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El cine, víctima de la crisis argentina: Perdió tres millones de espectadores

por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
"Homo Argentum"
"Homo Argentum"
Las salas de cine argentinas han atravesado un año marcado por la desolación, y no sólo por la menor cantidad de estrenos nacionales. Los números resumidos por La Nación lo confirman sin matices: en 2025 se vendieron tres millones de entradas menos que en 2024. Las vacaciones de invierno, tradicionalmente el período de mayor afluencia, registraron los peores números de taquilla de los últimos quince años. Esta sangría de espectadores no hizo distinciones, afectando por igual a grandes producciones y a películas independientes, en un contexto donde el escaso atractivo de la cartelera se menciona como una de las causas principales.

En medio de este panorama generalizado de butacas vacías, hubo una excepción notable que funcionó más como un fenómeno aislado que como un indicador de salud del mercado local. "Homo Argentum", la nueva película de Gastón Duprat y Mariano Cohn con Guillermo Francella (que esta semana se estrena en España), logró colarse como la tercera más vista del año, con algo más de 1 800 000 entradas vendidas. Fue la única producción ajena a Hollywood en el top 10 anual, un hecho que se repite de tanto en tanto con films que trascienden lo cinematográfico para convertirse en acontecimiento social, como antes ocurrió con "Relatos salvajes" o "Argentina, 1985".

Sin embargo, los raros contornos de este éxito no sirven para ocultar la realidad de un cine argentino que, pese a su vitalidad creativa y a estrenar cerca de 300 títulos en el año, no logra traducir esa producción en convocatoria masiva. La industria sigue mostrando su proyección internacional, con films como "27 noches" inaugurando el Festival de San Sebastián o "Belén" figurando entre las aspirantes al Oscar internacional. El Bafici, por su parte, confirmó en su programación que las nuevas generaciones de cineastas tienen mucho para contar. No corrió la misma suerte el Festival de Mar del Plata, cuya edición, bajo la consigna "El renacer del esplendor", presentó una propuesta sin perfil definido que resultó indiferente para el público.



El mercado, en su conjunto, mostró una hiperconcentración extrema. Tan solo tres títulos acumularon alrededor del 50 por ciento de los casi 32 millones de entradas vendidas en el año. A la cabeza, de manera abrumadora, se situó la versión con actores reales de "Lilo & Stitch", con casi cuatro millones de tickets, seguida por "Una película de Minecraft" y "Homo Argentum". Fuera de ese podio, el año transcurrió con decenas de lanzamientos que pasaron inadvertidos.

Desde Hollywood llegó una seguidilla de fracasos tanto de ambición masiva –como "Blancanieves", "Elio", "El sobreviviente", "Tron: Ares" y los estrenos de Marvel "Thunderbolts", "Los 4 Fantásticos: primeros pasos" y "Capitán América: un nuevo mundo"– como de autor –"Cacería de brujas", "La máquina", "El gran viaje de tu vida", "Springsteen: música de ninguna parte"–. Algunos estrenos independientes estadounidenses como "Una batalla tras otra" y "Pecadores", protagonistas seguros de la carrera por el Oscar, lograron un poco más de atención.

Ante la crisis de público, los exhibidores reforzaron la oferta de contenidos alternativos. El animé funcionó especialmente bien, con los reestrenos de Studio Ghibli y lanzamientos como "Demon Slayer: Castillo infinito" que rindieron por encima de las expectativas. También siguió creciendo el plan de reestrenos en pantalla grande de títulos clásicos de distintos géneros, una estrategia que parece haber llegado para quedarse. Por el contrario, el cine extranjero de autor sigue en retracción, limitado a un circuito de salas cada vez más pequeño y aparentemente resignado a no recuperar al público que se alejó de las salas tras la pandemia. Este déficit fue muy llamativo en algunos casos: hubo, por ejemplo, solo siete estrenos de origen español.

En el plano institucional, el cine argentino vive un momento de incertidumbre. Este mismo mes se renovó la directiva de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas Argentinas en una asamblea que reunió a más de ochenta participantes. El encuentro estuvo marcado, según se informó, por la preocupación ante el futuro del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), tras la reciente modificación del financiamiento cultural derivada del artículo 195 de la reforma laboral. En este contexto, la institución sumó al actor y director Juan Minujín y al director y escritor Andrés Di Tella a su Comisión Directiva.

La asamblea, que concluyó con una cena, contó con la presencia de referentes como la cineasta argentino-alemana Jeanine Meerapfel, presidenta de la Akademie der Künste de Berlín, y Luis Scalella, productor argentino y presidente reelecto del Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos (FIAPF). En el encuentro se abordó en profundidad el impacto de los cambios legislativos sobre el INCAA.

La nueva Comisión Directiva quedó conformada con Hernán Findling en la presidencia, acompañado por Sabrina Farji como vicepresidenta primera y Daniel Pensa como vicepresidente segundo. Pablo Ingercher fue designado secretario y Vanesa Pagani tesorera. Completan la lista vocales como Andrés Di Tella, Horacio Grinberg y Andrea Frigerio, entre otros. Juan Minujín figura también como suplente.

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