Oliver Laxe, premiado en Cannes: "Somos imperfectos, pero seguimos adelante"
- por © Michelle Dassum (Cannes) NOTICINE.com

El director y guionista franco-español Oliver Laxe impactó en la competencia de Cannes con una de las películas más inesperadas, originales y -como diría él- radical de la selección. "Sirât", que el sábado lograba el Premio del Jurado, parte de una búsqueda, del misterio de la desaparición de una joven que moviliza a su padre tras la pista. Le lleva a Marruecos, donde hay raves de música, baile y droga en mitad del desierto. Pero luego lo que podría interpretarse como un thriller deriva en algo mucho más amplio. El responsable de todo es el gallego Laxe, nacido en París y de vocación universal. Con él habló NOTICINE.com.
- ¿Qué cree que ha encontrado en su película el jurado para premiarle?
En cierto modo, la película es una comunión, incluso de personas mutiladas. O sea, Luis es aparentemente alguien, no diré desequilibrado, pero alguien normal en la búsqueda desesperada de su hija. La vida nos sacude, a todos, ravers o no. No llama a tu puerta para decirte: "¿Estás listo para saltar al abismo?". Asi que cuando la vida te aplasta en la cara, la crisis es la única manera de conectar contigo mismo. Los seres humanos somos esencia, pero existe el ego, y esa máscara que necesitamos de niños para recibir amor. La crisis, por tanto, es la única forma de cruzar esta membrana, esta piel, y conectar con tu esencia, contigo mismo. Eso es lo que pasó en la película: hay una perspectiva de crecimiento en Luis. Es lo peor que le puede pasar a un padre, pero probablemente sea una misericordia.
- Usted es parisino de familia gallega y ha vivido años en Marruecos. ¿Cree que su película ha heredado esa universalidad?
Vivo en el pueblo donde nació mi madre, donde hice "Lo que arde". Me siento tan salvaje como la gente de estas montañas. Recientemente descubrí que la etimología de radical es radicalis en latín, que significa raíz. Soy radical porque estoy comprometido con mis raíces. Marruecos fue muy importante para mí en ese sentido. Pero soy un hombre de estos tiempos, tratando de lidiar con modernidad y tradición.
- Hay una escena donde se combina música rave con el Corán. ¿Es esta la esencia de la película?
Sí, definitivamente. Nuestro propósito era evocar el sonido del universo a través de los altavoces, como un sonido celestial. Trabajo con la sensualidad de imágenes y sonidos, donde el cine es más poderoso.
- A nivel estético, ¿cómo trabajó con los vehículos que aparecen en el film?
La primera imagen son camiones cruzando el desierto. Obviamente "Mad Max" está presente como arquetipo universal. Soy fetichista de los camiones de la vieja escuela. En "Mimosas" también trabajé con este imaginario de vehículos en el desierto.
- ¿Cuánto permite que lo impredecible afecte sus rodajes?
El arte funciona cuando trasciende al autor. La película quiere existir independientemente de su creador. Cuando vi algunas escenas terminadas, pensé: "Dios mío, es tan obvio lo que quiero decir". Eso no funciona. Hay que borrar las huellas de las intenciones.
- Los críticos dijeron que su película es apocalíptica. ¿Es pesimista sobre el futuro humano?
No, soy realista. Vivimos un momento estimulante. Era peor cuando creíamos en el mito del progreso. Ahora sabemos que esos mitos son falsos. La economía y ecología nos dicen que esto no va bien. No le temo a la muerte, sino a morir sin dignidad.
- ¿Cuáles fueron las mayores dificultades para realizar la película?
Lo más difícil es con uno mismo. Cuando buscábamos financiación, algunos distribuidores decían: "No queremos que el espectador sufra". Pero el sufrimiento es parte del crecimiento. Vivimos en una sociedad tanatofóbica que huye del sufrimiento y la muerte.
- Pedro Almodóvar es coproductor. ¿Cómo surgió esta colaboración?
Pedro estuvo bien, me cuidaron de verdad. Movistar me dio una libertad radical. Es un milagro lo que están haciendo en España, apoyando a cineastas como yo.
- Háblenos de la gran escena de rave en el desierto.
Organizamos una fiesta real con 1000 personas durante el rodaje. En un momento, viendo todo desde la montaña, pensé: "Estás completamente loco". Entendí entonces lo que es un rave: puedes gritar y llorar, pero no dejes de bailar. Así somos los humanos: imperfectos, pero seguimos adelante.
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- ¿Qué cree que ha encontrado en su película el jurado para premiarle?
En cierto modo, la película es una comunión, incluso de personas mutiladas. O sea, Luis es aparentemente alguien, no diré desequilibrado, pero alguien normal en la búsqueda desesperada de su hija. La vida nos sacude, a todos, ravers o no. No llama a tu puerta para decirte: "¿Estás listo para saltar al abismo?". Asi que cuando la vida te aplasta en la cara, la crisis es la única manera de conectar contigo mismo. Los seres humanos somos esencia, pero existe el ego, y esa máscara que necesitamos de niños para recibir amor. La crisis, por tanto, es la única forma de cruzar esta membrana, esta piel, y conectar con tu esencia, contigo mismo. Eso es lo que pasó en la película: hay una perspectiva de crecimiento en Luis. Es lo peor que le puede pasar a un padre, pero probablemente sea una misericordia.
- Usted es parisino de familia gallega y ha vivido años en Marruecos. ¿Cree que su película ha heredado esa universalidad?
Vivo en el pueblo donde nació mi madre, donde hice "Lo que arde". Me siento tan salvaje como la gente de estas montañas. Recientemente descubrí que la etimología de radical es radicalis en latín, que significa raíz. Soy radical porque estoy comprometido con mis raíces. Marruecos fue muy importante para mí en ese sentido. Pero soy un hombre de estos tiempos, tratando de lidiar con modernidad y tradición.
- Hay una escena donde se combina música rave con el Corán. ¿Es esta la esencia de la película?
Sí, definitivamente. Nuestro propósito era evocar el sonido del universo a través de los altavoces, como un sonido celestial. Trabajo con la sensualidad de imágenes y sonidos, donde el cine es más poderoso.
- A nivel estético, ¿cómo trabajó con los vehículos que aparecen en el film?
La primera imagen son camiones cruzando el desierto. Obviamente "Mad Max" está presente como arquetipo universal. Soy fetichista de los camiones de la vieja escuela. En "Mimosas" también trabajé con este imaginario de vehículos en el desierto.
- ¿Cuánto permite que lo impredecible afecte sus rodajes?
El arte funciona cuando trasciende al autor. La película quiere existir independientemente de su creador. Cuando vi algunas escenas terminadas, pensé: "Dios mío, es tan obvio lo que quiero decir". Eso no funciona. Hay que borrar las huellas de las intenciones.
- Los críticos dijeron que su película es apocalíptica. ¿Es pesimista sobre el futuro humano?
No, soy realista. Vivimos un momento estimulante. Era peor cuando creíamos en el mito del progreso. Ahora sabemos que esos mitos son falsos. La economía y ecología nos dicen que esto no va bien. No le temo a la muerte, sino a morir sin dignidad.
- ¿Cuáles fueron las mayores dificultades para realizar la película?
Lo más difícil es con uno mismo. Cuando buscábamos financiación, algunos distribuidores decían: "No queremos que el espectador sufra". Pero el sufrimiento es parte del crecimiento. Vivimos en una sociedad tanatofóbica que huye del sufrimiento y la muerte.
- Pedro Almodóvar es coproductor. ¿Cómo surgió esta colaboración?
Pedro estuvo bien, me cuidaron de verdad. Movistar me dio una libertad radical. Es un milagro lo que están haciendo en España, apoyando a cineastas como yo.
- Háblenos de la gran escena de rave en el desierto.
Organizamos una fiesta real con 1000 personas durante el rodaje. En un momento, viendo todo desde la montaña, pensé: "Estás completamente loco". Entendí entonces lo que es un rave: puedes gritar y llorar, pero no dejes de bailar. Así somos los humanos: imperfectos, pero seguimos adelante.
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