25-IX-02

Pocos podían imaginar, cuando la descubrieron entre el amplio reparto de "Mi familia", la saga de Gregory Nava, que aquella chica de rasgos más o menos indigenas que hacía de mexicana, podría algún dia convertirse en la estrella latina mejor pagada, tanto en el cine como en la música. Jennifer López, hija de unos puertorriqueños afincados en el Bronx neoyorquino, dista bastante de la inocente muchachita que nos presentaba aquel film. Con el paso del tiempo, sus difíciles amoríos, los caprichos exhibidos en giras y rodajes, su ambición en multitud de campos (primero la actuación, luego la canción, la moda, la perfumería y hasta la restauración) nos han brindado en apenas siete años la imagen de una mujer fuerte, a veces caprichosa, altiva y dispuesta a apurar hasta la última gota el vaso del éxito."Nunca más" es su último estreno.

Hubo quien se extraño, cuando tras los primeros éxitos en el cine, "Selena" y "Anaconda", se lanzó a la conquista del mundo del disco. Sin embargo, sus padres, un técnico informático y una responsable de guardería, la habían matriculado en clases de canto y baile desde los cinco años. Y vaya si aprovechó las enseñanzas recibidas...

Contra la opinión paterna, Jennifer empezó a trabajar en televisión en 1990, en una teleserie que le permitía combinar interpretación y música, "In living color". Fue el principio de una meteórica carrera que la convirtió en la actriz latina mejor pagada, por encima de su gran competidora, Salma Hayek.

Sin embargo, a sus grandes éxitos en el cine ("Un romance muy peligroso", "La celda", "Planes de boda"...) y en las tiendas de discos no le correspondió una estabilidad sentimental. Sus dos matrimonios han fracasado, mientras algunos de sus noviazgos tormentosos han llenado páginas de la prensa del corazón. Orgullosa de su físico opulento (sobre todo de espaldas), J.Lo. ha hecho de su para los norteamericanos exótica belleza un arma. Ahora, rica y muy ocupada, intenta aprender de una vez por todas a hablar correctamente el español de sus antepasados y a no ser tan famosa por sus líos amorosos como por sus labores artísticas.