Por Lucía Martín Muñoz    

"Uzi", de José Luis Valle, invita al espectador a sufrir en sus propias carnes el sentimiento de soledad en la vejez, a través de la historia de un anciano abocado a la violencia. El film mexicano se ha presentado esta semana en el Festival CinéLatino de Toulouse, Francia.

Uziel, apodado Uzi, es un anciano que tiene un pequeño negocio de baños públicos en ruinas. Sin nadie que entre a su local, el hombre apenas puede costearse comprar comida, aunque sigue cuidando de ese lugar con la esperanza de poder reflotarlo de nuevo. Un amigo suyo del pasado aparece para proponerle un trato: volver a ser sicario, tan solo una vez más a cambio de un dinero que necesita. Un pacto que hubiese sido más fácil de cumplir, si no fuese por su encariñamiento con la supuesta víctima.

En la primera parte de la trama acompañamos a Uzi en su rutina diaria; aunque sin apenas diálogos, la escena tesis ya describía al personaje; un hombre sumido en una soledad y desamparo continuos debido a su edad y a la pobreza en la que vive. En el midpoint y como gran giro argumental se le plantea la posibilidad de ganar dinero a cambio de matar a alguien, un hecho que sorprende a un espectador que no esperaba descubrir el pasado como sicario del protagonista. La rotundidad con la que acepta llevar a cabo el encargo, choca con su incapacidad de matar siquiera a un cangrejo, algo redundante a lo largo de la trama y que nos lleva a un final algo esperable.

El largometraje habla sobre la vejez, sobre lo que conllevan esas primeras canas. Esto se aprecia en la imposibilidad de entrar de nuevo al mundo laboral, poder ganar dinero, y de esta forma, que su única opción se convierta en aceptar un trabajo como sicario.

A pesar de ser una película larga y densa, principalmente por los pocos diálogos que hay, consigue captar la atención de quien se encuentra frente a la pantalla, a través de un conflicto extremadamente potente. No solamente se pone de manifiesto la cuestión moral sobre el hecho de asesinar a alguien que desconoces a sangre fría, sino la ruptura del arco de transformación del personaje. Uzi es una persona pacífica e inofensiva, que había recapacitado sobre ese pasado más sangriento y cuyos valores estaba a punto de traicionar.

La violencia se plantea durante todo el relato, aunque sin llegar a ser explícita. Esta se muestra en las experiencias que comparte el anciano con un amigo sobre matar animales, a la expansión del crimen organizado en el país, y hasta el propio título del film, "Uzi", nombre que también se le da a una marca de armas automáticas.

La fotografía es correcta, pero no destaca demasiado por su personalidad; sin embargo, sobresale la labor de arte, maquillaje y peluquería, que hacen que el personaje se pueda definir con tan solo su apariencia y su local.

"Uzi" brinda emotividad, delicadeza, pero sobre todo un propósito: desmarginalizar la vejez y criticar el grave problema del crimen organizado, y de la violencia que inunda el país latinoamericano.

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