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Crítica: "Todo saldrá bien", ¿no?

por © NOTICINE.com
Por Ingrid Ortiz    

Una mujer regresa a casa de su madre para acompañarla en sus últimos días de vida, junto a una hermana amargada y resentida que se ha ocupado de ella durante años, pero el anunciado fallecimiento no llega nunca. ¿Qué puede salir mal? Este es el argumento de "Todo saldrá bien", la nueva película de Jesús Ponce ("15 días contigo", "Déjate caer") que se estrena este viernes en España, y que se suma al estilo de denuncia que le ha dado a conocer entre el público.

"Todo saldrá bien", lejos de describir la historia, nos convence de que es real. Una película de difícil digestión, pero necesaria, que ahonda en un problema que muchos padecen en este país: la dependencia familiar. Y lo hace sin caer en moralismos, de forma cruda, sin lecciones ni soluciones, lo cual es de agradecer. El propio director afirmó en un encuentro con la prensa madrileña que "el que ve la película no va a cambiar el mundo cuando salga del cine, pero no podrá negar que conoce el problema".

Ya el primer largometraje de Ponce, que retrataba la vida socialmente incómoda de los sin techo, era toda una declaración de intenciones sobre un tipo de cine comprometido: nada de comedias simplistas y dulces para antes de dormir. En ese tiempo escribió el guion de "Todo saldrá bien", pero no ha sido hasta pasados doce años cuando por fin se decidió a rodarla. Y lo sorprendente no es ese tiempo de espera, sino la vigencia que conserva en el panorama actual.

Se trata, por tanto, de una película con pocas (o ninguna) virtuosidades técnicas, pero sí cuenta con un guión potente que busca remover la conciencia del espectador, y cuyo peso recae en la emotiva y compenetrada actuación de sus protagonistas: Isabel Ampudia, que repite con Ponce, y Mercedes Hoyos.

Isabel (ambas actrices comparten nombre con su personaje) es la hermana urbanita que marchó a Madrid en busca de éxito, mientras que Mercedes se quedó anclada en ese pueblo aislado de la Andalucía profunda viendo cómo el tiempo pasaba para todos menos para ella. Así, las deficiencias del sistema sanitario, el alcohol, el rencor y la soledad giran en torno al leitmotiv de la madre sollozante a la que nunca vemos pero, al igual que el problema, sabemos que existe.

Ambas actrices representan dos polos opuestos que llevan a la incómoda pregunta de ¿qué haríamos en su lugar?. Esa relación de amor-odio entre las hermanas es de lo mejor de la cinta, con diálogos secos y cortantes, llenos de réplicas y contrarréplicas que se lanzan como balas de una lengua afilada a otra, pero sin perder esa infantilidad que un día compartieron. ¿Y qué hacer, si no, cuando todo es "cuestión de tiempo"?

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