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La música, bien y mal empleada en las películas del festival francés habanero

por © NOTICINE.com
'La guerre des boutons'
Por Frank Padrón

Continúa la afluencia de público al Chaplin, el Riviera, el Acapulco, la sala 1 del Multicine Infanta y  cuanta sala acoja  las películas de este XV Festival del cine francés en la Habana, que muestra, como atractivo adicional, la mayoría de sus propuestas en 35 mms, soporte casi desterrado de la Habana.  

Presentada por su director y fuertemente aplaudida al finalizar su proyección inicial, "La fuente de las mujeres" –coproducida entre Francia, Bélgica, Italia y Marruecos- es la más reciente obra del singular cineasta de origen rumano Radu Mihaileanu ("El tren de la vida", "Concierto"…) y se (nos) ubica en una aldea rural del Medio Oriente en el que las mujeres, siguiendo la tradición, deben ir a buscar agua a un encrespado y peligroso camino en la montaña, lo cual provoca caídas que les hacen perder las criaturas a las embarazadas; a una de ellas, Leila, de entre las de pensamiento más avanzado, se le ocurre organizar una "huelga de amor": no permitirán a sus esposos relaciones sexuales hasta que no las ayuden en tan arriesgada labor.

Fiel a un estilo que se ha ido imponiendo, Mihaileanu elige un tono difícil a la hora de desarrollar el relato: el transitar por una cuerda floja que se desdoble entre el humor y la gravedad, y debe admitirse que en ello radica el mérito inicial de esta fuente, que lo es también de personajes que trascienden el pintoresquismo para erigirse en recios caracteres (la propia Leila, quien tiene que arrostrar su condición de "extranjera"; la amargada y tradicionalista suegra; el marido, profesor de una sensibilidad y delicadeza que aventaja las –generalmente ausentes- de sus coetáneos, o el "alma", pudiera decirse, del dramatis personae: la sin par Rifle Viejo) así como de rubros que "sazonan" espléndidamente el texto fílmico: la peculiar y rica música, intradiegética, verdadero paratexto que en las interpretaciones de las mujeres, basadas en ritmos locales, va comentando los sucesos y reforzando el dramatismo del tema; el vestuario, otro eficaz colaborador de la ambientación y la ubicación espacial; y claro que los desempeños, con excelentes actrices que dan vida a los ya vigorosos personajes (Leila Bekhti, Hafsia Hertzi, Zinedine Soualem…).

Por último, en este primer corte, nos topamos con dos títulos que, orientados fundamentalmente al público infantil, despiden ese encanto y esa magia que los hacen igualmente disfrutables por los adultos: el animado "Una vida de gato" (2010; Francia/Holanda/Suiza/Bélgica) y el esperado largo "La Guerra de los Botones" (2011).

El primero, dirigido por Jean Loup Felicioli y Alain Gagnol despliega, en 70 bien aprovechados minutos, una divertida parodia del "cine de género": el noir, la aventura y el suspense combinan admirablemente con la comedia en trazos ágiles y dinámicos que siguen a Dino, un gato de "doble vida" y las peripecias que comparte con un peligroso ladrón y la pequeña hija de una comisaria de policía que ha perdido a su esposo a manos de aquel: secuestro, persecuciones, identidades ocultas, una gigantesca estatua y otros tantos motivos de este tipo de cine, son admirablemente recreados (animados) por los directores imitando la iluminación turbia de tales historias, los movimientos de cámara rápidos y atrevidos y el habitual clima de peligro y zozobra, que en los márgenes del humor genera una grata combinación.

Respecto a "La Guerra…", es la más reciente labor del coordinador general del Festival francés, el realizador Christophe Barratier ("El coro"), quien según declaró entre nosotros, no ha querido exactamente hacer un "remake" de aquel popular film homónimo realizado en 1962 por Yves Robert, sino que parte directamente de la novela escrita por Louis Pergaud en 1912.

Como ya lo ha demostrado en sus films anteriores, el director sabe cómo manejar el melodrama evitando, generalmente, los excesos; en este caso, niños simpáticos, protagónicos, en pugna, el nazismo como fantasma gravitando en un contexto rural que, fuera de ello, sería casi paradisíaco, hermosos pasajes y acción, suman una fórmula eficaz para lograr comunicación segura, como demostró el amplio público que asistió a la première, con la presencia de Barratier.

Esta vez la gran mancha de "La Guerra…" es la partitura creada por Philippe Rombi, no solo excesivamente melosa hasta la repugnancia sino deficientemente empleada ante su excesivo descriptivismo y sus énfasis absolutamente supérfluos; en medio de un festival que privilegia este rubro (como ya comentáramos a propósito de "El artista" y "La fuente de las mujeres")  resulta un defecto mucho más visible.

Tras esta première, la delegación francesa partió, pero lo más importante, las películas, continúan hasta el 27 de mayo tanto en la Habana como, en una selección, el resto de las provincias cubanas.

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