Imprimir

Así es "Harakiri, me haces falta", la película panameña premiada en Oldenburg

por © Redacción-NOTICINE.com
"Harakiri, me haces falta"
"Harakiri, me haces falta"
El director panameño Alejandro Castro acaba de recibir el premio a mejor opera prima en el Festival Internacional de Cine de Oldenburg, Alemania, por "Harakiri, me haces falta", un reconocimiento que llega después de un camino de dudas y rechazos. "Sentía que nadie la entendía", confiesa Castro sobre su película. "Entrar en Oldenburg fue un respiro y una validación que, en el fondo, siempre supe que llegaría".

La película nació de noches de vino barato y madrugadas escritas en un sofá de Madrid. Alejandro Castro y Diego Salomón, quien también protagoniza el filme', compartían apartamento y una sensación de desarraigo. "Bebíamos vino barato, fumábamos, salíamos buscando peleas o chicas y volvíamos por la mañana a escribir", recuerda el director. De ese ritual surgió la historia: un autorretrato exagerado de dos amigos latinos que se sienten anónimos en una ciudad ajena. "Buscan conexión con la ciudad, con alguien más que ellos dos, y terminan peleando porque son demasiado parecidos".

"Harakiri, me haces falta" sigue a tres amigos durante un solo día, un período en el que se desata un torbellino de emociones. Castro describe en Ellas la cinta como un reflejo de "la desesperación masculina joven, privilegiada, sin rumbo". Habla de personajes que son "dos roommates obsesionados con una vecina, incapaces de conquistarla, sin darse cuenta de que son unos losers". El director no elude la crudeza: "Va de la autodestrucción, la ira, la búsqueda de algo más siempre, la insatisfacción".



Aunque la película se ambienta en Madrid, está impregnada de una esencia panameña que Castro llevaba consigo. "Mi identidad está en la manera de hablar, en la música que uso, en cómo los personajes se interrumpen y joden entre sí", explica. Incluyó canciones de Dorindo Cárdenas y de Osvaldo Ayala, músicos que sonaban en los cumpleaños de su madre. Su infancia en Panamá, marcada por contrastes sociales, también dejó huella. "Crecí en un Panamá muy privilegiado, con excesos y una sensación de impunidad. De adolescente hacía cagadas y salía ileso por ser yeyé". Ahora, desde la distancia, reflexiona: "Hoy lo veo como una mierda, porque revela la desigualdad brutal de nuestros países".

El proyecto no fue fácil de financiar. Castro reconoce que tuvo que vender pertenencias y meterse en "situaciones sketchy" para terminarlo. "En mi familia hubo quienes se horrorizaban con el proyecto porque me vieron enloquecido haciéndolo", comenta. Incluso llegó a pensar que tendría que publicar la película en YouTube, una idea que abandonó cuando Oldenburg, festival al que algunos llaman "el Sundance alemán", mostró interés.

La cinta es la última en cuyos créditos figura el actor español Enrique San Francisco, fallecido en 2021.

Castro no oculta sus luchas personales, que también informan su trabajo. "Soy adicto y llevo cuatro años en recuperación", comparte. Ese trasfondo de autodestrucción y búsqueda se filtra en la narrativa de "Harakiri, me haces falta". A pesar de todo, mantiene un vínculo fuerte con sus raíces. Recuerda con cariño a su nana, a quien llama Yaya, que lo crió "cantando tamborito" y era de Montijo, cerca de Santiago. "Somos divertidos, jodones, panas, positivos", dice sobre los panameños.

Su mirada está puesta en el futuro y en la posibilidad de filmar en su país de origen. "Un día quiero hacer una película en Panamá. Necesito un productor ya. Si estás leyendo esta entrevista: llámame". Y añade, con determinación: "Soy quien soy y no pienso doblarme ante nadie. Haré las películas que quiero, siempre. Y muchas, espero, serán en Panamá".

Sigue nuestras últimas noticias por INSTAGRAM, BLUESKY o FACEBOOK.