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Crítica / Cinélatino: "Aurora", kilos de sutileza que hacen reflexionar

por © NOTICINE.com
"Aurora"
"Aurora"
Por Lucía Martín Muñoz    

"Aurora", dirigido por Paz Fábrega y coproducido entre Costa Rica, México y Panamá, que forma parte de la sección competitiva del Festival CinéLatino de Toulouse, es un relato sobre el embarazo adolescente tratado con extrema sensibilidad y sutileza, que plasma una realidad muy común sobre la que es inevitable hacer elecciones morales.

El film narra la historia de Aurora, una arquitecta y también maestra, que utiliza el arte como método didáctico. En su trabajo conoce a Julia, una joven embarazada, que, aturdida por esa situación que le ha tocado vivir sin estar preparada y con un desconocimiento total sobre cómo proceder, intenta provocarse un aborto. Esta se niega a contárselo a su familia, y es Aurora la que desempeñará ese papel de madre ofreciéndole su casa y mostrándole todas las opciones que tiene a su alcance.

El conflicto nace de la búsqueda de lo que es correcto en una sociedad muy tradicional, la centroamericana, que ejerce toda la carga del embarazo sobre la madre. Se plantea el autodescubrimiento de la sexualidad por parte de la juventud y del desconocimiento de esta sobre las medidas de protección. También se muestra ese machismo que impone el rol de madre a cualquier mujer que quede embarazada independientemente de su edad, con su consecuente culpabilización.

El tema es la decisión. En este caso no es completamente libre pues hay una imposición de ideas inculcadas culturalmente sobre la mujer que se queda embarazada, y de un Estado que coarta libertades al no permitir en ciertos países el aborto libre, legal y gratuito. Estos hechos ponen entre la espada y la pared a la joven que no sabe si quedarse al bebé y dejar su vida de lado, o darlo en adopción sin la posibilidad de volver a verlo. Una decisión muy dura para una joven que apenas comienza a vivir.

Tanto Aurora como Julia, comparten esa necesidad de desaparecer; mientras que la joven quiere huir para no atenerse a la crítica de su familia, Aurora, como arquitecta, parece haber construido un muro alrededor de ella, creando su propio mundo en el que se siente cómoda pero que dista mucho de la realidad. La huida se convierte en el trasfondo del film; en el caso de Julia es literal porque escapa de su casa y la arquitecta, del mundo real.

Aurora personifica el progreso, con voz dulce y suave, apoya, deja decidir y acompaña a la joven; mientras que su madre representa a una sociedad tradicional y anticuada, que a través de gritos, le autoimpone quedarse con el bebé y dejar los estudios.

La fotografía es muy personal y la iluminación muy suave, concordando con las líneas generales del largometraje que ofrece sutilidad y delicadeza. Las actuaciones son magistrales y muy naturales, y los personajes están extremadamente conseguidos. Debido a la poca profundidad de campo, los detalles y los gestos de las protagonistas son clave, ofreciendo una gran carga emotiva y empática al espectador.

El final parece representar una ensoñación en el que la joven escoge la decisión que considera correcta y escapa del mundo junto con el apoyo de Aurora. Estamos ante un cine de verdad nacido con propósito y cariño para hacerte reflexionar.

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