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Crítica: "Emilia", viaje interior

por © Escribiendocine- NOTICINE.com
"Emilia"
"Emilia"
Por Juan Pablo Russo    

La opera prima de César Sodero, "Emilia" (2020), estrenada en el Festival de Rotterdam y más recientemente vista en el Festival Asterisco, muestra el viaje interior de una joven que luego de romper con su pareja regresa al pueblo donde nació para reconstruirse de un pasado del que no quiere escapar.

Emilia (Sofía Palomino) rompe con Ana y se muda de Buenos Aires al pueblo sureño que la vio nacer. Se instala en la casa de su madre (Claudia Cantero) que mantiene una relación con un hombre (Jorge Sesán) menor que ella, comienza a trabajar como profesora de educación física en un colegio secundario y conoce a Manuel (Ezequiel Díaz), otro profesor que le tira onda, tiene sexo con Cristian (Fernando Contigiani Garcia), el marido de su mejor amiga, y finalmente se "enamora" de una alumna (Nina Dziembrowski). Situaciones que la conducen por un sendero errático sin principio ni final pero que la ayudarán a redefinir una vida sin presente que transcurre entre el pasado y el futuro.

Para Emilia, el personaje central de la película, el presente no existe, resulta un simple juego donde las reglas no importan. Su vida está anclada en el pasado con Ana y el futuro que no se animó a vivir. En el pueblo los secretos parecieran una norma social que rige la vida de todos y Emilia lo sabe y hace uso y abuso de ellos, aunque ella también guarda los suyos y otros saben cómo usarlos. Sodero también juega con eso y utiliza una puesta en escena donde muchas veces el plano sonoro está fuera del campo auditivo del espectador, que como los habitantes del lugar, supone más cosas que las que se explicitan.

Emilia es una película introspectiva, donde la cámara elegante de Pigu Goméz sigue de manera constante al personaje, aunque gran parte de lo que exteriorice esté marcado por las contradicciones internas, y su realidad se encuentra en completa oposición a lo que expresa, como el colorido paisaje urbano de las casas frente a una Emilia opaca, inmersa en un mar de sensaciones que no puede (o no quiere) manejar, o la simetría en la composición de los planos frente a la compleja inestabilidad emocional que atraviesa.

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