El argentino Juan Sebastián Torales presentó en la competencia del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, este martes, "Almamula", un drama juvenil sobre la intolerancia y la identidad sexual, inspirado en su propia vida y en leyendas locales de Santiago del Estero, donde nació. Desde la diáspora, en Francia, el cineasta con previa experiencia en el corto y el documental, regresó a su tierra para dirigir su opera prima, sobre la que dialogó en exclusiva con NOTICINE.com.

- Vive en Francia, ¿por qué volver a su país natal y no hacer la película en Francia?
Porque mi inspiración está en mi país y porque mucho de este proyecto nace del desarraigo, del síndrome de Ulises, de extrañar la tierra y de hacer una carta de amor al lugar de donde venís y al niño que fuiste.

- ¿Esta película es autobiográfica?
Es semiautobiográfica, sí, tiene mucho de mí y otras cosas ficcionadas, pero por supuesto, es un proyecto profundo y con mucho de mí.

- Ya se estrenó en Argentina hace unos meses, ¿qué tal le fue?
La película se estrenó el 24 de agosto en mi provincia, en Buenos Aires y en otras provincias y estuvo 6 semanas en cartelera, fue una gran sorpresa.

- ¿Por qué le pareció una sorpresa? Tengo entendido que a usted la calificó de película inusual o a contracorriente.
Totalmente, no es una película que busca conformar, que te explica todo. Me parece que estamos en una época donde el cine “no muerde tanto” sino que acaricia, que lleva de la mano, que muestra todo y las películas que me gustan a mí son todo lo contrario, y eso quería reflejarlo en mi cine también, lo que ayuda a la gente a ver la película de otra manera, se hace otras preguntas, preguntas sobre sí mismo, “qué sería o qué pasaría si” y me gusta salir del cine haciéndome muchas preguntas y no que la película ya me haya contado todo, por esto considero que es una película “rara”.

- ¿Admite la tarjeta LGTB para su película?
No es que no la admita, es que no admito ninguna etiqueta, cuando me preguntan si es terror, drama… yo prefiero decir que no le pongan etiquetas, porque sinceramente no la pensé como una película con etiquetas, simplemente es una experiencia sensorial, que si me preguntas por una etiqueta sería “Burbuja oscura” (ríe), porque para mí esa era la premisa cuando empecé a escribirla, como estar dentro de la cabeza de un niño que acaba de sufrir un acto violento. Cuando te piden poner una etiqueta a tu película a uno le cuesta mucho, si le tengo que poner una sería esa.

- ¿Es una película sobre o, mejor dicho, contra la intolerancia?
Totalmente, es una película que habla sobre todo de poner el foco en los adolescentes que no tienen las herramientas para enfrentarse a cuando se sienten fuera de la mayoría, aunque algunos las tienen y hay muchas batallas ganadas.

- ¿No es la misma situación en Buenos Aires y en Francia?
En todas partes creo que hay chicos que lo viven bien, incluido en Francia, el país con más artistas homosexuales y todos ellos admirados. Pero la idea era enfocarme en los chicos que existen en todo el mundo que no tienen las herramientas para enfrentarse a ese tipo de violencia. Cuando eres pequeño no tienes la fuerza suficiente para enfrentarte a depende qué cosas, hay índices de suicidio que ha crecido más rápido que anteriormente y esos son los chicos de los que habla la película. No es solo sobre la intolerancia, es cuidar de esta generación y darles las herramientas para enfrentarse al odio.

- ¿Cree que la generación actual, los chicos de la edad del protagonista, enfrentan los problemas de forma distinta a las generaciones anteriores?
Creo que hay de todo, es una cuestión de educación y de entorno. Con la visibilidad que tiene la comunidad LGTB a día de hoy, eso permite a muchas personas asumirse y salir al frente, pero hay otras personas que crecen en entornos en los que les dicen: “Eso está súper mal, eso te va a traer sufrimiento”.



- ¿Ha intentado proyectar esta película en institutos?
Sí, una vez que la película termine su gira, la idea es proyectarla en escuelas. No lo he podido hacer en Argentina porque llevo un mes y medio fuera, promocionando la película, pero eso es lo que uno más quiere, que tu hijo vaya y siembre un mensaje para la gente que está destinada, y no solamente a ese público. Después de proyectar en 30 festivales, he tenido padres que se me han acercado a darme las gracias por esta película y por hacerles recapacitar algunas cosas que podrían haber hecho mejor con sus hijos. Diría que es una película más para padres, son ellos a los que hay que educar, son ellos los que forman a los jóvenes.

- ¿Ha tenido la película la misma acogida en todos los festivales?
Cuando escribí la película no sabía que iba a tener un mensaje universal, cuando la escribí pensé solo en mi vida y cuando la proyecté, que me dejó de pertenecer y pude ver la reacción de la gente con ese mensaje universal con el que padres y jóvenes se me han acercado a decirme: “Estoy marcado por lo mismo”.

- ¿Qué puede cambiar en Argentina si gana Milei?
No vivo en mi país desde hace 20 años, para mí todos los extremos son malos y el voto del odio no me parece lo correcto y es algo muy delicado. Lo que trato de hacer con mi arte es enviar un mensaje más poético que político. Cualquier doctrina que condicione el comportamiento humano no es buena, ni religión ni política… Espero que la decisión que se tome sea la mejor para el país, pero no sé cuál será.

- ¿Podrá votar?
Tendría que ir a Argentina, no tengo padrón aquí en Europa, podría votar en consulado o embajada, pero es un trámite tan complejo que en la práctica se hace imposible.

- ¿Tiene algún proyecto nuevo en curso?
Por supuesto, estoy armando una trilogía sobre el monte, sobre el bosque que rodea la ciudad de Santiago del Estero, tratará sobre las leyendas y alguna temática actual que me interese. “Almamula” es la primera de esta trilogía, la segunda está en curso, la estoy escribiendo con mi hermano, por lo que no estoy solo y no estoy escribiendo solo sobre mí.

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