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El astro mexicano Demián Bichir, afincado en Estados Unidos, donde recibió una nominación al Oscar (primer mexicano en lograrlo tras Anthony Quinn), ha dejado oir su voz respecto de la escandalosa política de Donald Trump hacia los inmigrantes, en su mayoría centroamericanos, separando a niños de sus hijos sin atender a su edad o incluso sufrir enfermedades como el síndrome de Down, un hecho que está generando protestas incluso en el seno del partido Republicano en el que milita el presidente. En una carta abierta publicada por Deadline, el actor y director chilango muestra su indignación. Por su interés, reproducimos íntegramente el texto:

En esta vida todos tenemos la oportunidad única de elegir si queremos ser héroes o villanos. La administración de Trump ha alcanzado su nivel más bajo de humanidad en estas últimas semanas, utilizando niños para dar al mundo una lección.

Estos niños han sido abusados física y psicológicamente por el gobierno de los Estados Unidos. Las cicatrices emocionales permanecerán en sus vidas para siempre como un trauma irreparable.

No se engañen, estas acciones son comparables a los países que usan niños como escudos humanos en tiempos de guerra. La presidencia de Trump ha horrorizado al mundo desde su campaña presidencial, pero ahora el mundo está de acuerdo en que han cruzado la línea y esta administración ahora ha entrado en la categoría de villano, mostrando su cara más oscura.

Existen ideas erróneas importantes sobre los inmigrantes a considerar. La mas destacable es que los inmigrantes son una carga para los países que les dan asilo. La inmigración es un fenómeno universal y los inmigrantes mejoran los países. Representan una nueva fuerza de trabajo, ergo, un fuerte impulso para su economía.

La gran mayoría de los inmigrantes llegan a un nuevo país para tener una vida mejor, no para arruinarla. Al hacerlo, deben superar diferentes obstáculos, así como integrarse en una nueva cultura y muchas veces a un nuevo idioma.

Esto es extremadamente difícil de entender para la mayoría de los americanos, puesto que la mayoría de la gente nunca tendrá la necesidad de abandonar sus lugares de origen. Los inmigrantes viven con la sensación permanente de que no son ciudadanos de primera clase. Que no tienen los mismos derechos que otros seres humanos. Eso simplemente está mal.

Otra idea equivocada es que ocupan los trabajos de otras personas y se benefician del sistema. La verdad de esto es que los inmigrantes en los Estados Unidos pagan miles de millones en impuestos cada año sin obtener plenos derechos a cambio. He aquí el porqué: cuando no tienes la documentación adecuada para trabajar, tienes que encontrar la manera de poder hacerlo sin ella.

Por lo tanto, técnicamente eres un fantasma, no existes para el gobierno. Sin embargo, cada vez que recibes un cheque de tus jefes, los impuestos estatales y federales se deducen. Eso significa que estás pagando impuestos. Pero puesto que tú técnicamente no existes en ningún registro estatal o federal, no puedes recibir ningún beneficio a cambio.

Lo sé porque a mí me pasó eso mismo hace años. Soy el resultado de la última amnistía en 1985, implementada por el presidente Reagan. Llegué a Nueva York como parte de una aventura personal para aprender inglés y tener diferentes experiencias como actor. Ya era un actor profesional en México. Crecí en el teatro y quería darme la oportunidad de vivir en Nueva York una pequeña temporada para mejorar como actor.

Cada vez que un político quiere aumentar su popularidad, se inventa un nuevo enemigo para hacer creer a los americanos que se preocupa por ellos y por su futuro. La magnífica fuerza de los inmigrantes indocumentados siempre ha sido el objetivo perfecto debido a su vulnerabilidad. No pueden alzar la voz para defenderse abiertamente porque viven en las sombras.

Tanto México como los Estados Unidos se benefician de su fuerza laboral y ninguno de ellos se preocupa mucho por sus derechos porque ambos los necesitan donde están. El mayor ingreso de México, justo por debajo del petróleo, proviene de inmigrantes que residen en los Estados Unidos.

La mayor mentira que Trump vendió a un segmento de la población de los Estados Unidos es que los inmigrantes son criminales, violadores y narcotraficantes. Puso todo su dinero en la ignorancia y ganó. Millones de estadounidenses todavía creen que un muro es la solución a sus problemas. Y que ese muro detendrá la inmigración y el crimen.

La única realidad es que la fuerza de trabajo creada por los trabajadores indocumentados representa una inyección enorme a la economía de los Estados Unidos. Esto se colapsaría si, como ha sugerido Trump, 12 millones de personas fueran deportadas. Un muro no detendrá la inmigración. ¿Por qué? Porque necesitamos inmigrantes y este país es el fruto de inmigraciones del pasado.

Las anteriores administraciones no han logrado crear una reforma migratoria integral que pueda sacar a millones de personas de las sombras para crear una economía aún más fuerte, pero la actual, la de Trump, ha superado los límites de la decencia humana básica al enfocarse en la parte más valiosa y vulnerable de cualquier sociedad, los niños.

Estas familias son refugiados, no criminales. Ninguno de los niños que hemos visto enjaulados en estas últimas semanas parecen delincuentes, narcotraficantes o violadores. Todos sabemos de qué está hecho Trump, pero es absolutamente vergonzoso que las personas a su alrededor estén participando desvergonzadamente en su propaganda inhumana.

Tienen el poder de detenerlo y corregirlo. Todos ellos tienen la oportunidad de convertirse en héroes en lugar de seguir siendo villanos.

Separar familias es algo que encontrarías en las dictaduras, no en la tierra de las personas libres y el hogar de los valientes. Si este es el hogar de los valientes, entonces aquellos inmigrantes pertenecen aquí porque no encontrarás seres humanos más valientes en ningún lado. Esa valentía será la sangre futura de una América fuerte.

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