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Valentín Javier Diment habla sobre el estreno de "El eslabón podrido"

por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Valentín Javier Diment
Ganadora de infinidad de premios en su prolífero recorrido festivalero, "El eslabón podrido" llega a las salas comerciales argentinas este jueves. El film, que cuenta con las actuaciones de Luis Ziembrowski, Marilú Marini, Paula Brasca, entre otros, narra los fantásticos acontecimientos sucedidos en un claustrofobico pueblo asociados a una extraña maldición. Nuestros compañeros de EscribiendoCine dialogaron con su director, Valentín Javier Diment, sobre su mezcla de géneros.

- ¿Cómo surge la idea del film?
Un amigo mío, Sebastián Cortés, hace muchos años se había ido de vacaciones a Córdoba. Cuando volvió me contó que era un pueblito, muy chiquito, unas pocas casas sueltas por ahí, y como el escenario perfecto para una película de terror. Ahí no más empezamos a delirar, y armamos un primer esbozo de argumento. Pero quedó ahí. Varios años después, al terminar mi película anterior, pensando cual podría ser mi siguiente paso, me acordé de esta historia. Yo había cambiado bastante (con los años los gustos cambian, al menos en mí) pero el corazón de la historia me encantaba. Pero me ví en la siguiente situación: hago algo más comercial, o me meto a hacer una peli que es rara, particular… y esto último me tentó más, la idea de una película que solo podría hacerla yo. Así que convoqué a Seba, y reescribímos el guión, pero acorde a unas inquietudes más actuales. Luego con Martín Blousson y Germán Val le terminamos de dar forma.

- Hay una circularidad en la película con el recorrido que hace el protagonista, o con la estructura misma del relato, ¿buscó plantear la idea de encierro?
Sí, ese encierro está muy presente y está dado por muchas líneas: el encierro de un pueblito aislado, el encierro de las familias muy endogámicas, y el encierro que implica la reclusión de los habitantes de un pueblo a su propia estrecha condición. Quiero decir: Raulo es débil mental, y la gente se relaciona no con él sino con su condición, y eso implica un gran encierro. Roberta es prostituta, y lo mismo: la gente del pueblo se relaciona con esa condición. Todas son diferentes instancias de círculos cerrados, que a medida que se pone tensa la vida, se estrechan más. Entonces hay una reproducción de mundos encerrados en lo macro y en lo individual. Igualmente creo que todo esto lo digo a partir de lo que preguntás, no recuerdo habérmelo planteado en estos términos cuando lo escribía.

- Me parece acertado su personaje en la película, que de alguna forma reafirma a mi entender el discurso del film, ¿fue premeditado que hiciera ese papel?
Es que ese personaje, el Cura, es el que habla, el que unifica, el que pastorea. Que lo haya hecho yo, en realidad, es por una confluencia de motivos. Convoqué a otros actores para ese papel, algunos no podían por laburo, otro me pidió una fortuna por hacerlo porque había salido con Tinelli entonces la representante estaba recebada, y se iba acercando el rodaje y no aparecía. Y como teníamos además muchísimos problemas de presupuesto, al final decidí hacerlo yo, y me liberaba de seguir buscando al actor, y me venía muy bien el dinero que me ahorraba. Por mi lado no soy actor, no tengo los recursos para hacer una buena composición, pero sí me parecía que me daba bien la cara, el físico, y además mis limitaciones las podría corregir un poco en el montaje, así que me mandé. Alejandro Catalán y Macarena García Lenzi me dieron una mano en la preparación del personaje.

- ¿Tuvo algún pueblo o forma social de referencia al armar la historia?
El pueblo era el que yo me imaginaba a través del relato de Sebastián Cortés. De hecho, viajé a Córdoba a hacer un scouting, Rocío, una amiga de Luis Aranosky (uno de los actores de la película) me llevó a ver varios pueblos posibles. Y eran buenísimos. Pero después se impuso la economía: no podíamos costear ese viaje a todo el equipo, así que nos pusimos a buscar por acá. Y en un campito nos inventamos un pueblo. Al margen de lo concreto, mis ideas de ese pueblo venían sugeridas por los pueblitos de puesteros de la Patagonia, con casas muy aisladas, donde las relaciones están muy influenciadas poe ese aislamiento y esos climas, y por una idea de que el Medioevo no está totalmente superado aún.

- ¿Cómo eligió al resto del casting?
Luis Ziembrowski fue el leñador desde el primer momento. Es un actorazo y un amigo. A Marilú Marini le ofrecimos el personaje pensando que nos diría que no, pero le encantó el guión, y además ella tenía ganas de trabajar con Luis, lo cual le dio a la película una dimensión nueva, porque su genialidad otorga un brillo especial. Paula Brasca es una actriz talentosísima, y tiene una belleza muy especial, extraña, que me funcionaba muy bien para el personaje. Germán de Silva es un maestro, le crees todo siempre, haga lo que haga. Y quería trabajar con personajes secundarios fuertes, por lo que ahí se sumaron Lola Berthet, la grandísima Susana Pampín, Luis Aranosky, que hace un personaje buenísimo y muy distinto a lo que suele hacer, Sergio Boris, Bimbo Godoy, Seba Mogordoy, la bestia de Marta Haller que es buenísima… qué se yo, fui muy afortunado, pude trabajar con toda gente muy talentosa y buena onda.

- La película tuvo un recorrido festivalero fabuloso comenzando en el Blood Windows de Cannes el año pasado, ¿qué expectativas comerciales tiene?
La verdad es que el recorrido por festivales está siendo buenísimo, y las críticas que está recibiendo la película en todo el mundo son excelentes, lo cual me llena de alegría; igualmente soy bastante modesto con mis expectativas comerciales. Es una película chica, no es muy comercial que digamos… No tiene estrellas convocantes, y no tiene un apoyo multinacional. Mi expectativa es que la vea la mayor cantidad posible de gente, que luego circule lo más posible por internet, que con los años siga acercándose gente a ese mundo que es la película; y volver a filmar cuanto antes, que es lo que me gusta hacer.

- ¿Cómo ve el futuro del cine de género en Argentina con este nuevo presente del INCAA?
La verdad que no sé. La situación del país es horrible, es muy desesperante, pero en el INCAA particularmente todavía no sé cómo va a repercutir, así que ni idea. Está todo dado como para que sea una especie de isla, que siga funcionando bien en lo que hace al fomento de la cinematografía nacional, y que además pueda sumar otros aspectos el nuevo director, con criterios industriales y de generar público. Iremos viendo…


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