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El argentino Nahuel Pérez Biscayart, reconocido en el Festival de Santander

por © Redacción-NOTICINE.com
 Pérez Biscayart,en Santander
Pérez Biscayart,en Santander
El actor argentino afincado en Francia Nahuel Pérez Biscayart permaneció un momento en silencio frente al auditorio del Centro Botín, en Santander. No era una noche cualquiera, el festival de la capital cántabra reconocía una trayectoria que, según dijo, nunca se imaginó que tomaría el rumbo que tomó. "Me gusta pensarlo como un reconocimiento al trabajo que viaja, al trabajo que se extiende más allá de las fronteras que nos vieron nacer", comenzó, sosteniendo el galardón con ambas manos. "Nunca me hubiera imaginado que aquella curiosidad imparable que se me despertó de niño al viajar por primera vez se convertiría en una parte fundamental de mi vida y de mi trabajo", dijo.

Su discurso fue un tejido de agradecimientos, reflexiones y llamados a la conciencia. Con voz pausada pero firme, dedicó el premio a distintas "orillas", pero hizo un gesto que resonó especialmente en el auditorio: decidió proyectar simbólicamente la luz del faro hacia la Flotilla Global Sumud, la iniciativa que busca romper el bloqueo sobre Gaza.

"Este grupo de ciudadanos y ciudadanas del mundo tiene la dignidad y el coraje que prácticamente ningún gobierno ha demostrado hasta ahora", afirmó, con los ojos fijos en el público. Luego, con tono más interrogante, añadió: "¿Hasta cuándo seguirá Europa mirando para otro lado mientras se comete este genocidio? ¿Es un error coyuntural o una tradición histórica?".



Pero su mirada también viajó hacia su tierra natal. "Agradezco este reconocimiento en nombre de otra orilla, Argentina, en donde se está luchando por sobrevivir, no solo en la industria audiovisual, sino en la industria toda, en la sociedad toda". Habló del desmantelamiento y la radicalización que afectan a su país, pero también de la resistencia que encuentra en el arte. "El arte y el cine siguen existiendo y resisten porque siguen siendo ese puente, esa mágica y suave ilusión que nos tira del otro lado, del lado del espejo que no podemos tocar".

Pérez Biscayart confesó sentirse "bastante feliz yendo al encuentro de otros territorios, de otras culturas, de otras maneras de ver y de practicar la vida". Dijo que le estimula "sentir que ese camino es infinito e impredecible" y que lo libera "de la idea de una carrera, porque lo siento más bien como un recorrido en el cual puedo desconocerme y perderme para después reencontrarme de manera diferente".

Para cerrar, eligió leer un pasaje de un libro de Margulis y Sagan que habla sobre el origen acuático de todos los organismos terrestres. "Venimos todes del océano mucho antes de que existieran las orillas", concluyó, cerrando el círculo de su metáfora sobre las fronteras y los encuentros.

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