Hablamos con la argentina Clarisa Navas, en Huelva con "El príncipe de Nanawa"
- por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
La cineasta argentina Clarisa Navas presentó en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva su film "El príncipe de Nanawa" (2025), un proyecto híbrido de documental y ficción que ha filmado a lo largo de una década. La película narra la historia personal de Ángel, un niño de nueve años que conoció en la frontera entre Argentina y Paraguay. Navas se sintió conmovida por la "lucidez y espontaneidad" de Ángel y decidió filmar su crecimiento y transición hacia la adolescencia y madurez. NOTICINE.com habló en exclusiva con la cineasta argentina, conocida por "Las Mil y Una" y "Hoy partido a las 3".
- Esta película nació de manera espontánea, ¿no? ¿Es el único caso que le ha ocurrido, o más películas o proyectos suyos han nacido de esa manera un poco sobrevenida?
Creo que no, es el proyecto que tiene más una irrupción del azar y de algo que yo no esperaba. De hecho, estaba haciendo una serie de documentales cuando conocí a Ángel y apareció. Y fue como tomar esa deriva y atreverme a intentar hacer algo con este niño tan particular. Pero sí, es como la vez que creo que el azar entró a jugar de una manera muy mágica también.
- Hablaba de que estaba haciendo una serie. Esta película es larga para los estándares de la industria (cerca de tres horas). ¿En algún momento se le pasó por la cabeza hacer una serie en lugar de una película larga?
En realidad, no sentía que era una película, siempre sentí que también tenía que ver con un desafío y con un arriesgarse a que el cine también puede tener otras duraciones, no necesariamente tiene que entrar en los estándares industriales. Entonces, creo que desde el inicio tiene ese desafío para quien quiera ver. Pero una serie no, quizás porque también ya venía de hacer series de documental y la idea fue apartarme de ese formato y hacer otro tipo de cosas.
- En una década, por supuesto, su personaje cambia mucho. ¿Usted también cambió?
Sí, cambié mucho, y creo que también se han ido transformando mucho las ideas acerca del cine y de cómo hacer un documental, de cómo hacer una película. Y sin duda estos diez años son de una gran enseñanza y de un gran aprendizaje en todos los sentidos. Y para Ángel también, lógicamente, hay un montón de cambios que se pueden ver en la película, pero que también hay muchos que son muy profundos y que tienen que ver con la vida.
- ¿Cómo fue su relación en esos diez años? Aparte del momento en que grababan, ¿también había otros contactos?
Sí, la relación que fuimos construyendo con Ángel es de un día a día, de un cotidiano, más allá de estar por momentos muy cerca y en el mismo lugar. Otros momentos a la distancia, pero siempre comunicados, llamándonos, escribiéndonos. Y es hasta el día de hoy así, y espero que siga así siempre.
- El concepto fronterizo es importante en la película, ¿no?
Sí, es muy importante. Justamente yo también soy de una región de frontera, frontera con Paraguay, entonces para mí es muy importante lo que ocurre en todas las fronteras y en amplios sentidos en relación a esto. Y particularmente en la película, toda la película transita en ese lugar que sufre cambios y que a la vez cada crisis de ambos países impacta de una forma muy fuerte y casi que es un epicentro de impacto. Entonces, la frontera oficia de un montón de sentidos y también en lo idiomático de una manera muy fuerte, porque la película está hablada entre guaraní y castellano.
- En una película como la suya, que se graba en tantos meses y años, supongo que no hay una planificación. Lo que más se ocurre es que sea improvisado.
Sí, hay algo de entregarse y ya armar una suerte de proceso, dispositivo, forma de filmar que pueda abrazarse un poco a esa deriva, que también es muy difícil trabajar con la incertidumbre, porque muchas veces las cosas se piensan y se controlan mucho como una especie de defensa contra lo impredecible. Creo que esta película justamente es un ejercicio de arrojarse a lo impredecible y poder bucear en algo que no se puede controlar. Y creo que es un poco así, todos estos diez años son así.
- ¿Cómo lleva su dicotomía entre ficción y documental?
Creo que son dos cosas que, o al menos en las películas que he hecho, se cruzan todo el tiempo. Hay algo de la ficción que si bien tiene que ver con una posibilidad de control a veces un poco mayor, pero a la vez son ficciones muy porosas, donde la vida y lo real entran todo el tiempo. Y en ese sentido, en el documental también hay cosas que llevan a hacer unas puestas que parecieran bordear un halo de ficción, entonces hay un diálogo constante.
- ¿La reacción de los públicos son muy diferentes según los países o en el caso de esta película hay muchos elementos comunes?
Son muy diferentes, la verdad que las recepciones en cada país son muy diferentes. Creo que hay algo idiomático que es fundamental, la cercanía. Entonces es muy diferente cómo puede ser recibida acá en España, que entienden y entienden los chistes, a cuando se ve la película subtitulada en inglés. Pero las sorpresas han sido muy gratas, se estuvo mostrando en Corea, por ejemplo, la recepción fue muy hermosa ahí, muy cálida. Siempre hay como una suerte de conmoción fuerte, sí, una conmoción con el público que es muy hermosa.
- ¿Cómo está ahora mismo la situación cinematográfica en Argentina? Todos sabemos que la producción se ha reducido muchísimo, ¿hay alguna posibilidad de revertir eso o no se ve el final del túnel?
Le diría que no se ve mucho el final del túnel, pero porque está siendo una crisis de las más fuertes y de un gran ataque contra toda la industria nacional. Creo que hay iniciativas desde las provincias y hay gente que sigue grabando y que por suerte sigue resistiendo en este contexto, pero la verdad es que la falta de trabajo y este momento de gran sombra que estamos pasando es muy tremendo.
- ¿Usted lo está sufriendo personalmente?
Sí, totalmente. Justo estrenamos este año y en ese sentido pareciera ser bastante un privilegio el hecho de poder estar mostrando una película en este momento de Argentina, pero sí hay una crisis total y una falta de perspectiva sobre proyectos por venir.
- Detrás de todo eso supuestamente hay una cuestión económica, es decir, digamos que el neoliberalismo, como queramos llamarlo, cree que es tirar el dinero invertirlo en cine nacional. ¿Usted piensa que hay también, aparte de ese supuesto concepto económico, un concepto ideológico detrás?
Completamente. Todas las decisiones políticas y económicas se basan en cuestiones ideológicas y me parece que el ataque tan puntual que hicieron sobre el cine el gobierno de Milei, que fue contra una de las primeras cosas con las que se cargaron, tiene que ver con que justamente devastar y hacer que todo ese bagaje cultural y todo lo que puede representar el cine nacional se arruine. Y que cada vez más somos una colonia estadounidense, lamentablemente. Y entonces lógicamente que destruir el cine nacional es casi un paso obligatorio. Entonces creo que más que nunca hay que seguir haciendo imágenes y poder luchar contra eso, que un gobierno no termine con la posibilidad de crear y de seguir sosteniendo el cine desde un lugar y de un país que tiene tanta historia también.
- Sí, porque Argentina siempre ha sido un país líder en lo cinematográfico de América Latina...
Sí, sí, tenemos una gran tradición de cine y sobre todo también una gran tradición, por suerte, de resistencia y de hacerlo en condiciones que quizás en otros lugares no se podría hacer. Hay algo de ese ingenio y de esa fuerza en Argentina que para mí es muy particular y que hoy día hay mucha gente que sigue filmando. Lógicamente rodar en condiciones tan precarias y tener un montón de trabajos en paralelo para poder filmar, bueno, no es una situación deseable para nada y dificulta mucho.
- ¿Tiene algún proyecto?
Un proyecto por delante, una ficción, pero bueno, también estamos en la encrucijada de tratar de encontrar coproducciones y poder hacer que sea sustentable, porque hoy día está muy difícil.
- ¿Sería una película o una serie?
Es una película, una ficción.
- ¿Se cierra completamente a la idea de trabajar para una plataforma? ¿Cree que es posible que llegue ese momento?
Creo que no, no necesariamente me cierro. Creo que es un momento de mucho cambio, que vemos por ahí una gran homogeneización en los contenidos que generan las plataformas y que inclusive directores que trabajan en plataformas, hay películas que son como muy lavadas o que parecieran no ser lavadas. Creo que es un gran desafío poder trabajar o poder encontrar un punto intermedio entre que esa dimensión autoral no se aplaque o no se aplaste por trabajar con una plataforma y a la vez poder tener recursos para hacer las películas.
- ¿Como espectadora qué películas le gustan?
Me gustan una gran variedad de películas, pero valoro mucho las películas que tienen un riesgo y que se salen de lo estandarizado, y las películas que más allá de hacer pensar también llevan a sentir, y a sentir de otra manera algo que en el cotidiano se apaga.
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- Esta película nació de manera espontánea, ¿no? ¿Es el único caso que le ha ocurrido, o más películas o proyectos suyos han nacido de esa manera un poco sobrevenida?
Creo que no, es el proyecto que tiene más una irrupción del azar y de algo que yo no esperaba. De hecho, estaba haciendo una serie de documentales cuando conocí a Ángel y apareció. Y fue como tomar esa deriva y atreverme a intentar hacer algo con este niño tan particular. Pero sí, es como la vez que creo que el azar entró a jugar de una manera muy mágica también.
- Hablaba de que estaba haciendo una serie. Esta película es larga para los estándares de la industria (cerca de tres horas). ¿En algún momento se le pasó por la cabeza hacer una serie en lugar de una película larga?
En realidad, no sentía que era una película, siempre sentí que también tenía que ver con un desafío y con un arriesgarse a que el cine también puede tener otras duraciones, no necesariamente tiene que entrar en los estándares industriales. Entonces, creo que desde el inicio tiene ese desafío para quien quiera ver. Pero una serie no, quizás porque también ya venía de hacer series de documental y la idea fue apartarme de ese formato y hacer otro tipo de cosas.
- En una década, por supuesto, su personaje cambia mucho. ¿Usted también cambió?
Sí, cambié mucho, y creo que también se han ido transformando mucho las ideas acerca del cine y de cómo hacer un documental, de cómo hacer una película. Y sin duda estos diez años son de una gran enseñanza y de un gran aprendizaje en todos los sentidos. Y para Ángel también, lógicamente, hay un montón de cambios que se pueden ver en la película, pero que también hay muchos que son muy profundos y que tienen que ver con la vida.
- ¿Cómo fue su relación en esos diez años? Aparte del momento en que grababan, ¿también había otros contactos?
Sí, la relación que fuimos construyendo con Ángel es de un día a día, de un cotidiano, más allá de estar por momentos muy cerca y en el mismo lugar. Otros momentos a la distancia, pero siempre comunicados, llamándonos, escribiéndonos. Y es hasta el día de hoy así, y espero que siga así siempre.
- El concepto fronterizo es importante en la película, ¿no?
Sí, es muy importante. Justamente yo también soy de una región de frontera, frontera con Paraguay, entonces para mí es muy importante lo que ocurre en todas las fronteras y en amplios sentidos en relación a esto. Y particularmente en la película, toda la película transita en ese lugar que sufre cambios y que a la vez cada crisis de ambos países impacta de una forma muy fuerte y casi que es un epicentro de impacto. Entonces, la frontera oficia de un montón de sentidos y también en lo idiomático de una manera muy fuerte, porque la película está hablada entre guaraní y castellano.
- En una película como la suya, que se graba en tantos meses y años, supongo que no hay una planificación. Lo que más se ocurre es que sea improvisado.
Sí, hay algo de entregarse y ya armar una suerte de proceso, dispositivo, forma de filmar que pueda abrazarse un poco a esa deriva, que también es muy difícil trabajar con la incertidumbre, porque muchas veces las cosas se piensan y se controlan mucho como una especie de defensa contra lo impredecible. Creo que esta película justamente es un ejercicio de arrojarse a lo impredecible y poder bucear en algo que no se puede controlar. Y creo que es un poco así, todos estos diez años son así.
- ¿Cómo lleva su dicotomía entre ficción y documental?
Creo que son dos cosas que, o al menos en las películas que he hecho, se cruzan todo el tiempo. Hay algo de la ficción que si bien tiene que ver con una posibilidad de control a veces un poco mayor, pero a la vez son ficciones muy porosas, donde la vida y lo real entran todo el tiempo. Y en ese sentido, en el documental también hay cosas que llevan a hacer unas puestas que parecieran bordear un halo de ficción, entonces hay un diálogo constante.
- ¿La reacción de los públicos son muy diferentes según los países o en el caso de esta película hay muchos elementos comunes?
Son muy diferentes, la verdad que las recepciones en cada país son muy diferentes. Creo que hay algo idiomático que es fundamental, la cercanía. Entonces es muy diferente cómo puede ser recibida acá en España, que entienden y entienden los chistes, a cuando se ve la película subtitulada en inglés. Pero las sorpresas han sido muy gratas, se estuvo mostrando en Corea, por ejemplo, la recepción fue muy hermosa ahí, muy cálida. Siempre hay como una suerte de conmoción fuerte, sí, una conmoción con el público que es muy hermosa.
- ¿Cómo está ahora mismo la situación cinematográfica en Argentina? Todos sabemos que la producción se ha reducido muchísimo, ¿hay alguna posibilidad de revertir eso o no se ve el final del túnel?
Le diría que no se ve mucho el final del túnel, pero porque está siendo una crisis de las más fuertes y de un gran ataque contra toda la industria nacional. Creo que hay iniciativas desde las provincias y hay gente que sigue grabando y que por suerte sigue resistiendo en este contexto, pero la verdad es que la falta de trabajo y este momento de gran sombra que estamos pasando es muy tremendo.
- ¿Usted lo está sufriendo personalmente?
Sí, totalmente. Justo estrenamos este año y en ese sentido pareciera ser bastante un privilegio el hecho de poder estar mostrando una película en este momento de Argentina, pero sí hay una crisis total y una falta de perspectiva sobre proyectos por venir.
- Detrás de todo eso supuestamente hay una cuestión económica, es decir, digamos que el neoliberalismo, como queramos llamarlo, cree que es tirar el dinero invertirlo en cine nacional. ¿Usted piensa que hay también, aparte de ese supuesto concepto económico, un concepto ideológico detrás?
Completamente. Todas las decisiones políticas y económicas se basan en cuestiones ideológicas y me parece que el ataque tan puntual que hicieron sobre el cine el gobierno de Milei, que fue contra una de las primeras cosas con las que se cargaron, tiene que ver con que justamente devastar y hacer que todo ese bagaje cultural y todo lo que puede representar el cine nacional se arruine. Y que cada vez más somos una colonia estadounidense, lamentablemente. Y entonces lógicamente que destruir el cine nacional es casi un paso obligatorio. Entonces creo que más que nunca hay que seguir haciendo imágenes y poder luchar contra eso, que un gobierno no termine con la posibilidad de crear y de seguir sosteniendo el cine desde un lugar y de un país que tiene tanta historia también.
- Sí, porque Argentina siempre ha sido un país líder en lo cinematográfico de América Latina...
Sí, sí, tenemos una gran tradición de cine y sobre todo también una gran tradición, por suerte, de resistencia y de hacerlo en condiciones que quizás en otros lugares no se podría hacer. Hay algo de ese ingenio y de esa fuerza en Argentina que para mí es muy particular y que hoy día hay mucha gente que sigue filmando. Lógicamente rodar en condiciones tan precarias y tener un montón de trabajos en paralelo para poder filmar, bueno, no es una situación deseable para nada y dificulta mucho.
- ¿Tiene algún proyecto?
Un proyecto por delante, una ficción, pero bueno, también estamos en la encrucijada de tratar de encontrar coproducciones y poder hacer que sea sustentable, porque hoy día está muy difícil.
- ¿Sería una película o una serie?
Es una película, una ficción.
- ¿Se cierra completamente a la idea de trabajar para una plataforma? ¿Cree que es posible que llegue ese momento?
Creo que no, no necesariamente me cierro. Creo que es un momento de mucho cambio, que vemos por ahí una gran homogeneización en los contenidos que generan las plataformas y que inclusive directores que trabajan en plataformas, hay películas que son como muy lavadas o que parecieran no ser lavadas. Creo que es un gran desafío poder trabajar o poder encontrar un punto intermedio entre que esa dimensión autoral no se aplaque o no se aplaste por trabajar con una plataforma y a la vez poder tener recursos para hacer las películas.
- ¿Como espectadora qué películas le gustan?
Me gustan una gran variedad de películas, pero valoro mucho las películas que tienen un riesgo y que se salen de lo estandarizado, y las películas que más allá de hacer pensar también llevan a sentir, y a sentir de otra manera algo que en el cotidiano se apaga.
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