Imprimir

Cannes: Se diluye la polémica sobre la cinta francesa "Hors la loi", de Rachid Bouchareb

por © E.E. (Cannes)-NOTICINE.com
El taliandés Weerasethakul
El tailandés Weerasethakul


La tercera realización francesa en concurso, "Hors la loi", de Rachid Bouchareb, como las dos anteriores basada en hechos históricos, llegó acompañada de previa polémica y hasta de una manifestación en contra en la Croisette, pero finalmente fueron más el ruído que las nueces, y ni demoniza a Francia en su conflicto con Argelia ni por otro lado es la obra maestra con la que algunos soñaban. Tampoco ni de lejos lo es la segunda competidora por la Palma de Oro este viernes, la coproducción entre Tailandia y varias naciones europeas "Uncle Boonmee who can recall his past lives", de Apichatpong Weerasethakul, que mezcla creencias budistas con surrealismo.

El Palacio de los Festivales parecía este viernes más un aeropuerto que un complejo cinematográfico. En relación con la polémica generada por la cinta franco-argelina "Hors la loi", se aplicaron estrictas medidas de seguridad que incluían la sustracción de las botellitas de agua que cualquier periodista o profesional del cine (en Cannes no venden entradas y por tanto no hay nunca público "normal") pudiera llevar, aparte de varios registros de bolsos. Fuera, hubo una manifestación en contra de la película, por parte de extremistas de derecha y ex residentes franceses en Argelia, quienes acusan a la película de mentirosa sin que ninguno de ellos la hubiera visto. Esto de la "descalificación preventiva" ya se hizo antes con cintas como "La última tentación de Cristo" o "El código Da Vinci", por citar sólo dos ejemplos.

En este caso se trata de oponerse a que se ofrezca una visión favorable a los independentistas argelinos, ya que la cinta empieza en los años 40, cuando se produce un enfrentamiento sangriento entre argelinos y franceses que dejó miles de víctimas, sobre todo entre los primeros, según la ficción de Bouchareb incluidas las del padre y las hermanas de los tres protagonistas, a la sazón hermanos, que son obligados a abandonar su tierra y acaban uno en la carcel, el otro luchando en Indochina con el ejército francés y el tercero en Pigalle.

El también autor de "Indigenes" ("Days of glory" y "Días de gloria" se llamó en nuestro mercados iberoamericanos) no pretende hacer un épico canto a la lucha independentista argelina, sino que su cinta, como ya indica el título ("Fuera de la ley" en español), partiendo de aquella matanza de Sétif, que encendió la mecha de la revuelta argelina que culmaría casi 20 años después con la independencia, se acaba convirtiendo en una saga delictiva familiar, un "thriller" o "film noir" incluso bastante convencional y con demasiadas ramificaciones que llenan sus excesivos 138 minutos. En pantalla, tres actores que ya fueron recompensados aquí colectivamente por "Indigenes", Jamel Debbouze, Roschdy Zem y Sami Bouajila, convertidos ahora en hermanos y miembros del incipiente FLN.

Esta claro de qué lado está Bouchareb, como descendiente de argelinos, pero evita el maniqueismo y también presenta los más oscuros recovecos morales de los "libertadores", su fanatismo y a veces su crueldad. La polémica posiblemente acompañará aún a "Hors la loi" por meses, ya que con notable habilidad comercial sus responsables no la estrenarán hasta septiembre, cuando sobre todo el cine francés suele lanzarse o coincidiendo o justo después de su presencia en el festival. Por cierto, oficialmente la cinta se presentó como "argelina", cuando a nadie se le escapa que está muy mayoritariamente financiada por Francia. Hay quien sostiene que para calmar los animos de la derecha nacionalista gala, ofendida por el uso de recursos públicos para un film que consideran "antifrancés", se sugirió a los organizadores ese cambio de etiquetas nacionales.

El universo del joven cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul ("Tropical malady"), visualmente poderoso, discurre en "Uncle Boonmee who can recall his past lives" en torno, como se deduce del título, a la reencarnación, creencia propia del budismo, la religión más común en Tailandia. No es que haya historia, son divagaciones surrealistas, algunas esteticamente hermosas, otras de carcajada (una especie de Chewbacca con dos lucecitas rojas a modo de ojos que corre por el bosque). El de Weerasethakul es un cine más próximo a la experimentación que a la comercialidad. A pesar de ello, un buen puñado de productoras "artísticas" europeas le han pagado el capricho, entre ellas la española de Luis Miñarro.