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El expresionismo alemán arrasa en La Habana

por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
Nosferatu y El Golem
Nosferatu y El Golem
Nosferatu y El Golem13-I-04

El ciclo La pantalla diabólica: cine expresionista alemán en DVD, que desde el pasado 7 y hasta el 17 de enero exhibe la sala Chaplin de la Cinemateca de Cuba, se pensaba sólo atractivo para cinefilos incondicionales. Sin embargo, impresiona la cantidad de jóvenes, sobre todo, unido al público de mayor edad, que noche a noche, o en la función vespertina, llenan la céntrica sala de 23 y 12.

Gracias, en buena medida, a los esfuerzos del programador de la Institución, el colega Tony Mazón, tales "tesoros de la Cinemateca", como reza el epígrafe que encabeza el ciclo, constituye una oportunidad única: el contar, así, de un tirón, con ocho clásicos de esa etapa fundacional e imprescindible en la Historia del cine, en copias perfectamente restauradas, subtítulos en español y sonido estereofónico.

"Metrópolis"(première y clausura), "El gabinete del Dr. Caligari", "El Golem", "El doctor Mabuse", "Nosferatu", "Los Nibelungos", "Fausto" y el documental "Berlín, Sinfonía de una ciudad", nos han puesto en contacto, en óptimas condiciones, con esa parcela de la infancia del cine.

El horror como estética, esos ojos desorbitados y gestos de espanto, la mirada a la historia y el mito desde una perspectiva futurista, el sicoanálisis, y la génesis de grandes monstruos que después la Universal elevó a la categoría de leyenda, se encuentra en estas cintas donde nombres como Fritz Lang, Robert Wiene, Paul Weneger, Carl Boese, F.W Murnau y Walter Ruttmann, escribieron con letras doradas algunos momentos ilustres de la historia del Séptimo Arte.

El tratamiento del decorado gótico, la dirección artística que bebe del movimiento pictórico homólogo en la época: la música de grandes compositores que concibieron sus partituras especialmente para esos relatos, creando también piezas maestras que bebían del Romanticismo y el período clásico; la fotografía rica en claroscuros y sombras a tono con los tenebrosos argumentos; los rudimentarios efectos especiales, pero donde se percibe una magia y un encanto incomparables, y esas actuaciones exageradas, pero plenas de pasión y expresividad, seducen hoy con la misma (y hasta quizá mayor) fascinación de la década del 20, cuando que fueron creados estos films.

A veces estas historias dan más risa que miedo, pero es la (son)risa del encantamiento, con que un niño se enfrenta a un juguete viejo, pero entrañable e insustituible.

Felicidades a la Cinemateca de Cuba, a la Friedrich Wilhelm Murnau Stittung (Institución que realizó los procesos de restauración con que muchos tintados y virados originales se mantienen), y a todos los que han tenido que ver con este noble proyecto, pero felicidades sobre todo a nosotros mismos, que asistimos en la Habana a uno de los momentos más trascendentes y hermosos de la historia del cine.