Premios Gotham: Guillermo del Toro, fiel a su divisa sobre la Inteligencia Artificial: "¡Que se joda!"
- por © Lorena Hoyos-NOTICINE.com
La noche de los premios Gotham, en Nueva York, se convirtió en el escenario de una declaración contundente, una réplica sin ambages al avance de la tecnología en el corazón de la creación artística. Guillermo del Toro, cineasta lmexicano aureado con el Oscar, aprovechó el momento de recibir un Vanguard Tribute para dejar clara su postura sobre la inteligencia artificial, culminando su discurso con una exclamación que resonó en el auditorio: "¡Que se joda la IA!".
El reconocimiento se le otorgaba por su alabada película para Netflix, "Frankenstein", un proyecto que, según sus propias palabras, es un testimonio del esfuerzo colectivo y el talento artesanal. Al aceptar el tributo, Del Toro no escatimó elogios para el reparto de la cinta, que incluye a estrellas como Jacob Elordi y Oscar Isaac, así como para todo el equipo detrás de las cámaras. Mencionó específicamente a diseñadores, constructores, maquilladores, directores de fotografía, compositores y editores, destacando la esencia profundamente humana del trabajo.
"El arte de todos ellos brilla en cada fotograma de esta película que fue hecha a propósito por humanos, para humanos", afirmó el director tapatío, subrayando la naturaleza deliberada de la obra. Con un gesto de gratitud hacia todos ellos, el realizador mexicano extendió su agradecimiento, para inmediatamente después rematar: "y me gustaría extender nuestra gratitud y decir, ‘que se joda la IA.’".
Esta no era la primera vez que Del Toro se manifestaba con tanta vehemencia en contra de la automatización en el cine. Su vínculo con la novela de Mary Shelley es profundo y de larga data, una relación que comenzó cuando apenas tenía once años. Cincuenta años después de aquella primera lectura, el director materializaba su visión en la pantalla. Reveló cómo la historia de Shelley y la imagen de Boris Karloff como el monstruo le sirvieron para entender su propio lugar en el mundo. "Comprendí … a través de su obra y el primer vistazo de Boris Karloff, que yo no encajaba en el mundo de la forma en que mis padres, de la forma en que el mundo, esperaban que encajara", confesó Del Toro. Para él, su sitio estaba "en una tierra lejana habitada solo por monstruos y marginados. Han sido mi familia desde entonces".
La colaboración para "Frankenstein" parece haber reforzado esta visión de hermandad artística y humana. Hablando de sus protagonistas, Del Toro expresó que "Trabajar con artistas tan extraordinarios como Oscar y Jacob ha sido verdaderamente uno de los mayores privilegios de mi vida, y en ellos, encontré otra familia".
El director profundizó en la interpretación de los actores, señalando que su labor va más allá de encarnar figuras arquetípicas. "Ellos no interpretan arquetipos. Dramatizan la condición humana y el anhelo de una conexión en un mundo que los malinterpreta, a ambos, y un mundo donde el dolor solo engendra dolor, lo que es, tristemente, tan urgente ahora, hasta que alguien decida detenerlo", detalló.
La misma convicción había articulado Del Toro meses atrás, en el prestigioso Festival Lumière de Lyon, Francia, durante la presentación de la misma "Frankenstein". Ante una sala abarrotada, el director ya había lanzado una advertencia severa sobre los riesgos culturales y éticos que la adopción de la inteligencia artificial representa para el futuro del cine y la creación en general.
Con un tono apasionado y enfocado en la técnica, el cineasta tapatío explicó que su visión de "Frankenstein" había sido concebida y ejecutada sin la intervención de la inteligencia artificial ni el uso de escenarios creados digitalmente, abrazando un método que prioriza la factura artesanal. "En esta película todos los decorados son reales… Es una ópera, hecha por humanos y para humanos. Es una película que está ahí para recordarnos que el arte no sólo es necesario, sino urgente”, expresó el ganador del Óscar, haciendo hincapié en la necesidad imperiosa del arte hecho con emoción y sensibilidad.
Subrayó el cineasta que la tecnología no posee la capacidad de reemplazar el conocimiento, la emoción o la sensibilidad que confieren significado al arte. Con una advertencia de calado, Del Toro sostuvo que "Cuando nos roban el arte y la emoción, nos llevan a la estética del fascismo". Entre los aplausos que confirmaban la resonancia de sus palabras, en esa ocasión también lanzó una frase que rápidamente fue adoptada por los asistentes: "Y que la IA se joda".
Del Toro ha sido un defensor constante del trabajo manual y la imaginación frente a la creciente marea de la automatización. A lo largo de los años, ha argumentado en diversas ocasiones que la dependencia de algoritmos para generar historias o imágenes termina por empobrecer la esencia del arte. Su más reciente exclamación en los Gotham Awards no fue sino la reafirmación, sonora y definitiva, de una divisa artística que antepone lo humano a la máquina.
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El reconocimiento se le otorgaba por su alabada película para Netflix, "Frankenstein", un proyecto que, según sus propias palabras, es un testimonio del esfuerzo colectivo y el talento artesanal. Al aceptar el tributo, Del Toro no escatimó elogios para el reparto de la cinta, que incluye a estrellas como Jacob Elordi y Oscar Isaac, así como para todo el equipo detrás de las cámaras. Mencionó específicamente a diseñadores, constructores, maquilladores, directores de fotografía, compositores y editores, destacando la esencia profundamente humana del trabajo.
"El arte de todos ellos brilla en cada fotograma de esta película que fue hecha a propósito por humanos, para humanos", afirmó el director tapatío, subrayando la naturaleza deliberada de la obra. Con un gesto de gratitud hacia todos ellos, el realizador mexicano extendió su agradecimiento, para inmediatamente después rematar: "y me gustaría extender nuestra gratitud y decir, ‘que se joda la IA.’".
Esta no era la primera vez que Del Toro se manifestaba con tanta vehemencia en contra de la automatización en el cine. Su vínculo con la novela de Mary Shelley es profundo y de larga data, una relación que comenzó cuando apenas tenía once años. Cincuenta años después de aquella primera lectura, el director materializaba su visión en la pantalla. Reveló cómo la historia de Shelley y la imagen de Boris Karloff como el monstruo le sirvieron para entender su propio lugar en el mundo. "Comprendí … a través de su obra y el primer vistazo de Boris Karloff, que yo no encajaba en el mundo de la forma en que mis padres, de la forma en que el mundo, esperaban que encajara", confesó Del Toro. Para él, su sitio estaba "en una tierra lejana habitada solo por monstruos y marginados. Han sido mi familia desde entonces".
La colaboración para "Frankenstein" parece haber reforzado esta visión de hermandad artística y humana. Hablando de sus protagonistas, Del Toro expresó que "Trabajar con artistas tan extraordinarios como Oscar y Jacob ha sido verdaderamente uno de los mayores privilegios de mi vida, y en ellos, encontré otra familia".
El director profundizó en la interpretación de los actores, señalando que su labor va más allá de encarnar figuras arquetípicas. "Ellos no interpretan arquetipos. Dramatizan la condición humana y el anhelo de una conexión en un mundo que los malinterpreta, a ambos, y un mundo donde el dolor solo engendra dolor, lo que es, tristemente, tan urgente ahora, hasta que alguien decida detenerlo", detalló.
La misma convicción había articulado Del Toro meses atrás, en el prestigioso Festival Lumière de Lyon, Francia, durante la presentación de la misma "Frankenstein". Ante una sala abarrotada, el director ya había lanzado una advertencia severa sobre los riesgos culturales y éticos que la adopción de la inteligencia artificial representa para el futuro del cine y la creación en general.
Con un tono apasionado y enfocado en la técnica, el cineasta tapatío explicó que su visión de "Frankenstein" había sido concebida y ejecutada sin la intervención de la inteligencia artificial ni el uso de escenarios creados digitalmente, abrazando un método que prioriza la factura artesanal. "En esta película todos los decorados son reales… Es una ópera, hecha por humanos y para humanos. Es una película que está ahí para recordarnos que el arte no sólo es necesario, sino urgente”, expresó el ganador del Óscar, haciendo hincapié en la necesidad imperiosa del arte hecho con emoción y sensibilidad.
Subrayó el cineasta que la tecnología no posee la capacidad de reemplazar el conocimiento, la emoción o la sensibilidad que confieren significado al arte. Con una advertencia de calado, Del Toro sostuvo que "Cuando nos roban el arte y la emoción, nos llevan a la estética del fascismo". Entre los aplausos que confirmaban la resonancia de sus palabras, en esa ocasión también lanzó una frase que rápidamente fue adoptada por los asistentes: "Y que la IA se joda".
Del Toro ha sido un defensor constante del trabajo manual y la imaginación frente a la creciente marea de la automatización. A lo largo de los años, ha argumentado en diversas ocasiones que la dependencia de algoritmos para generar historias o imágenes termina por empobrecer la esencia del arte. Su más reciente exclamación en los Gotham Awards no fue sino la reafirmación, sonora y definitiva, de una divisa artística que antepone lo humano a la máquina.
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