ineludible, que afrontar situaciones injustas, defenderse y como consecuencia unirse, puesto que están solos en el mundo.

Con respecto a la problemática de la explotación e injusticias del trabajo de campo, se relata una breve historia que sucede en un escenario típico de despotismo por parte del empleador hacia el trabajador, a quien se lo muestra como una persona muy inocente. Esto puede perjudicar la credibilidad de la trama y que ciertos sectores puedan sentirse subestimados.

Un mensaje queda claro: los más sacrificados tienen bien en claro cual es su rol y la linea invisible que los divide de su empleador.

Hablando de lo técnico, gracias al buen ojo observador, el film cuenta con bellos paisajes que ofrece la naturaleza, connotando paz y tranquilidad, a diferencia de la realidad de la ciudad. Se destaca la actuación de Germán Palacios, quien aporta los contrastes entre la ciudad y el campo.

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