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Crítica San Sebastián: "Rainbow", aburrimiento lisérgico sobre el arco iris

por © Cineuropa.org / NOTICINE.com
"Rainbow"
"Rainbow"
Por Alfonso Rivera / Cineuropa         

Paco León se lo ha pasado en grande rodando "Rainbow",  (2022), una película colorida, cantarina y festiva, pero el público no disfruta igual contemplándola. Al actor, escritor, director y productor,  de gran carisma y super poderes en las redes sociales, le gusta hacer covers: si en "Kiki, el amor se hace" facturó una versión de una película de las antípodas, en su nuevo trabajo se atreve a reinterpretar, desde su mirada desacomplejada, plurisexual y generosa, al mismísimo "Mago de Oz", clásico de Hollywood que sirvió, entre otras muchas cosas, para convertir a los amigos de Dorothy, su protagonista, en iconos del colectivo LGTB.

Pues "Rainbow", que se ha estrenado en el 70 Festival de San Sebastián, entre las proyecciones del Velódromo (una sección popular en una sala acondicionada para casi 3000 espectadores), contiene, entre otros muchos elementos, su correspondiente reivindicación a la diversidad sexual. Ése es uno de sus pocos valores, porque, en general, el cuarto largometraje del cineasta sevillano provoca confusión y, lo peor que le puede pasar a un proyecto que se supone divertido: aburrimiento.

Y no parece que en el rodaje se hayan aburrido, pues contiene hasta una fiesta que culmina una trama que, como su protagonista, no acaba de encontrar su rumbo, deambulando entre la road movie, el delirio almodovariano y el homenaje estupefaciente. Todo ello al servicio de la joven Dora Postigo, hija de la desaparecida Bimba Bosé (con la que guarda bastante parecido físico) y del productor Diego Postigo, y que aún tiene que demostrar ese talento en el que León ha confiado ciegamente.

La secundan dos grandes Cármenes de España: Carmen Maura y Carmen Machi, que aquí encarnan a las brujas del original revisitado, pero en modo lésbico y discutidor que recuerdan a la damas patéticas de "¿Qué fue de Baby Jane?". También, cómo no, están los amigos que Dora va haciendo en su huida a no se sabe dónde: un simplón al que libera de sus cadenas, un procrastinador suicida y un africano discriminado por su hermano. Con ellos, calzando plataformas brilli-brilli y tomando sustancias alucinógenas, seguirá un camino de líneas amarillas alocadas que desemboca en una Ciudad Capital con el skyline de Benidorm.

Posee por lo tanto "Rainbow" suficientes elementos para entusiasmar, hacer reír, sorprender e insuflar subidón… pero no lo consigue casi nunca, pues ni funciona como comedia absurda ni como musical petardo. Tampoco como catálogo de presencias sorpresas (desde la madre del director, Carmina, vista en sus dos primeros films, a la de Samantha Hudson). Eso sí, León ha tenido toda la libertad del mundo (y el presupuesto) para rodar lo que ha querido, una película que se olvida con mucha más rapidez de lo que cuesta verla. Tal vez ese sea su objetivo y no deberíamos exigirle más: que, como toda fiesta, no deje mucha resaca. Ya lo advirtió Paco en su presentación: "Esto es una road-tripi".

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