Crítica / Festival de Moscú: "Un destello interior", esperanza y amor incondicional

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 "Un destello interior"
"Un destello interior"
Por Lucía Martín Muñoz     

"Un destello interior" (2020), escrita y dirigida por Andrés Eduardo Rodríguez y Luis Alejandro Rodríguez, se presentaba en la 43 edición del Festival Internacional de Cine Moscú, después de alzarse con once premios en el Festival del Cine Venezolano, país originario de ambos hermanos. La obra esquiva todos los clichés posibles para ofrecer un relato duro pero sincero, sobre las dificultades de una madre enferma que encuentra la esperanza a través de los ojos de su hija.

El título narra la historia de Silvia, una mujer joven que trabaja duramente como limpiadora para poder mantener a Sara, su hija, después de que tanto su marido, que está en la cárcel, como su familia, se desentendiesen de ella. A mitad del film, el espectador descubre que Silvia tiene un tumor en la cabeza, algo que dificulta mucho más esa situación, que la lleva a una profunda depresión en la que sus ganas de vivir se ven reducidas a cero. Sin embargo, la inocencia y vitalidad de su hija, en forma de "destello", le ayudan a comenzar una nueva forma de vivir.

La cinta toca distintos subtemas como la pobreza y la marginalidad, presentes en toda la narración, y que sirven para recrear ese contexto complejo en el que vive la protagonista. Sin embargo, el tema del largometraje es la esperanza, aquella que la mujer cree perdida después de los resultados de sus pruebas médicas, y que vuelve a encontrar después de ver la vida desde los ojos inocentes y llenos de energía de su hija.

La fotografía es muy personal y consigue tener cohesión con el relato que se narra. La clave de luz baja está presente durante todo el film, lo que provoca que el espectador realice una inmersión plena en la historia. No es hasta el final, en el que Silvia se decide a seguir adelante, cuando aparece un rayo de sol que aclara la imagen, y que cierra el arco de transformación del personaje, que pasa del "mundo de los muertos" al de los vivos. Por otra parte, la utilización de la cámara al hombro siguiendo a la protagonista principal, la cual sufre mareos por su tumor, se ve reflejado en movimientos agitados del plano que te hacen empatizar con la situación, hasta el punto de resultar incómodos.

Si hay algo realmente destacable de esta película sería la cohesión, la capacidad de unir todos los elementos que se presentan y de no "dar puntadas sin hilo". Los hermanos Rodríguez son capaces de mantener la incógnita durante un tiempo, pero sin olvidar que tienen que resolver todas las preguntas de los que están detrás de la pantalla. Aunque sigamos a la protagonista y su evolución, el espectador toma el rol de la niña, un personaje curioso que se cuestiona todo, a través de sus incesantes preguntas, y que son resueltas tanto para Sara, como para el público; una gran forma de hacer avanzar la trama sin ser explicativo.

Aunque los diálogos definen a los personajes, sobre todo los de la niña, que transmite esa esperanza e inocencia a través de frases tan potentes como: "Voy arriba y rompo el techo", mientras salta en la cama; lo que realmente describe a los protagonistas son sus actuaciones. El film no hubiese funcionado si las interpretaciones no hubiesen sido las correctas, pero la aparente facilidad que tiene Jericó Montilla (Silvia), para transmitir esa desesperación que choca con el amor que tiene por su hija, es increíble.

"Un destello interior", ofrece al público unos prismáticos para ver una realidad universal: el amor de una madre como un muro de cemento incondicional, que se tiene en pie a pesar de las adversidades.

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