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Carla Simón, en Cannes: "Es un buen momento para mirar hacia adelante, no solo al pasado"

por © Redacción-NOTICINE.com
Simón, tras la proyección (FdC)
Simón, tras la proyección (FdC)
La cineasta española Carla Simón recibió el miércoles una cálida acogida por "Romería" en Cannes, donde por primera vez compite por la Palma de Oro tras triunfar dos veces en Berlín con sus previas cintas. Después de cerrar de alguna manera una trilogía en torno a su pasado y el de su familia, la catalana parece dispuesta a "mirar hacia adelante", y ahora se dispone a dirigir un musical flamenco. Ese género era no obstante el favorito de su madre, de manera que el cambio es relativo. En declaraciones a Hollywood Reporter en Cannes, Simón dice que "hacer esta película me ha acercado más a mis padres. Entender su época me ayudó a dejar de juzgarles".
"Romería" es un paso importante de la ascendente carrera de Carla Simón, que llega a la competencia del primer festival del mundo tras ganar primero el premio a mejor opera prima en Berlín con "Verano 1993" y luego el Oso de Oro en el mismo certamen con "Alcarràs". Las tres giran en torno a su familia y la memoria, pero la cineasta sostiene que no fue planificada como trilogía en sentido estricto: "No sé si esa es la palabra adecuada. Técnicamente no lo es, porque no hay continuidad de personajes. Pero para mí hay una conexión clara: las tres películas hablan de mi familia".

"Romería" parte de un recuerdo difuso: la ausencia temprana de sus padres, fallecidos cuando ella tenía seis años, víctimas de la adicción y el sida. Desde esa pérdida, Simón construye una ficción que se permite reinventar lo desconocido. "En algún momento entendí que nunca iba a poder preguntarles la verdad. Y aunque pudiese, tampoco sabría si lo que me dijeran sería real, porque así funciona la memoria", explica Simón. "Así que decidí inventar lo que necesitaba inventar".



La película sigue a Marina, una joven de 18 años que, huérfana desde la infancia, viaja a la costa atlántica española para conocer por primera vez a los parientes paternos que nunca ha visto. Lo que comienza como un trámite administrativo —obtener una firma para una beca— se transforma en una exploración del silencio intergeneracional, la herencia de las adicciones y el trauma colectivo de una generación marcada por la epidemia de heroína en la España de los años 80. "No quería contar solo mi historia, sino también la de mis padres, y al final entendí que era la historia de toda una generación", dice Simón. "Fue una época de libertad y fiesta, pero también de mucha oscuridad. De eso no se habla mucho, porque duele".

El proceso de escritura de "Romería" la llevó a ese descubrimiento. "Empecé intentando reconstruir fragmentos, hablando con familiares y amigos de mis padres. Pero la memoria es muy subjetiva. Las piezas no encajan", señala. En medio de esa frustración, la ficción se convirtió en una herramienta para construir identidad: "A través del cine puedo construir una versión de la historia que me ayude a entender quién soy".

La película mantiene la estética realista que caracteriza la obra de Simón, con la colaboración habitual de la directora de fotografía Hélène Louvart. Sin embargo, esta vez el tono adquiere una dimensión más surrealista. "Cada vez me siento más libre como cineasta. Ya no siento que tenga que demostrar nada. Puedo arriesgar más".

Parte de esa libertad se refleja en la estructura narrativa, que alterna los encuentros de Marina con sus nuevos familiares y las escenas imaginadas de la vida de sus padres. "Era una estructura que quizás no me habría atrevido a usar antes. Pero creo que cada película debe ser un reto. No me interesa repetir lo que ya he hecho", detalla.

Las localizaciones también son: "Son lugares donde nació y creció mi padre, donde sucedió la historia de amor de mis padres", dice Simón. Aunque los personajes y situaciones están en gran medida ficcionalizados, la cineasta insiste en que "las emociones son reales".

Uno de los elementos que más destaca en sus películas son las escenas de comidas familiares. "Me encantan, pero cuando las estoy rodando siempre pienso: ¿por qué escribí esto? Son muy difíciles. Hay muchas personas hablando a la vez, comiendo, sentadas durante horas. Esta vez usamos dos cámaras y cambiamos un poco el enfoque", cuenta. Otra escena que recuerda con especial intensidad es una secuencia de baile: "Fue como un momento musical, todos bailando una canción de los años 80. Trabajamos con un coreógrafo por primera vez. Me encantó experimentar con eso".

El casting de Marina fue otro reto. "Vimos a unas 3000 chicas. Es una edad en la que muchas quieren hacer castings, pero necesitábamos a alguien que pudiera interpretar tanto a la hija como a la madre. No es fácil encontrar eso. La chica que elegimos nunca había actuado. La descubrieron saliendo de una reunión de los Scouts. Fue muy intuitivo", recuerda. "Sentí una conexión con mi yo adolescente a través de ella".

Como en sus anteriores películas, la familia de Simón ha estado involucrada en el proyecto. "Con ‘Alcarràs’, que trata de la familia de mi madre adoptiva, leí el guion con ellos antes de rodar porque tenían miedo de cómo serían retratados. En esta película, uno de mis tíos reales interpreta a un notario, porque en la vida real lo es. Me gusta incluirlos. Cuando ven las películas, se sienten reconocidos, pero también retratados de forma humana y compleja".

El impacto de este trabajo ha transformado su relación con sus padres y con la historia de su país. "Siento que me he acercado más a ellos. He aprendido a no juzgar lo que vivieron. Muchas familias sienten vergüenza por esa etapa, pero yo no. Esa generación luchó contra la dictadura y cambió la sociedad. Comprender eso me ha hecho apreciarlos más".

Ahora, termina diciendo Simón a Hollywood Reporter, con "Romería", Simón cierra una etapa: "Creo que es un buen momento para mirar hacia adelante, no solo al pasado. Estoy embarazada de mi segundo hijo, y estamos preparando un musical flamenco que no tiene nada que ver con mi familia".

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