¡Bienvenido a los 80, Sr.Berlanga!

por © Redacción-NOTICINE.com
Plácido
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París TombuctúPlácido12-VI-01

Color mediterráneo, risa, crítica, sentido de lo popular... Luis García Berlanga ha utilizado el cine como un arma amable para dibujar la sociedad del tiempo que le ha tocado vivir. De la sátira "Bienvenido Mister Marshall" a "París Tombuctú", cinco décadas de la historia de España han quedado reflejadas en su cine, siempre contemporáneo. Más de la mitad de su carrera se vió condicionada por la censura franquista, que le obligó a agudizar su inteligencia para sugerir más que mostrar. Su humor, en aquella época, era más amable, menos ácido.

Nacido en Valencia el 12 de junio de 1921, este realizador, guionista y ocasional actor, amante del fetichismo y de la estética sado-maso, misógino enamorado de las mujeres, se encuentra hoy en teórico retiro, después de su última cinta, "París Tombuctú" (1999), que significó para él un reencuentro con el pasado. Su protagonista, el francés Michel Piccoli, ya intervino en uno de sus éxitos internacionales, "Tamaño natural" (1973), la historia de un hombre que se encerraba con una muñeca hiperrealista. Buena parte de la historia se situaba en Peñíscola, la localidad castellonense donde filmó otra cinta que también cruzó las fronteras españolas, "Calabuch" (1956).

La carrera berlangiana ha seguido paralela a la evolución de su país. Hasta los 70, constreñido por la censura, usó el bálsamo de la suave ironía para tratar temas tan espinosos como la pena de muerte ("El verdugo"), los problemas de vivienda ("Esa pareja feliz"), o la pobreza ("Plácido"). Su serie "Nacional" refleja como nadie la transición a la democracia, y la "reconversión" de muchos a los nuevos tiempos, sin abandonar el vicio nacional por "la recomendación", las comisiones y otras formas de corrupción.

El carácter poco complaciente, incluso con la "izquierda real", del humor de Berlanga, caricaturizó también los tiempos del "pelotazo" socialista, con películas como "Moros y cristianos" y "Todos a la cárcel". Contando en la mayor parte de su filmografía con la complicidad del guionista Rafael Azcona, Luis García Berlanga ha tendido en su cine más reciente a un cierto caos, con la multiplicación de personajes en pantalla, y la selecta nómina de secundarios a los que ha dotado de un brillo y una entidad poco habituales.

Hoy, el octogenario Berlanga se conforma con las tertulias radiofónicas para expresar su irredenta, ácrata y provocadora forma de ver la vida.