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Crítica Netflix: "Ruido", el dolor y la búsqueda

por © Correcámara.com-NOTICINE.com
"Ruido"
"Ruido"
Por Miguel Ravelo    

Tras sus exhibiciones en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el Festival Internacional de Cine de Morelia y su presentación en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México el pasado mes de noviembre, "Ruido", tercer largometraje de la realizadora mexicana Natalia Beristáin, llegó este 5 de enero a algunas salas mexicanas  y el próximo 11 de enero a los hogares de buena parte del mundo a través de Netflix.

En "Ruido", Beristáin nos presenta la historia de Julia (Julieta Egurrola), a quien conocemos al cumplirse nueve meses de la desaparición de su hija Gertrudis, o Ger, como ella llama cariñosamente. Julia, protagonista y guia de los espectadores dentro de un remolino infernal y doloroso, es una de tantas madres mexicanas cuyas hijas un día, sin más, desaparecieron. Salieron un momento de su casa, fueron a ver a su novio o de vacaciones con sus amigas y de pronto los días comunes y tranquilos se convierten, en un instante, en horas de angustia y desesperación que se sienten eternas.

Tras una experiencia más en la que las autoridades encargadas de la búsqueda de su hija hacen gala de la ineficacia por las que son reconocidas, Julia decide tomar cartas en el asunto y buscarla ella misma. Rastrear los lugares en los que se le vió antes de desaparecer y dejar todo, arriesgar todo, con tal de encontrarla. De saber su paradero. De intentar volver a respirar y recuperar esa paz que le traería reunirse con su hija, saber qué fue de ella. Convencerse de que lo vivido los nueves meses previos fue tan solo una pesadilla que es posible dejar atrás, consiguiendo reconstruir su vida, aunque la realidad cada día se vuelva más cruel.

La búsqueda de su hija mostrará a Julia una realidad que en México se ha vuelto habitual. Tras acudir a ministerios públicos a relatar por centésima vez el último día en que vio a Ger, a morgues a reconocer cadáveres temiendo encontrar en uno de ellos a su hija sin vida, y a grupos de búsqueda de personas desaparecidas, Julia conoce a Paola (Teresa Ruiz), una periodista que se une en su búsqueda y le proporciona el apoyo para abrirse paso en un camino doloroso que con cada paso vuelve más evidente la podredumbre, corrupción y complicidad entre la autoridad y el crimen organizado.

Resulta imposible hablar de "Ruido" sin mencionar el extraordinario trabajo de Julieta Egurrola, quien además de llevar el rol protagónico es también madre de la realizadora. Natalia Beristáin consigue un logro mayor al darle a su madre la tarea de encarnar a la protagonista de una historia tan dolorosa. El encargo para Egurrola tampoco resulta sencillo, pero consigue habitar con cada fibra de su ser a un personaje tan exigente como Julia. Vuelve suya cada lágrima, cada grito de desesperación. En su mirada cohabitan el dolor más profundo, pero también la mayor de las esperanzas. La rabia absoluta y el deseo de conocer la verdad, por dolorosa que ésta sea. La mancuerna entre directora/hija y protagonista/madre es uno de los puntos más destacables en "Ruido"; uno que debería suponer para Julieta Egurrola todos los reconocimientos a su interpretación.

Coescrita entre Beristáin, Diego Enrique Osorno y Alo Valenzuela, "Ruido" coloca a los espectadores junto a Julia, acompañándola en su viaje de dolor, dando con ella cada paso y volviéndoles parte de su búsqueda, viviendo su desesperación y compartiendo su impotencia. Cabe destacar el trabajo fotográfico de Dariela Ludlow, ganadora del Ariel por "Noche de fuego" (T. Huezo, 2021), en donde la cámara se vuelve una más de esas mujeres que buscan a sus hijas, hermanas y madres, que piden justicia y ponen en riesgo su integridad por el más pequeño indicio que las lleve a saber qué fue de sus familiares desaparecidos. Beristáin sabe tratar un tema especialmente complicado con la sensibilidad y el respeto necesarios, sabiendo mantenerse firme al contar una historia que duele y continúa lastimando. La historia de una realidad terrible que cada día crece más en un México que encuentra difícil seguir respirando, que intenta siempre alcanzar una paz que se sabe cada vez más lejana.

Resulta importante destacar que las mujeres con las que Julia se encuentra durante su búsqueda son interpretadas por personas que realmente están buscando a sus familiares desaparecidos. Para lograr retratar la realidad de miles de mujeres mexicanas que sufren esta situación, Beristáin contó con el apoyo de colectivos como Voz y Dignidad por los nuestros S.L.P., A.C; Fuerzas Unidas por nuestros desaparecidos en Nuevo León, A.C.; Mesa de mujeres de Ciudad Juárez Solecito (Veracruz); Crianza feminista; Colectivo Buscándote con amor, Estado de México, entre otras personas y asociaciones que dedican sus días a luchar contra la impunidad y apoyar a las familias de personas desaparecidas.

"Ruido" no resulta una película sencilla o de fácil visionado. Es una obra dura, angustiante, que pone frente a nosotros una realidad que nos devora. Es cine mexicano que cada día se siente más necesario, una herramienta más para alzar la voz mientras retrata el clamor por una justicia que se exige a gritos, pero que jamás llega. Con "Ruido", es notorio que Natalia Beristáin no busca solamente contarnos una historia sino provocarnos, hacernos reaccionar y transmitir el grito y la desesperación de las madres que buscan a sus hijas, a cada familiar que les fue arrebatado y que con cada día de búsqueda en las fosas clandestinas, en los terrenos baldíos, en las bodegas abandonadas, luchan por alcanzar una realidad en donde esto sea solamente un doloroso recuerdo del que fue posible escapar.

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