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Tom Cruise repasa su carrera en el BFI y se sube a la cúpula de su cine

por © Redacción-NOTICINE.com
El agitado fin de semana londinense de Cruise, según usuarios de X
El agitado fin de semana londinense de Cruise, según usuarios de X
En un encuentro íntimo organizado por el British Film Institute (BFI), Tom Cruise desgranó durante más de dos horas los entresijos de sus cinco décadas en la industria, desde sus primeros papeles hasta su transformación en productor y figura clave del cine de acción. El evento, previo a la entrega de la beca honorífica del BFI que recibía este lunes, reunió a centenares de asistentes en un auditorio donde el actor reflexionó sobre su metodología, influencias y desafíos pendientes.

Cruise detalló cómo "Mission: Impossible" (1996) no solo marcó su debut como productor, sino que redefinió su visión del cine. "Quería romper la idea de que las escenas de acción fueran solo espectáculo vacío. Me obsesioné con integrar emociones reales: miedo, urgencia, vulnerabilidad", explicó. Para ello, se sumergió en el estudio de cámaras IMAX y equipos de alta velocidad, incluso antes de que fueran comunes en Hollywood. "Pasé horas con ingenieros. Si una toma no transmitía la tensión física del personaje, la repetía hasta lograrlo".

El actor también confesó que cada entrega de la saga funciona como un laboratorio: "En 'Mission: Impossible – Fallout', por ejemplo, el salto en paracaídas desde 25 000 pies requirió años de coordinación con meteorólogos y expertos en aviación. No era solo hacerlo, sino capturar la humanidad de alguien al límite".

Sin titulación formal en actuación, Cruise relató cómo construyó su propia educación: "A los 18, llevaba una libreta a todos los sets. Anotaba cómo los directores movían a los extras, cómo los editores elegían tomas". Su curiosidad le llevó a contactar a leyendas como Paul Newman, con quien mantuvo largas conversaciones sobre la ética del oficio. "Paul me decía: 'Nunca subestimes al público. Ellos saben cuándo estás fingiendo'".

Su enfoque global, poco común en los 80, le impulsó a viajar a mercados como Japón e India para analizar sus industrias locales. "En India, aprendí sobre el ritmo narrativo de Bollywood; en Japón, sobre la precisión de sus dramas. Quería absorberlo todo, aunque los estudios me decían: '¿Para qué? El cine es Estados Unidos'".



Al evocar el rodaje de "Algunos hombres buenos / Cuestión de honor / A Few Good Men" (1992), Cruise compartió anécdotas desconocidas. "Jack Nicholson llegaba al set con versiones alternativas de sus diálogos. Un día, Rob Reiner y yo nos encerramos con él para debatir cada coma del guion. Esas discusiones elevaban cada escena". Sobre la icónica confrontación en el tribunal, reveló: "Jack improvisó el famoso 'You can’t handle the truth!', pero en un tono más bajo. Le pedí que lo gritara. Probamos ambas versiones, y así nació el momento que todos recuerdan".

Respecto de "Top Gun" (1986), destacó su lucha por retratar el coste emocional de los pilotos: "El estudio quería puro patriotismo. Yo insistí en mostrar escenas de duelo, como cuando Iceman llora a Goose. Sin eso, la historia perdía autenticidad". Esa batalla, dijo, lo convenció de rechazar secuelas inmediatas: "Me ofrecían cheques enormes, pero necesitaba explorar otros géneros. Si hubiera repetido fórmulas, no habría hecho 'Rain Man' o 'Nacido el 4 de julio / Born on the Fourth of July'".

Sobre el agotador rodaje de "Eyes Wide Shut" (1999), que duró casi tres años, Cruise describió a Stanley Kubrick como un "titán del detalle". "Stanley me hacía repetir una escena 50 veces no por capricho, sino porque buscaba matices invisibles. Una vez, pasamos dos semanas filmando un pasillo porque quería que mis pasos transmitieran duda, no solo movimiento".

Reconoció que la película, no tan apreciada inicialmente, hoy la ve como un "experimento hipnótico". "Stanley quería explorar la intimidad como un territorio peligroso. Nicole Kidman y yo discutíamos horas con él sobre cómo mostrar el deseo sin caer en lo explícito. Fue una clase magistral en sutileza".

Cruise no evitó hablar de las críticas a su supuesta temeridad en escenas peligrosas. "Correr por el Burj Khalifa en 'Mission: Impossible – Ghost Protocol' no fue un acto de ego. Esa secuencia resume la esencia de Ethan Hunt: un hombre común empujado a límites extraordinarios. Si usara un doble o CGI, el público lo sentiría".

Sobre su reciente aparición en el techo del BFI IMAX en Londres, con una caída de 15 metros, bromeó: "Soy consciente de que mis promociones son… intensas. Pero si escalar un edificio hace que alguien descubra el cine en pantallas grandes, vale la pena".

Pese a que "Mission: Impossible – Desafío final / The Final Reckoning" (estreno la próxima semana) cerrará la saga, Cruise aseguró que no se alejará del riesgo. "Quiero hacer un musical, pero no uno cualquiera. Imagino algo como 'Singin’ in the Rain', donde la danza avance la trama. He estado tomando clases de tap durante años en secreto".

Al ser preguntado sobre la posibilidad de dirigir, respondió: "Lo he considerado, pero por ahora prefiero colaborar. Christopher McQuarrie y yo tenemos proyectos más allá de 'Mission: Impossible'. Películas que requieren años de preparación, como dramas históricos".

Al recibir la beca del BFI, Cruise se unirá a una lista que incluye a Tilda Swinton y Akira Kurosawa. "Nunca busqué premios, pero este es especial. El BFI preserva películas que inspiraron mi vida, como '2001: A Space Odyssey' o 'Lawrence de Arabia'. Ser parte de esa historia es abrumador".

Concluyó con un mensaje a las nuevas generaciones: "El cine no es un algoritmo. Es artesanía. Si un día ven una de mis películas y sienten ganas de saltar en paracaídas o tocar el piano, habré logrado algo". La ovación cerrada del público sugirió que, al menos en esa sala, el objetivo estaba más que cumplido.

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