El músico argentino Lalo Schifrin, conocido por su icónica banda sonora de la serie "Mission: Impossible" y por sus colaboraciones en clásicos del cine como "Bullitt" y "Harry el sucio / Dirty Harry", murió este jueves a los 93 años en un hospital de Los Angeles. Según confirmó su hijo Ryan Schifrin, la causa de su deceso fue una neumonía.

Schifrin, nacido en Buenos Aires el 21 de junio de 1932, creció en un ambiente musical: su padre fue primer violín de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires durante más de tres décadas. Aunque recibió formación clásica desde niño, su encuentro con el jazz a los 16 años marcó un giro en su carrera. "Fue como una iluminación, un momento muy importante en mi vida. Me convertí al jazz", recordó en una entrevista en 2008.

Tras estudiar en el Conservatorio de París bajo la tutela de Olivier Messiaen, Schifrin regresó a Argentina, donde formó su propia banda de jazz. Un encuentro casual con el trompetista Dizzy Gillespie en Buenos Aires cambió su vida: "Me preguntó si escribía todos esos arreglos. Cuando le dije que sí, me invitó a Estados Unidos. Pensé que era una broma", contó años después.

En 1958 se instaló en Nueva York y más tarde en Los Ángeles, donde comenzó a trabajar para el cine y la televisión. Su estilo, una fusión de jazz y música clásica, se adaptó perfectamente a géneros como el thriller y la acción. Su trayectoria abarcó más de seis décadas, durante las cuales compuso música para cine, televisión y jazz, dejando una huella imborrable en la cultura popular. Uno de sus trabajos más reconocidos fue el tema principal de "Mission: Impossible", creado en 1966 para la serie de espionaje de la CBS.



Schifrin afirmó en una ocasión que lo compuso en solo tres minutos, sin haber visto imágenes del programa. "Bruce Geller, el productor, me pidió algo excitante, que la gente reconociera al instante, incluso si estaban en la cocina", explicó al New York Post en 2015. En televisión, demás de "Mission: Impossible", compuso temas memorables para series como "Mannix", "Starsky & Hutch" y "Medical Center".

En cuanto a la gran pantalla, su música acompañó escenas inolvidables, como el frenético persecución de "Bullitt" (1968) o la tensión psicológica de "The Amityville Horror" (1979). También trabajó con directores como Don Siegel y George Lucas, este último en su ópera prima "THX-1138" (1971).

Aunque nunca ganó un Oscar competitivo, recibió seis nominaciones, entre ellas por sus bandas sonoras de "Cool Hand Luke" (1967), "The Fox" (1968) y "The Amityville Horror" (1979). En 2018, la Academia le otorgó un premio honorífico, entregado por su amigo y colaborador Clint Eastwood, con quien trabajó en varias películas, incluyendo toda la saga de "Dirty Harry".

Aunque su nombre quedó ligado al cine, Schifrin nunca abandonó el jazz. Grabó más de 60 discos como líder y colaboró con figuras como Ray Charles, Quincy Jones y Astor Piazzolla, con quien mantuvo una estrecha amistad. "En París, de día estudiaba con Messiaen y de noche tocaba jazz en clubes. Fue una época de mucho aprendizaje", recordó en una entrevista con The Telegraph en 2004.

En sus últimos años, siguió activo en la música clásica, dirigiendo orquestas como la Filarmónica de Londres y la Sinfónica de Viena. En 2016, Francia lo nombró Comandante de las Artes y las Letras.

Pese a los reconocimientos, Schifrin siempre mantuvo una actitud humilde: "Los premios son bienvenidos, pero con el tiempo mi narcisismo se aplacó. Lo importante es seguir aprendiendo", dijo en una entrevista con Página/12 en 2020.

Uno de sus últimos proyectos le relacionó con su país, Argentina. El pasado abril se estrenó en el Auditorio Nacional del Palacio Libertad, en la Ciudad de Buenos Aires, su sinfonía "¡Viva la Libertad!", compuesta por el ya nonagenario Schifrin junto a Rod Schejtman. Se inspiró -según confesó- en "el éxito y el progreso económico de Argentina bajo el liderazgo del presidente Milei".

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